CAPITULO I

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Nunca pensé que este sería mi final, que iba a morir aquí, sola, sin nadie a quien aferrarme, ese bicho enorme iba a devorarme y yo no iba a tener la oportunidad de defenderme.

Si no hubiera conocido a Cameron nada de esto hubiera pasado.

Todo empezó una mañana de lunes normal y corriente, mi madre me despertó como todos los días en los que tenia que ir al instituto, siempre me había gustado que mi madre me despertara, ya que no consigo acostumbrarme al incesante sonido del despertador. Cuando mi madre se fue de la habitación yo ya estaba de pie frente al armario para coger la ropa que me iba a poner, me puse una blusa azul y unos jeans negros con mis convers negras. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina, desayuné lo de siempre, un vaso de leche con Cola-Cao, me puse la mochila sobre los hombros le di un beso a mi madre y me fui.

Al llegar al instituto vi a mi mejor amiga.

-Hola Sarah- le dije cuando me acerqué a ella- ¿Que tal el fin de semana?

-Hola Anne- pronunció mi nombre con demasiado entusiasmo por lo que ya sabia que su fin de semana había estado bastante bien- El finde ha sido genial, he conocido a un chico, se llama Adam Red, es muy majo y simpático, además va aquí al instituto, te lo presentare, por ahí viene- dijo mientras miraba detrás de mi.

Me di la vuelta y vi a dos chicos acercándose, uno de ellos se había quedado mirando a Sarah con una sonrisa, parecía que le gustaba, miré de reojo a mi amiga y vi que ella también sonreía, volví a mirar hacia los chicos que venían hacia nosotras, el otro chico iba serio, tanto que hasta daba miedo.

Cuando se acercaron el chico de la sonrisa tonta fue el primero en hablar.

-Hola Sarah, me alegro de verte, este es mi amigo Cameron,- dijo señalando a su amigo- a pesar de su cara de mala leche es muy majo.

-Hola Adam, hola Cameron, encantada de conocerte. -dijo dirigiéndose al chico, pero no con la misma sonrisa con la que se había dirigido a su amigo. -Esta es mi amiga Anne. -dijo señalando hacia mi- Anne estos son Adam y Cameron.

-Hola- dije mientras saludaba con la mano.

Nunca había sido demasiado habladora, y mucho menos con alguien a quien acababa de conocer, pero hice un esfuerzo por parecer simpática.

-¿Lleváis mucho tiempo aquí? No me ha parecido veros nunca por el instituto.

-No- dijo Adam- Nos hemos mudado este fin de semana, a mi padre le han ofrecido un trabajo aquí, por lo que nos hemos tenido que venir con el.

-¿Sois hermanos?- Preguntó Sarah

-No, su familia me adoptó cuando yo tenía diez años, mis padres murieron en un accidente de coche.- Habló Cameron por primera vez, y me sorprendió, no solo porque su voz sonara demasiado seria, sino porque era increíblemente sexy.

No era propio de mi pensar de ese modo, pero no podía evitarlo.

-Lo siento- Dijo Sarah, y no solo por darle el pésame, siempre se había sentido culpable cuando alguien hablaba sobre algún familiar muerto y ella le había preguntado.

-No pasa nada.- Finalizó el, y supe que ya no iba a hablar mas.

Sarah iba a decir algo cuando sonó el timbre que significaba que había que ir dirigiéndose a clase.

Ya no me podía permitir volver a llegar tarde otra vez, me despedí de mi mejor amiga y de los chicos a los que acababa de conocer.

Me dirigí a clase de Literatura, corriendo, ya que sabía que llegaba tarde. Tuve suerte de que el profesor se retrasó, ya que raramente lo hace.

Me senté en mi sitio, sola, como siempre, no porque estuviera marginada, ni fuera antisocial, es que a mi me gustaba sentarme sola, y el profesor me dejaba. Cuando el profesor llegó, toda la clase quedó en silencio, el señor Mathews dio los buenos días a todos y se dispuso a pasar lista.

-Alarick- Comenzó.

-Presente- Contestó Paul.

-Birst- Nadie contestó- Birst- volvió a repetir.

