El amor se puede encontrar en cualquier lugar y con cualquier persona.
Ian y Sebastián, lo encontraron en una librería siendo unos perfectos desconocidos.
Pero para Frida y Sofía fue más complicado, pues quien diría que su amor surgiría de una anti...
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-Uh, ahg, ¿qué?
El tono de llamada de mi celular me despierta de mi sueño profundo, por lo que sin estar muy consiente busco con la palma abierta y los ojos cerrados mi celular.
-Bueno –contesto adormilado.
-¿Estabas dormido?
-¿Quién es?
-La única persona que te llamaría a las 12 de la noche, baja a abrirme por favor. –Cuelga la llamada.
Me levanto rápidamente de mi cama pero enseguida me vuelvo a sentar después de sentir un mareo, luego de que se me pasa me levanto una vez más pero ahora más despacio y me coloco un suéter que esta sobre mi escritorio. Estoy a punto de abrir a puerta de mi habitación pero me acuerdo de tomar una pequeña manta que está situada en una esquina de mi cama, después bajo despacio a la sala, me situó enfrente de la puerta y la abro, encontrándome a mi mejor amiga temblando del frió.
-¿No traes tus llaves? –pregunto cerrando la puerta después de que ella ya entró.
-No planeaba venir aquí, es más, estaba en una cita al otro lado de la ciudad. –Le doy la manta que traje del cuarto y se la coloca alrededor del cuerpo.
-Voy a poner café, sube y te veo en el balcón.
-Gracias. –Me lanza un beso desde las escaleras para después subir a i habitación.
Frida es muy impaciente cuando quiere hablar sobre algo que le ha pasado, así que es común que se presente en mi casa a mitad de la noche para contarme el asunto, es por eso que ya hasta tiene laves de mi casa.
Cuando la cafetera hace el suficiente café para los dos, tomo las unas tazas, sirvo el café y emprendo mi camino de regreso a mi cuarto. Al llegar la veo sentada en el balón.
-Toma. –Le extiendo la taza–. Ahora sí, ¿qué pasó?
Y me siento a lado de ella para poder escuchar toda la historia.
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