Capítulo 1: Dreihundert

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Capítulo 1: Dreihundert

¡Qué pesadilla!

Aún soy capaz de verlo en mis sueños y aún es capaz de atormentarme. No han pasado cinco, ni diez, ni cien años desde la última vez que lo vi, han pasado trescientos. Exactamente trescientos años.

Las pesadillas siempre habían sido recurrentes. Podía pasar semanas sin tenerlas, pero este año tenía un peso karmico muy fuerte. Es el aniversario trescientos del golpe a la monarquía de Walzig y los desastrosos eventos que se replican en mis sueños una y otra vez.

En fin, es momento de levantarse, necesito caminar y pensar las cosas.

Tengo una pequeña cabaña oculta en la montaña Ursprung. La habitación donde estoy es de aproximadamente cinco por cinco metros. Los muros, el techo y el suelo son de madera. Hay algunos muebles del mismo material, como la cama y un gran escritorio donde hay libros, mapas y papeles. Al salir, hay una estancia con ventanas por las que entra un poco de luz en el día, es un gran rectángulo de cinco por quince metros. Hay también muebles de madera como sillas, sillones y pequeñas mesas plagadas de más libros y papeles, no mucho más. La puerta de salida se encuentra en frente, unos tres metros a la derecha. Y junto a mi cuarto hay una sala de mucha mayor importancia, donde paso la mayor parte del tiempo: la biblioteca. Es una cuarto de cinco por diez metros. Toda la cabaña tiene una altura considerable de cinco metros. La biblioteca tiene libreros desde el piso hasta el techo que cubren perfectamente las paredes, así como varios estantes de un metro con libros y pergaminos. Su importancia radica en todo el conocimiento que contiene. Todo cuanto Diana pudo sacar de Walzig y ocultar aquí requiere un gran reconocimiento. Este lugar existe mucho antes de que el reino existiera. Es el refugio primigenio de la Reina.

Pero en realidad no estoy de humor para seguir leyendo e investigando, en su lugar deseo salir a tomar el aire, caminar siempre me ha ayudado a despejar mi mente.

La cabaña está oculta con una magia poderosa. Si bien la luz del sol entra por las ventanas, ese mismo elemento es el único al que le está permitido verla y entrar a ella. Además de mí, claro. Se encuentra incrustada en una parte empinada de la montaña. Nadie llega a este punto, es un poco debajo de la mitad. Ursprung mide más de cuatro mil metros, por lo cual se debe recorrer un largo camino de subida si se quiere escalar. Sin embargo, no es la distancia o la agilidad física la que ahuyenta a todos, es la magia. La montaña tiene una magia propia muy característica que llega más allá de sus faldas. Se dice que, en la cima, se creó el primer inmortal, un ermitaño del que ahora nada se sabe. Y en ese mismo punto más alto, es donde la Gran Hechicera creó la Magia Sagrada de los Mercenarios.

"Uno debe ser gentil con la montaña, aceptar su magia y no tratar de invadirla o robarla, o habrá castigos severos. No se debe maltratar a ninguna de las criaturas que aquí habitan o cobrarán venganza, no importa en donde estés."

Eso es lo que decía la Reina Diana cuando los hombres trataban de ir a la montaña en busca de recompensas y ya nunca volvían. Por supuesto, se dice que en algún punto hay grandes cuevas con oro y piedras preciosas, pero eso es sólo una leyenda. Al menos eso creo.

Ursprung ha sido mi hogar por trescientos años, y creo que aun no comprendo ni la mitad de lo que es. He podido explorar hasta la altura de los tres mil metros a todo su alrededor. No se me permite subir más. Siempre que lo he intentado la magia me ha bloqueado el paso, supongo que aún no soy digna, pero espero serlo algún día.

Todo esto lo iba repasando en mi cabeza mientras caminaba, cual lección de historia. En el camino hacia abajo voy contemplando el sol, la luz, los animales, los grandes árboles, las sombras, etc. Una pequeña ardilla entre los árboles parece seguirme unos metros, pero además de eso, nada parece fuera de lugar. Voy en línea recta hacia abajo, con cuidado de no perder la dirección, la verdad no tengo cabeza para descifrar un camino complicado de vuelta a la cabaña.

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