No me sonaba ese apellido, no lo había escuchado antes, al menos no en esta clase. un sonido me sacó de mi ensoñacion, era alguien llamando a la puerta, se abrió y vi a Cameron, el chico que me habían presentado no hace ni cinco minutos. En cuanto lo vi atravesar la puerta, mi corazón empezó a latir mas rápido de lo normal, y era normal, ya que Cameron era alto, guapo, moreno y se le veían algunos de los tatuajes que el tenía.

-Llega tarde señor Birst- Protestó Mathews

-Lo se, y lo lamento, pero soy nuevo aquí y no sabía donde tenía que ir, no volverá a pasar.- Justificó Cameron

-Eso espero, siéntese en el sitio que queda libre, al lado de la señorita Siewert- ''Mierda" pensé, se acabó el poder sentarme sola.

Se sentó a mi lado, me saludó con un movimiento de cabeza, pero yo no le devolví el saludo. El señor Mathews continuó pasando lista, mientras llegaba hasta mi apellido me entretuve dibujando cosas sin sentido en las ultimas paginas de mi cuaderno.

-Siewert- El señor Mathews me desconcentró de mis dibujos.

- Presente- dije, y me dispuse a dibujar de nuevo.

Cuando el profesor hubo terminado de pasar lista ya habían pasado diez minutos, hubieran sido cinco del no ser por la interrupción de Cameron.

El señor Mathews comenzó la clase, empezamos copiando apuntes, el profesor nos iba dictando, todo el mundo copiaba menos Cameron, él estaba dibujando, pero no dibujaba como yo lo hacia, él no dibujaba cosas sin sentido, él dibujaba arte.

Dejé de copiar durante un momento, me quedé embobada viendo como hacía lineas rectas y curvas, no borraba, no lo necesitaba, lo único que estaba utilizando era la hoja y un boli negro, lo que hacía que las sombras se difuminasen.

En el dibujo había una chica, tenía una capa, con una capucha que le tapaba los ojos, apenas se le veía la nariz, no se le veían los brazos, se los escondía la capa,la camiseta era una de esas en las que vas enseñando el ombligo y una falda, por un lado mas corta que por el otro, era de noche, había dibujado a la chica todo lo que podía con el boli, la camiseta negra, la falda negra y las sombras, la capa y la piel que quedaba desnuda de la chica lo había dejado en blanco. El fondo lo había dibujado con una luna llena a la izquierda que iluminaba su alrededor y un fondo gris que conseguía pasando ligeramente la punta del bolígrafo sobre el papel, no cambió de boli hasta que terminó, cogió el rojo y le hizo los labios.

Cuando acabó levantó la cabeza, creo que vio que yo estaba viendo lo que acababa de hacer porque volteó la hoja en la que estaba la chica hacia mi para que pudiera verla mejor.

La curiosidad por saber por que había dibujado eso o como se le había ocurrido me corrompía por dentro.

Le observé y me di cuenta de que el también me estaba mirando, sabía que tenía que decir algo, pero no se me ocurría que decirle, nada más que las preguntas que ese dibujo había hecho que me planteara.

-¿Cómo se te ha ocurrido?- Pregunté, me parecía lo más importante.

-¿Cómo se te han ocurrido a ti esos dibujos que estabas haciendo antes?- Me respondió él con otra pregunta y con una actitud bastante desagradable.

-Y ¿por qué has dibujado eso?- Pregunté, pero sabía que no me iba a responder lo que yo quería.

-¿¡Es que no paras nunca de hacer preguntas!?- Exclamó- No lo puedes saber todo, esa es una buena lección para la vida- dijo en tono enfadado.

Me callé, no quise hablar más, era idiota. Dejé de preocuparme por como me había hablado Cameron y le volví a prestar atención al profesor.

Cuando acabó la clase, ninguno de los dos volvió a hablar, recogí mis cosas, las metí en mi mochila y me fui. Me dirijí hacia mi próxima clase de Biología, me tocaba con Sarah así que nos reunimos en nuestra taquilla y nos fuimos a clase.

El resto de la mañana se nos pasó rápida, cuando terminamos las clases, nos fuimos cada una a nuestra casa. Cuando llegué a mi casa mis padres estaban a punto de comer.

SEDUCIDA POR LAS SOMBRAS (Pausada Temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora