4. Algo recíproco

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Sostuve mi nariz con una bolsa con hielo mientras observaba a el par de idiotas cuchichear entre ellos.

Ella enrojecía mientras él la miraba con los ojos entornados y sorprendidos. Y luego decía algo que la hacía sonreír, y luego ambos hacían los mismos gestos y sonreían de la misma manera cuando una de las amigas de Haven se acercó.

Que par de tontos.

Y yo no podía estar más malhumorado. La nariz me dolía y mi cuerpo estaba frustrado por el plantón que me metió Haven apenas ella se corrió.

Hice una mueca mientras volteaba a ver a mis amigos y me centraba más en la conversación.

—... colgado de ella... —Deven y Steve sonreían con burla mientras Fred les fruncía el ceño y hablaba con Deana.

Deven le hizo gestos sexuales y Fred le sacó el dedo corazón mientras su ligue no lo miraba.

Tan solo ver ademán, recordé a Haven y una decenas de veces en las que me lo había hecho.

—Por lo menos alguno de nosotros va a tener algo serio con alguien —Steve, que tenía las manos en sus bolsillos se encogió de hombros y me señaló con la barbilla—. Tu vas a ser el próximo.

Yo enarqué una ceja e hice una mueca incrédula.

—¿Próximo en qué?

—Oh, venga. Te gusta Haven. La verdad no te culpo —él la miró y yo hice lo mismo, estaba riendo mientras le golpeaba el hombro a su sanguijuela—. Estoy seguro que, si no tuviera cara de "si te acercas te rompo los huesos" incluso yo le compro una isla para invitarla a salir.

Rodé los ojos.

—No es cierto —sentencié.

—¿No es cierto lo de qué? ¿Que te gusta o que todos iríamos tras ella?

—Ambos —solté y le di un largo sorbo a mi cerveza—. Todos sabemos que...

—... Haven es una presumida cerebrito de mal carácter que tiene una voz irritante —Deven se cruzó de brazos mirándome con molestia—. Siempre con el mismo discurso erróneo.

Se me olvidaba que el idiota era su amigo. De hecho, por eso estaba ella aquí. Bueno, eso y para invitar a sus amigas. Oí a Deven decir que no podría elegir entre Teal y Braidy.

—¿Erróneo? —pregunté casi con burla, y Deven asintió.

—Haven no tiene nada de lo que dices y lo sabes, Jools —me apuntó, y luego una sonrisa maligna le comenzó a nacer en el rostro—. Y mejor mide tus palabras, porque ahora vas a pasar mucho tiempo con ella y podrás ver mucho más de lo que aparenta.

Bueno, la verdad ya había visto mucho más y no me disgustaba en lo absoluto.

Pero luego, a mi mente vino el momento en el que ella mencionó lo que le sucedió en unos baños cuando era pequeña. Sus ojos con determinación al discutir y defender sus ideas al hacer el proyecto, la manera en la que se sonrojó cuando la miré fijamente o la impulsividad con la que actuó cuando vió a su padre en casa.

Tragué saliva.

Mis ojos giraron hacia su dirección y todos esos recuerdos de su imagen se distorsionaron sobreponiéndose el que estaba viendo.

Terrence y ella paseándose por el centro mientras se mecían y cantaban una canción que había escuchado un par de veces pero que la verdad no conocía.

Solo escucharla y verla reír con burla me hizo aterrizar y darme nuevamente cuenta de lo irritante y escandalosa que me resultaba su personalidad cuando estaba en confianza.

Puntos extrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora