¡¡¿MI HIJO?!!

Un Pastel de Cumpleaños

Dazai estaba avergonzado. Sólo Mori y Kouyou lo sabían, y estaban dispuestos a ocultarlo durante mucho tiempo más.
La pelirroja ayudaba a Chūya con los preparativos de una fiesta sorpresa para el nuevo integrante de la Port Mafia, Dazai. Era justo el día de su cumpleaños, y querían sorprender y alegrar su día.

Adornaban el patio trasero de uno de los tantos lugares secretos de la mafia, con ayuda de todos. Con globos, serpentinas, música a bajo volumen para entrar en ambiente, muchos regalos y bocadillos.

— Anee-san. Estoy avergonzado. Nunca hablé de esto con nadie. Yo...

El sonrojo de Chūya causaba ternura en Kouyou, quien se aproximó a él para abrazarlo y hacerlo sentir mejor. Las lágrimas de Chūya no tardaron en salir, las limpiaba con sus manos en guantes y sonreía.

— Tranquilo, Chūya. Mori-san y yo sabemos que pasaste por mucho y fue muy difícil para tí. Estoy muy alegre de que hayas encontrado a tu hijo perdido. Muy feliz por tí.

Se separaron del abrazo. Chūya acomodó su sombrero.

— G-Gracias... Pero Anee-san, ¿por qué de tantos en el mundo tenía que ser él? El nuevo y más molesto tipo de la Port Mafia. No sé si esto sea un castigo o una bendición. Dime lo que es.

— Una bendición. Quedaste embarazado de la nada porque eres un experimento. Si bien, es extraño que Shūji-kun no se pareciera a tí, tú eres su único padre y madre y lleva solamente tu tipo de sangre. Ya hasta el médico lo confirmó. No hay dudas.

Chūya se quedó en silencio durante varios segundos, procesando la información. No había ningún error en esos resultados.

— La familia que él tiene ahora es detestable, son unos malditos abusivos. Ellos me lo robaron, y lo han tratado como un ser para despreciar. Mi Shūji no es feliz... Ha sufrido de todo, Anee-san. ¿Qué puedo hacer yo para borrar todo lo malo de su mente?

— Necesitas descansar mucho después de la fiesta. Pero Shūji no sólo te tendrá a tí, nos tendrá a todos en la Port Mafia para ayudarlos a ambos. Cuenta con eso.

~~~

Mori había regresado con Dazai al lugar donde sería la fiesta. No había dicho una sola palabra sobre eso al castaño, pero lo encaminaba hacia el patio trasero.

— Mori-san, ¿es aquí donde aprenderé a disparar?

Observaba cada detalle del lugar. Era muy interesante para él. Mori sonrió.

— Chūya-kun está en este lugar practicando. ¿Quieres verlo? Yo lo sé todo.

— Mori-san... ¿Crees que Chūya sea un buen mamá? Parecemos hermanos y eso es algo...raro.

— Pero saben que no lo son. Chūya fue creado hace años pero su vida siempre tendrá los veintidós, lo mismo con su mentalidad. Chūya no va a envejecer. Él morirá así, joven, cuando llegue su momento. Lo mismo pasará contigo. Te quedarás hasta esta edad y así morirás.

Dazai... Lloró.

— ¿Es porque soy el hijo de un experimento?

— Precisamente. No tienes un padre. Chūya-kun sigue siendo virgen pero existes tú. ¿No es interesante?

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Salieron al patio trasero, encontrándose con las maravillosas decoraciones por su cumpleaños, el cual desconocía la fecha real.

Más animado, Chūya se acercó a Dazai con una sonrisa y le entregó una cajita, en cuyo interior tenía un pastel hecho por él mismo.

— Feliz cumpleaños, Shūji.

Dijo en voz baja.

"¿Shūji?"

— ¿M-Mi verdadero nombre es Shūji?

Observaba el diseño del pastel. Le traía vagos recuerdos de cierta tarta que "su madre" preparó para él, resultó estar envenenada y sufrió de dolores muy fuertes en el estómago.

— Sí. Tardé meses en elegirlo, pero cada que lo mencionaba, tú saltabas de alegría. Dime, ¿te gustó el pastel?

— ¡No! ¡No me gustó! ¡Es horrible! ¡Tampoco me gusta ese nombre! ¡Por favor, no me busquen más! ¡Hoy renuncio!

Regresó el pastel a Chūya, y huyó corriendo. Estaba lastimado, muy lastimado, que incluso las buenas acciones de los demás las miraba como peligro.

— P-Pero... Quise hacer lo mejor por él...

Chūya cayó de rodillas en el suelo, decepcionado.