PROLOGO

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- ¿¡en donde esta maldita perra!? –me preguntaba agresivamente una hombre de aproximadamente 40 años, no se su aspecto ya que sobre mi cabeza había una bolsa negra de tela que impedía mi vista, había demasiado frio en el lugar en el que estábamos más porque solo llevaba puesta una camisa delgada color negra y unos janes holgados

- no... no lo sé... - respondí un poco temerosa ya que podía sentir la respiración de aquel hombre muy cerca de mí, podía sentir su enojo, sus ganas de golpearme, pobre de él si lo hacia

- tranquilo Gustavo, no te exaltes... - menciono tranquilamente una voz desconocida para mí en ese momento acompañado de una serie de lentos pasos que resonaban en toda la habitación – ¿tomaste tus medicamentos? – pregunto en señal de burla

- ¡tenemos a la chica! ¡Y no nos quiere dar información alguna! ¿¡Sabes lo difícil que fue raptarla de su casa!? – respondió enojado el sujeto mientras escuchaba sus pasos alejándose de mi a lo que me sentí más tranquila de no tenerlo cerca

- no te exaltes... pronto hablara... - respondió tranquilamente como antes, no podía verlo pero sabía que quien fuera que sea tenía una sonrisa en ese momento – además, tenemos a alguien muy especial para ella – menciono en voz baja por última vez antes de volver a caminar hacia mi lentamente

¿¡Alguien especial para mí!? ¿¡Mi padre!? ¿¡Mi madre!? ¿¡Mis hermanos!? ¿¡Mis amigos!? ¿¡Ah quien se refiere este sujeto!?

Los nervios en mi cada vez se hacen más y más presentes al punto de que ambas piernas mías comienzan a temblar un poco, para tranquilizarme comienzo a sujetar con bastante fuerza los apoyos de la silla de madera de la cual estaba amarrada arrastrando mis uñas lentamente hacia mi mientras escuchaba los pasos de esa voz tranquila que venía hacia mí, hasta que finalmente...se detuvo frente a mi...

- ¿q-que quieres?... – pregunte nerviosa más el no contesto por unos segundos, abruptamente el quita aquella bolsa de mi cabeza dejando ver su rostro – tu... - mencione sorprendida – hola hasley... - respondió con una sonrisa en su rostro 

MI VECINO MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora