Capítulo 3: Las ranas invaden Egipto

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La pantalla se encendió nuevamente. Se mostró a Ramsés haciendo un ritual para la diosa Heket, donde le pedía que con su poder mantuviese alejadas a las ranas de Egipto. Al parecer Egipto fue advertido sobre una nueva plaga, esta incluía ranas.

"Ahora veremos el poder de la diosa Heket, la diosa de la fertilidad, la abundancia y la resurrección", la arrogancia goteaba de la voz de uno de los magos egipcios. Murmullos de aprobación de su pueblo fueron escuchados.

"Ahora verán los malditos esclavos", decían algunos.

"No conocen el poder de los dioses egipcios.", decían otros.

"Ya verán esos esclavos cuando se enfrenten a la ira de la diosa Heket.", el veneno goteaba de algunos de los sacerdotes de Egipto.

Ramsés sonrió con arrogancia. A su lado, Nefertari y Amenhotep se irguieron en una muestra de poder.

Paser observaba todo con preocupación, Simut a su lado se encontraba igual.

"Esto va terminar muy mal para nosotros, Maestro"

"Silencio, Simut.", el joven sacerdote fue callado por sumo sacerdote.

"El Dios hebreo ya atacó a una de nuestras divinidades, Hur.", le comentó Henutmire al joyero con aprensión. "¿Qué nos asegura que el Dios de hebreo no atacará Egipto atacando a nuestras divinidades?"

La pantalla mostró una nueva escena. Esta vez mostraba a Moisés y Aarón en las orillas del río Nilo. Aarón se paró frente a este, mientras la música celestial sonaba en toda la sala, y de la nada comenzaron a salir del Nilo cientos de ranas.

Rápidamente, la sonrisa se borró del rostro de Ramsés.

"Ramsés...", Nefertari abrazaba a Amenhotep, mientras observaba asustada como las ranas comenzaban a salir del Nilo.

Los egipcios que hablaron tan arrogantemente, actualmente se encontraban temerosos.

Al parecer el ritual para Heket, tan sagrado y cuidadosamente realizado, no funcionó.

"Oh Dios mío", fue el lamento conmocionado que salió de los labios de Anna, Judith haciendo eco a sus palabras.

Claramente conmocionados por lo que presenciaban, Moisés y Aarón veían como las ranas salía del agua y se dirigían rumbo a Egipto.

La escena cambió, mostrando esta vez una de las calles principales de Egipto, las ranas comenzaban a infestar la ciudad, una por una en un principio.

Los guardias frente a las puertas de palacio entraron dentro de este al ver como las ranas comenzaban a apoderarse de la entrada del palacio.

"¡Guau! ¡Mami, papi, miren!", Pepy observaba emocionado, como lo puede estar un niño muy curioso, como las ranas llenaban las calles de Egipto.

"Que horror", Karoma observó con disgusto como las ranas infestaban poco a poco a Egipto.

"El soberano sabe como para esto, Karoma", Ikeni se mostraba práctico ante la situación. "Él debe liberar a los hebreos, solo así acabarán las plagas y evitaremos que vengan más de ellas."

"El soberano nunca permitirá que eso pase, Ikeni", respondió Karoma con desilusión y preocupación. "El soberano hasta ahora se ha negado a escuchar, y eso que solo estamos viendo lo que pasará, no quiero imaginarme como lograremos sobrevivir si esto pasara ahora mismo. Temo por mi, por ti, por Pepy."

Ikeni abrazó a su angustiada esposa y a su entusiasta hijo, mientras pedía piedad a una divinidad a la que nunca había rendido culto.

Una nueva escena fue puesta en escena. Nefertari, la actual soberana de Egipto, se encontraba dormida en sus aposentos. Sin saberlo, cientos y cientos de ranas comenzaron a llenar la habitación. Algunas de ellas se subieron a su cama, mientras otras se dispersaban por el resto del espacio.

"Y DIJO EL SEÑOR..." - Watching Moisés y los diez mandamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora