Diciembre 2018
Han pasado un par de semanas desde que fui al rincón la última vez, nadie ha tenido tiempo como para acompañarme y sola no me animo a ir. Los parciales finales se me vinieron encima, el trabajo me consumía bastante tiempo y los exámenes están a la vuelta de la esquina.
"Filosofía a febrero, ¡excelente!" maldije para mis adentros mientras veía la cara de suficiencia de la profesora Rivero cuando me entregó mi nota.– Debido a que perdió el examen el día de ayer, señorita García, tendré el gusto y desagrado de verla en febrero.
– Créame señora Rivero, el desagrado es mutuo.Créeme, mi actitud hacia ella estaba completamente fundamentada, desde el día en el que la vi entrar, algo en ella me decía que íbamos a terminar en esta situación. Comenzó a odiarme incluso cuando no le daba razones, su actitud hacia mí se volvió personal. Estoy segura que se molestó por ver qué explicaba mejor algunos conceptos que ella, después de todo; el grupo que me tocó para dar el parcial final no había estudiado casi nada y tuve que hacer maravillas para explicarles todo en dos horas antes de la clase.
Salí molesta del aula y suena mi celular.
– Mel, ¿qué harás hoy de noche? – escucho a Will decirme a través del auricular del teléfono.
Will es uno de mis amigos más cercanos, lo conocí en el liceo cuando tenía quince o dieciséis; era mi entrenador de volleyball y desde entonces se hizo mi amigo. Es diez años más grande que yo, pero tiene una personalidad como si fuera un chico de mi edad. Siempre cuidándome las espaldas y dándome consejos para todo.
– No lo sé, no estoy de humor para nada. Recién me encontré con la señora Rivero y muy felizmente me comunicó que tenía que verla en febrero. – le cuento a mi amigo con cara de disgusto y frustración.
– ¡Oye, cambia esa cara!
– ¿Qué cara? No me estás viendo.
– No, pero te conozco.
Pongo los ojos en blanco y sonrío.
– Bien, tienes mi atención, ¿qué tienes en mente para un viernes a la noche? – dije lo más divertida y sarcástica posible.
– Bueno, tengo una noticia importante y quiero contártela, pero para eso, necesito que nos veamos. ¿Qué te parece ir a El rincón del sur?
– Bueno, convengamos que a ti no se te da bien bailar – lo molesto – pero admito que suena interesante. No he ido hace casi un mes por no tener con quien ir.
– ¡Es un hecho! Iré a tu casa a eso de las 18:30, así podremos hablar de la noticia que te mencioné.
– Me parece perfecto, a esa hora llegaré del trabajo ¡justo a tiempo! Hasta la noche.
– ¡Hasta la noche! – responde mi amigo y cuelga."¿Qué querrá contarme?" me pregunto mientras camino al trabajo.
A la hora del encuentro
– ¡Mel!
– ¡Hola, Will! – saludo a mi amigo y le doy un abrazo.
– Ay, ¡no me toques! Sabes que odio el contacto humano.
Pongo los ojos en blanco.
– No seas tan llorón por un abrazo. Vamos, cuéntame lo que tenías para contarme.
– Esa es mi Mel, siempre ansiosa por saber todo. – sonríe y algo me oprime el pecho, presiento que no me va a gustar lo que me dirá. – Bueno, amiga, tengo algo que decirte que es muy importante – se pone serio y se aclara la garganta para hablar – me voy a mudar, me iré a vivir a Francia con Julliette, mi novia.Me quedo sin palabras y lo único que puedo hacer es mirarlo con desconcierto, sabía que no iba a gustarme su noticia.
– ¿¡T-t-te vas!? – tartamudeo – ¿Cómo es eso de que te vas? ¿Y a otro país? ¿Julliette es la francesa que vino de intercambio hace unos meses? Espera, espera, espera, ¿cómo surgió esto? – la desesperación comienza a invadir mi voz y las lágrimas amenazan con salir. Las retengo con brusquedad, me niego a llorar por esto, Will no me abandonará.
