Los días de tormenta eran pésimos, bastante para el chico rubio, había tenido un mínimo chance de poder desayunar ese día, aunque fuera en una cafetería barata para su propio gusto, la mantecada que tenía entre sus manos se sentía fría debido al clima otoñal, repudiaba con todo su ser octubre.
Dió otro sorbo al café, ese que sabia a tierra y olía a una bebida barata, muy barata porque no era posible que esa tontería costará alrededor de 50 yenes, sin embargo con el rato que había pasado hambre no estaba mal, para nada.
Ahora usaba lentes, una gorra, su perfil bajo que llamaba más la atención en un lugar público como esa cafetería de paso no era más que una burla a quien quisiera llamar eso camuflaje, junto más las piernas, el pantalón de algodón apenas podía cubrir la necesidad de siquiera hacerle el favor de quitarle el frío, ni hablar de las botas que ya hasta tenían un olor peculiar por su uso.
Dormir en donde fuera, anoche lo había hecho encima de un colchón viejo y una casa que tenía la pinta de ser abandonada, su sorpresa que ni siquiera lo era y el colchón si le pertenecía a una persona.
Extrañaba sus lujos, poder fumar por las mañanas aquellos cigarros mentolados, la colonia que con el paso del par de semanas se había esfumado de su ADN. Diablos, maldito niño detective, fue lo que pensó.
Aunque anoche su encuentro casual fue curioso, la primera vez que quizá si hablaban o por lo menos se dirigían la palabra, pero no tanto era el diálogo en si, si no el como le había llamado
Niño bonito
Y es cierto, pese a que su adversario fuera un policía de un alto y rango pesado tanto así como su nombre, Kisaki Tetta. No podría negar el hecho de que claramente se sentía atrapado físicamente por el, quería morderlo.
Esas mejillas que tanto había deseado morder anoche logro teñirlas de rojo, no sabía si acaso era la vergüenza, pero por lo menos pudo conseguir posada gracias a la persecución.
Una muy mala posada ¿Que mas se podía esperar cuando todo el país te esta buscando?
Y no porque fuera un famoso, si tenia fama, pero de la mala.
Ya iba a comenzar a quedarse dormido, cuando escucho como abrían aquella puerta, levanto su vista, primero barrio con los orbes azules al sujeto de la entrada, después regreso a beber el café terroso, dar un pequeño mordisco a la mantecada que por cierto, mínimamente eso sí estaba bien ejecutado.
Para cuándo se había dado cuenta, maldijo a los mil y un infiernos, en su cabeza claro, ahora cabía en la decencia.
Ahí estaba, frente suyo, tomando una maldita orden ¿En este establecimiento que claramente no parece de su tipo? Jesús no solamente lo destestaba, dio una larga ojeada, traje negro, zapatos del mismo color que su cabello, todo de negro ¿Es que acaso era la muerte quien se anunciaba? Cerró sus ojos mientras meneaba la cabeza rendido.
Naoto Tachibana, ahora estaba peligrosamente cerca.
Engulló esa mantecada, bebió de aquel café terroso, no iba pasar otro segundo dentro, menos sabiendo quien estaba aquí, quien estaba ahora con un termo en la mano y por alguna razón se acerca a su mesa ¿Por qué a mí? No podía ser posible.
—¿Puedo tomar asiento?
Su voz, un tono que no era tan profundo pero tampoco se le podía considerar infantil, hizo un ademán con la mano y no tardó en tomar asiento, ajusto ahora bien su capucha y los lentes con disimulo.
Le miro dar un sorbo al café, entonces con modestia arrugó la nariz y lo dejo en la mesa.
Ese gesto le pareció bonito, pero quería golpearlo.
—¿Un día difícil?
Sentenció, mientras con los dedos índice y medio hacia a un lado aquella bebida, los peores 50 yenes que había invertido en la mañana.
—Algo así.
Hasta eso, se le daba muy bien el fingir la voz y gracias a Hanma, que el altísimo le bendiga dónde quiera que esté, aunque ahora estaba con el acaso, quizás ya le había robado el velo a la virgen María si acaso estaba en el cielo.
Pero seguramente Hanma ahora estaba negociando con el diablo en el infierno.
—Bueno, yo tengo mucho trabajo.
Primero ¿A el que le importaba? Y segundo ¿Por qué se lo está contando? Fingió interés reciente en la plática, ahora la mantecada y el café barato sustituyeron un sabor simple en la boca, de alguien que se estaba llevando la peor noticia de su vida.
—Yo solo vengo de paso, no soy de aquí.
Dejo de mirar la ventana y levantó un ceja, una sonrisa chica estaba en su cara.
—Ya veo ¿Cómo te llamas entonces?
Es que Jude ¿Acaso no le dijeron que hablar con extraños estaba mal?
Pero mentir de forma descarada, por algo se le llamaba el rey del crímen y el engaño, postro una sonrisa, no pudo evitarlo, quizás el no sabía que estaba frente a la misma persona que buscaba.
Y la cosa estaba en que, con solo sonreír y mostrar sus dientes supo acaso todo.
—Me llamo Hajime ¿Y tú?
Expandió su sonrisa entonces.
—Naoto.
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『The Cage That Is ೫ Naosaki』
Fanfiction¿Que pasaría si Kisaki en vez de buscar a Hinata busca a su hermano? Aquí la respuesta es clara, ahora el mayor criminal de Japón tiene un colega muerto, mientras su adversario lo ha estado buscando sin cansancio hasta poder dejarlo encerrado como...