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Era una mañana como cualquier otra, Kazu se encaminaba a la universidad Ribura, llevaba los auriculares puestos con el volumen al máximo y no miraba por donde iba. Estaba cruzando el paso de cebra cuando de repente giro su cabeza mirando fijamente el coche que tenía a escasos centímetros del cuerpo. Sintió un fuerte golpe en el estómago y todo se volvió negro en pocos segundos, cuando abrió los ojos no podía localizar donde estaba, lo único que notaba era que su cuerpo se encontraba en una cama bastante blanda y cálida, observó su entorno al milímetro y era como si estuviera en una habitación de madera y desde la pequeña ventana de la habitación se veía un hermoso bosque teñido de naranja y en las estanterías habían cientos de botellas y tubos de ensayo rellenos de líquidos llamativos. Se sentó en el borde de la cama para intentar recordar que había pasado pero simplemente no podía, lo intentó todo pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un exquisito olor a pastel de manzana.No pudo resistirse mucho ya que era una de sus comidas favoritas. Al levantarse se asomó a la puerta para intentar saber al menos en qué lío se había metido ahora. Mientras bajaba las escaleras sintió como la tarta se quemaba lo he lo hizo bajar lo más rápido que pudo para intentar salvar la riquísima tarta que sus fosas nasales identificaban:

- Menos mal que he llegado a tiempo porque si no.. - Dijo mientras sacaba con sumo cuidado la tarta del horno para ponerla a enfriar en la mesa, tal como había visto hacer a todos los personajes en las series y películas y el claramente no iba a ser menos.

Un rato después de comer un poco de esa rica tarta empezó a pensar que hacía ahí y porque parecía una época diferente, empezó a analizarse a el mismo, la ropa que llevaba, el peinado, como se veía físicamente...
Vestía con un lindo atuendo, una camisa de cuello alto blanco, un chaleco de color terracota con botones de color negro, unos pantalones de cuero pero cómodos. Miró de arriba a abajo la casa, dando con un poco de ropa en el armario, unas llaves y unas cuantas monedas de oro y plata sobre la mesita de noche del dormitorio.
Después de unas dos horas decidió salir de esa casa para explorar y adaptarse al entorno y rezaba por qué alguien no lo reconociera y que él no tuviera ni santa idea de quién era. Antes de cerrar la puerta se aseguró d de llevar las llaves dentro de una pequeña bolsa que encontró en el armario y después de dudar un poco siguió un pequeño camino que iba todo recto. Una media hora después llegó a un pequeño pueblo lleno de tiendas y personas, le llamo la atención un pequeño puesto al fondo de un callejón, tenía una chica vestida con un vestido negro y otras características que caracterizaban a una bruja e inmediatamente se le pusieron los pelos de gallina y paso de largo hasta encontrarse con carteles de "Se busca" y con una ilustración de el perfectamente plasmada en la hoja, era el sin lugar a dudas y rápidamente salió de ese pueblo para que nadie lo reconociera no sin antes comprar un tinte para el pelo de color negro. No sabía que había hecho y no se lo preguntaba, lo único que supo era que debía cambiar de imagen lo más rápido que pudiera..
Le gustó mucho el resultado, no se parecía en nada a como era anteriormente, incluso le quedaba mejor que antes. Se había teñido todo el pelo y quitando parte del pelo que tenía por la nuca hasta las orejas y para que mentir, le dejó muy sexy.

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