"Es chiquita, violeta y de cartulina, como vos"No se me ocurre otra manera de comenzar a escribir este relato más que con esa frase, podría ser mí frase, debería de patentarla, pero no lo es, ya que no habla de mí, yo soy todo lo opuesto a ella, grande, azul y de madera(? O algún material poco flexible, que se oxide o sea muy tosco.
Todo se debe a mi habilidad principiante para los origamis y la búsqueda de materializar un sentimiento, porque el sentimiento está, pero la persona no.
Y no porque está en un cajón bajo tierra, sino porque esta a kilómetros de mí.Retomando mi habilidad con el origami, por la cual hace poco fui adulado y llamado "Hombre super dotado o genio", si supieran que todo se debe a las ganas de evitar el aburrimiento y un par de tutoriales de youtube.
La idea nace de una hermosa canción, hablo de: "Saber cuando parar - Las pastillas del abuelo".
Citando la letra para que lean y comprendan a que quiero llegar.
"No sé cuántas rosas te habrán regalado ya, pero tengo todavía la esperanza de saber que, de todas esas rosas que te dieron, ninguna fue de papel"
Una rosa, una rosa de papel, ese iba a ser el regalo, pero caí en la cuenta de que no soy el único fan de las pastillas y que si se cruzaba con otro antes quizá le daba una, ya que la distancia no me permite el placer de conocerla.
Así que rebuscando y pensando en algo tan único como ella, encontré una cartulina violeta y comencé a hacer este arte de doblar la cartulina para crear una rosa, en un intento de expresar lo que siento agregue esa frase del inicio al pie de la foto, y no pudo ser más perfecto, fueron las palabras justas en el momento justo.
Esta de más decir que me cuesta expresar lo que pienso o prefiero guardarlo y representarlo en obras abstractas para evitarme preguntas.
Pero esto ultimo no funciono porque la pregunta llego, y no hay origami que me salve de responderla, así que acá estoy, intentando otra forma de interpretar lo que siento hacia esta persona. Usando una aplicación llena de lectoras/es hormonados y vírgenes que fanean famosos y escriben historias sexuales sobre ellos, tampoco me voy a quejar tanto, ya que la estoy usando también y si conozco de lo que hablo es porque quizá leí alguno, claramente no sabia que iba a terminar así.
Me voy de mambo pero bueno el tema es que hay una pregunta que tiene muchas respuestas posibles y si tratara de adivinar la correcta seria un payaso mentiroso al que le gusta jugar con los sentimientos de la gente, no niego que a veces lo sea, pero esta ves no se trata de adivinar, ni de mentir, sino de saber lo que siento por esta mujer.
Para seguir evitando esta pregunta, quería hablar de algo que descubrí hace poco y no explique en esta historia, el hecho de materializar un sentimiento, como lo hice con esta rosa de cartulina.
Y es que leyendo un libro de cuentos selectos de Allan Poe, me tope con uno llamado "Ligeia" donde el autor describe con una delicadeza y un detalle a esta mujer, que no hizo más que hacerme recordar a ella, a sus ojos, esos ojos raros como ella les dice y sí, son los ojos más raros que ví. Inundados de una fragilidad que se pierde en esas pupilas lejanas.
Pero Poe me hizo caer en cuenta de lo que hago, esto de materializar los sentimientos y las expresiones como nombra en este cuento, ya que habla sobre la mirada de su amada y como se puede reflejar en eventos de la vida real.
Esto fue lo que hice con esta rosa violeta y de cartulina.
Todavía tengo que encontrar un lugar, una caja, una que sea perfecta para guardarla y nunca perder la esperanza de algún día poder entregarla.
La pregunta es:
¿Qué te pasa conmigo?
Y no la respondí, en un intento exitoso por no hacerlo le retruque la misma diciendo que yo había preguntado primero, y su respuesta fue la que esperaba, no lo sabía y no lo podía explicar, y responderle lo mismo hubiera sido lo fácil, así que ni siquiera respondí.
Y es que me pasa muy parecido a ella, lo que para mí era algo de una vez, se volvió diario, no me acostaba sin un "Buena noche" y sabia que era absurdo, cierta parte de mí quería que eso durara para siempre claro que la mayoría de mí entendía que no es más que una sensación pasajera.
Y quizá lo tomaba como un juego, el estar ahí, charlando con alguien que me ordenaba la vida y siendo yo quien la alejaba un rato de esta realidad.
El tiempo pasa y dejo de hablar con ella, por cuestiones de orgullo y de pensar que conmigo no puede avanzar, me recorre el cuerpo esa sensación de suficiencia personal pero de falta de tacto y afecto hacia los demás.
Es un hecho que disfruto mucho de la soledad, la encuentro igual de tranquilizadora que algunas compañías, y resignado a saber que nunca la voy a conocer, vuelvo a mi vida.
El desenlace a partir de acá es como hacer para no pensar en alguien que te dice que todos los días piensa en vos.
Y no se puede, más cuando estas atado a ella por algo físico como lo es ese pequeño origami de cartulina.
No se como seguir, tengo que pensar en una respuesta a esa pregunta.
ESTÁS LEYENDO
Historias Y Relatos
ContoNo tengo muy pensado una descripción, hace mucho no escribía y bueno eso.