– Si, Mel; Julliette es la chica que vino de intercambio hace unos meses. Comenzamos a hablar cuando ella estaba acá y tenemos mucho en común, cuando volvió a Francia, no dejamos de comunicarnos. Me esta ayudando a perfeccionar el francés y yo poco a poco estoy estudiando el idioma y alguna que otra ley de allá. La idea surgió hace poco y quería que fueras de las primeras en saberlo. Me iré en septiembre del año que viene. – me dijo con la voz más calma que pudo.Esto es mucho para procesar, mi cabeza da vueltas y estoy un poco mareada. Will se va, me deja sola, ¿cómo me siento con esto? ¿Estoy feliz? ¿Triste? ¿Enojada? ¿Confundida? Todas las anteriores. La voz de Will me saca de los pensamientos.
– Melody, ¡dime algo!
– Emm, bueno, si que me agarraste por sorpresa. – sonrío con dificultad, estoy un poco abrumada – Will, ¿es lo que realmente quieres? ¿Estás cómodo y feliz con esta decisión? – pregunto.
– Si, Mel, esto es lo que realmente quiero. Tú más que nadie sabes que quiero irme de Uruguay. Amo a nuestro país, pero necesito otras cosas.
– Lo sé. – hago una pausa – Entonces, te apoyo. ¡Estoy feliz por ti! Aunque de seguro te vaya a extrañar. – le digo a mi amigo con una amplia sonrisa.
– Sabía que me entenderías. – me responde con un golpe en el brazo. – Bueno, supongo que es momento de arreglarse. ¿Vamos a comer antes de ir al baile?
– Suena bien.
– Excelente, te doy una hora y media para que te arregles. Volveré en ese tiempo; no demores más de la cuenta porque te mataré.
– Si, papá – le digo entre risas y con los ojos en blanco – nos vemos a las 21:00. Ni más ni menos.
– Perfecto.Will me da un beso en la mejilla y se marcha a donde sólo dios sabe. Me dispongo a agarrar las cosas para la ducha y perderme en el baño.
Después de media hora dentro del agua tibia, me visto con delicadeza. Me pongo una blusa sin mangas de colores claros, un jean oscuro y unos championes Adidas negros. Opto por dejarme el pelo suelto, pero siempre llevo mi coleta y mi pinza para el pelo arriba. Si hace mucho calor, estaré preparada.
Mi maquillaje es sutil, un poco de sombra marrón y un delineado negro sencillo hace que mis ojos medio verdosos resalten. En los labios opto por un color más audaz, no es un rojo ni nada parecido, pero el bordó medio chocolate tiene su encanto.– 20:40 y estas casi lista, la verdad; cuando quieres eres rápida, Melody. – le digo a mi reflejo. – ¡El perfume! No puedo olvidarme del toque final. – dije mientras buscaba entre mis cosas un perfume de marca AVON que usaba a menudo. – ¡Ajá! ¡Aquí estás!
Will llegó diez minutos antes, cómo era su costumbre y se quedó impactado cuando vió que estaba lista en menos tiempo de lo usual.
– Vaya, Melody, has roto con tu propia marca; estás bonita, sencilla y lo más importante, ¡puntual! – dice entre risas.
Vestía un traje negro con championes oscuros, vino elegante pero no del todo. Me río.
– Si, y tú no te ves tan mal.
– Ja, ja, muy chistosa. – me dice mientras pone los ojos en blanco, sabe que es por los championes. – bueno, si estás lista, ¡vámonos!
– Si, vamos. ¡Adiós mamá! - Me despido de mamá y me voy con Will.
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Al hombre que por tonta perdí
RomanceEste libro va dedicado a su protagonista, el mismo que hace años se adueñó de mi corazón y aún no me lo ha devuelto. Es para ese chico tímido que conocí detrás de una barra, entre cuerpos danzantes de música latina. Este libro va dedicado al amor d...