CAPITULO III

62 7 1
                                    

Me desperté en mitad del bosque, estaba tumbada sobre un lecho de hojas, solo se me ocurrían dos preguntas, ¿qué hacía allí? Y ¿cómo llegué allí?

Me levanté, noté que alguien me observaba, era una sensación rara, miré a todos lados, no conseguí ver nada. De pronto, en lo alto de un árbol, encima de una rama vi algo, tenía una forma rara, empecé a ver borroso, por lo que no pude diferenciar lo que era, lo único que veía es que era grande, muy grande. Iba a salir corriendo, cuando, sin darme cuenta, esa cosa enorme saltó del árbol y cayó al suelo, tan rápido que ni lo vi caer. Heché a correr, pero aquella forma borrosa me alcanzó, se puso delante de mi y empezó a avanzar lentamente hacia mi, yo me puse a retroceder sin apartar la vista de "eso", estaba andando para atrás y sin mirar por donde pisaba, por lo que cuando me choqué contra un árbol no me sorprendió nada. Mi espalda estaba contra el tronco, no podía moverme, estaba acabada, no podía correr, de todas formas me iba a coger, si no estaba muerta ya, era porque esa cosa quería divertirse, se acercó a mi, cuando ya estaba a unos tres centímetros de mi rostro cerré los ojos, no quería ver más, aunque estuviese borroso. Solo quería que esto terminara lo más rápido posible, escuché un ruido, aunque pensé que era de esa enorme cosa, pero no, noté que ese monstruo enorme se apartaba rápidamente de mi, fui abriendo los ojos poco a poco, con miedo de ver algo que no quería ver. Pero lo primero que vi fue a una persona, a Cameron. Él estaba luchando contra esa bestia, pero no se muy bien con qué, todo seguía siendo borroso, salvo él, apollada contra el tronco del árbol, caí sentada encima de una de sus raíces, sin apartar la vista de Cameron, que se jugaba la vida peleando contra toda aquella masa borrosa, quise apartar la vista, pro algo me decía que no podía hacerlo. No sabía quien iba ganando, todo era muy confuso, pero entonces el chico que me había salvado hace nada, hizo un movimiento con el arma que llevaba en la mano, fue entonces cuando me di cuenta de que había ganado.

Me miró. Se fue acercando poco a poco, tenía la respiración agitada, estaba herido, pero solo tenía unos arañazos y poco más, no tenía las pintas que llevaba cuando lo vi el otro día, cuando nos presentaron, llevaba ropa mundana, ahora no, llevaba una camiseta y unos pantalones negros, con botas militares.

Yo estaba hiperventilando, abrazaba mis piernas tan fuerte que hasta me hacía daño, pero eso no me importaba, se le veía preocupado, como asustado, pero ¿como podía estar él asustado?.

Me fui alejando de él a cada paso que daba, por algún extraño motivo me daba miedo, había dejado atrás el tronco en el que estaba apollada, no me podía levantar, estaba retrocediendo, no se cómo pero lo hacía. Me volví a chocar contra otro árbol, tenía la vista fija en los ojos de Cameron. Se había agachado cuando llegó a mis pies, yo estaba asustada, quería que se alejara de mí, pero reprimí mis ganas de chillar y de patalear y le pregunté lo que me había preguntado antes cuando vi a esa cosa.

-¿Qué es eso? -Dije mirando hacia el cuerpo inerte del monstruo.

-Eso era- Fue lo único que entendí lo siguiente que dijo se volvió abstracto, pero supuse que dijo el nombre de esa cosa. - Tranquila, está muerto. - Dijo alargando la mano derecha para tocar mi mejilla, me alejé de el, no quería que me tocara, en parte me daba miedo, aunque me hubiera salvado la vida.

Me estaba mareando, noté como me quedaba pálida, se me cerraban los ojos, no me resistí, me desmayé, escuché como Cameron me llamaba, como decía mi nombre una y otra vez, pero algo no me cuadraba, la voz de Cameron se fue transformando poco a poco en la voz de mi madre.

Cuando desperté estaba en mi habitación, mi madre estaba a mi lado, sentada en mi cama, yo estaba sudando, tumbada en mi cama, boca arriba. Miré a mi madre a quien no dudé en preguntar.

-¿Que ha pasado?- Mi madre me miró confusa, pero aun así me lo explicó todo.

- Nada más acostarte te quedaste dormida, estabas muy cansada, ayer aprovechaste cada minuto con tu padre. Cuando llegué esta mañana para despertarte estabas sudando, no parabas de moverte, supuse que estabas teniendo una pesadilla así que te desperté- Me explicó.

Le di las gracias a mi madre por hacerlo, ya que no era muy agradable y salió de la habitación.

Por supuesto era un sueño, parecía tan real, pero solo era eso. Solo un sueño.

SEDUCIDA POR LAS SOMBRAS (Pausada Temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora