Jeimy

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Soy feliz?, vale la pena todo el esfuerzo?, para que hago esto si algún día moriré y no podré llevar nada conmigo.
Todas estas son preguntas que llegan a mi mente mientras estoy sentada en la cama pensando en cómo ponerme de pie para ir a trabajar.
Miro el reloj que cuelga de la pared frente a mi cama y marca las 3:00 am, hoy será un turno horroroso.
Después de un buen baño, unas dos tazas de café bien cargado salí del edificio a esperar que pasen por mi. Estaba con los ojos cerrados, recostada al poste de luz cuando la bocina de un auto me hace saltar del susto.

-me puedes provocar un infarto- digo cerrando la puerta para luego colocarme el cinturón de seguridad-

-lo siento mi amor- hace un puchero y reímos a causa de eso, el auto comienza avanzar en la carretera-

- hoy no quería despertar, te juro que a medida que envejezco se hace más difícil-

- no estamos tan viejas, no exageres-

- Camile ya cuando entras a los 30s  lo estás.-

-dramatica-

Mi amiga le restó importancia a mis interminables quejas y en poco tiempo estábamos en el hospital, donde teníamos una reunión hoy.

Al entrar nos encontramos a Mateo que es nuestro otro compañero y nos dirigimos juntos a la sala de juntas en el tercer piso. Entramos y habían varias enfermeras y doctores que ya conocemos, entro el director médico y comenzó la reunión.
Después de casi una hora hablando cosas que a nosotros como paramedicos no nos interesan, pudimos salir del lugar.

-quieren ir por unas donas a la cafetería- dice Mateo sonriente-

-si porfavor- Camile toma mi brazo y me lleva con ellos-

Tenía muchas ganas de una dona de chocolate. al llegar a la cafetería, paramos frente a la vidriera donde esta los dulces y al sentir el olor de todas esas delicias, unas fuertes náuseas se hicieron presentes, lo ignore pensando que talvez es porque no desayune y estoy pensando en comer dulce a las 5:00 de la mañana.

Mis amigos compraron su dosis diaria de azúcar, yo pedí una dona de chocolate y un capuccino. Me senté junto a ellos en la mesa y el solo verlos comer me causó malestar, mordi un pedazo pero me tocó salir corriendo para el baño y vomitar hasta más no poder.

-esta bien?- pregunta Camile del otro lado de la puerta-

-si.-

Salí del cubículo y fui al lavabo, compré un cepillo de dientes de la máquina expendedora y me lavé bien para luego salir.

-segura estas bien, te ves algo palida- estaba recostada a la puerta con una cara de incredulidad-

-estoy bien Cam, no te preocupes-

------‐-- más tarde

Pasé el resto del día mal, muy fatigada y con náuseas, talvez enferme del estómago pues en este trabajo no se sabe. Por suerte no nos a tocado ninguna emergencia de gravedad y todo está bastante tranquilo.
Finalizado nuestro turno Camile quería ir por unos tragos pero me siento realmente mal, estoy cada vez más convencida de que estoy enferma.

- vamos Jeimy... yo invito!, no digas que no!- hace un puchero y un gesto se suplicas con sus manos-

- me encantaría pero me siento muy mal, creo que estoy enferma.-

- se que son excusas pero esta bien, te llevo?-

- no! Tranquila, tomaré un taxi- me despedí con un beso y un abrazo-

Todo el trayecto a mi casa en el taxi me sentí fatal, debí quedarme en el hospital para que me atendieran.

- estoy en casa!- dije pasando hacia  la sala de estar y tirándome pesadamente sobre el sofá -

30tonasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora