—¿Se siente bien? —pregunté y ella asintió.
Sonreí contra sus labios y comencé a besarla mientras mis dedos bajaban a su intimidad y tanteaba como iba el asunto.
Estaba completamente lubricada. Mis dedos resbalaban sobre la tela de sus bragas. Estaba empapada y con maldad tomé sus bragas y las alcé para que su entrepierna se apretara.
Jadeó y meneó las caderas.
No podía dejar de pensar en que ha estado repitiendo ese movimiento varias veces, la ropa de alguna forma de estaba lastimando por las raspaduras que me causaba la fricción en los muslos.
Quité toda su ropa. Las bragas cubrían solo un lado de sus piernas a la altura de la rodilla.
Entonces despegué el succionador y lo dejé en mi lugar favorito.
Escuché el sonido húmedo y luego todo su cuerpo se tensó.
—¿Te gusta? —pregunté. Haven tenía su rostro completamente rosado, acalorado, algo sudado y le costaba respirar. Parecía haber acabado de tener un revolcón cuando ni siquiera habíamos comenzado realmente—. Dime, ¿qué sientes?
Le subí la potencia y ella cuando abrió la boca, en vez de contestar y decir algo coherente ahogó un gemido y enterró su rostro en la curva de mi cuello.
Quería escuchar su voz. Quería que ella me dijera de sus labios y con su propia voz lo mucho que le estaba gustando todo. Pero no lo hizo y decidí darle un empujón.
Dejé el aparato y bajé mi propia mano y acaricié su entrepierna lo más suavemente posible.
—Jools, no lo detengas —suplicó.
—Con que te gustó. ¿Segura que lo quieres de nuevo?
—Sí —su ansia me acaricio la piel.
Busqué su mirada para unirla con la mía, pero no podía encontrarla. Enganché el succionador a su pezón pero no obtuve alguna reacción. Me quedé algo quieto hasta que ella, por si misma me prestó atención y se lo dije con toda la seriedad y compostura que pude reunir.
—¿Cómo se sintió? —pregunté con la voz demasiado baja—. Debo saber como, quiero estar seguro de que no es algo que te molesta o incomoda.
—Se siente como... como si tu boca... succionara ahí.
—¿Como cuando te hago un oral? —cuestioné y me dieron ganas de hacerle uno al recordad su calidez.
Trató de acomodarse mucho más cerca de mí, pero no la dejé hacerlo. La tomé firmemente por los glúteos y la mantuve a distancia de mí. Observando, observando y observando. Cada parte de su piel, de sus nervios, los vellos y el sudor.
—Jools... —se quejó, y tuve la impresión de que estaba sufriendo. Mi control tembló y solo un segundo pensé en dejar que hiciera lo que quisiera conmigo. Pero no podía, no podía solamente renunciar a mi curiosidad, y tampoco podía echar por la borda mi trabajo en su lívido. Estaba seguro que, si comenzábamos enseguida no la iba a disfrutar como deseaba.
—Si lo haces no podré controlarme —admití—. Y quiero jugar un momento contigo.
Planté mis labios en los suyos, si detener nada. Jugando con mi lengua y probando su humedad. Sus manos subieron por mi cabello, acariciaron mis hombros, enviaron corrientes por mi piel.
Dejé que nos fundiéramos el uno en el otro hasta que ya no pude respirar. Eché mi cabeza hacia atrás, respirando con agitación. Pero ella no pareció notarlo. Sus ojos tenían una mirada salvaje, y su cabello alborotado se pegaba en torno a su cara mientras su aliento me besaba la piel.
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Puntos extras
Teen FictionTodos lo sabemos: Jools y Haven no se soportan. Él era matemático. Ella de humanidades. Él odiaba el café frío. Ella solo tomaba bebidas con hielo. Él hacía deportes. Ella... caminaba. Pero algo que realmente sí que coincidían era en esto: Qu...