La espera fue grande, ciudadanos de Yang Cheng rondaban por doquier dándole mucha popularidad a cualquier calle a la que pudieran recorrer. Todos esos escenarios los podía veía Ren desde su ventana aun abordo en el tren que estaba llegando a su parada final. Observaba de reojo todo desde adentro, simplemente era una ciudad linda y muy particular.
El tren fué disminuyendo la velocidad hasta detenerse en esa última parada. La gente empezaba a recoger sus pertenencias. Ren tomó su equipaje del mismo color dorado que suele usar en algunas de sus prendas. A simple vista se veía que no estaba tan contento por la idea. Un matrimonio a esa edad no es muy adecuado. Verse débil no le agradaba, pues Yoh desde hace tiempo atrás estaba destinado sin duda alguna de su prometida elegida. La diferencia es que Ren no estaba enamorado, en cambio Yoh lo está. Todo ésto por desear alcanzar el éxito de su sueño.
-Tranquilo. Yo estoy aquí para apoyarte.
Jun había llegado a recoger su maleta a lado del chico que estába atrapado en su propio mundo. Había visto de nuevo ese semblante serio y dudoso de su hermano. Pues como no podía hacerlo cambiar de idea hiciera lo que hiciera, almenos quería darle su afecto y consuelo.
-No necesito de tu caridad Jun. Es solo un compromiso sin tanto chiste.
Cada ciudadano llevaba prendas tradicionales. Parecía que estaban en la época antigua de China. No abandonaban sus costumbres fácilmente en épocas modernas, era bastante fiel la gente. Cuando caminaba por la calle junto a su hermana mayor, se toparon con el buen aroma de la comida de los puestos en las calles, por supuesto, Jun no se quedaría con las ganas de comprarle algo a su hermano y para ella.
-¿Quieres una brocheta Ren? -Hacia un lindo gesto mientras sacaba su dinero del bolso.
Claro está que Ren quería uno respondiendo con un simple "Ajá" adorable podía verse sin mentir con esa mirada más relajada que antes, relajando la vista alguna otra cosa menos a su hermana. Comer era la mejor idea, tanto viaje le debía dar apetito y lo ponía más de mal humor si no llenaba ese pequeño estómago pudiendo alimento. Jun Tao había pedido dos brochetas de carne de Res con verdura asada a una parrilla artesanalmente. La mayor habían pagado y entregándole a su hermano su comida continuaron caminado tranquilos a disfrutar un poco del agradable ambiente que daba Yang Cheng. Hasta que Jun tuvo un inconveniente.
-Aguarda Ren, no me tardare mucho. -Se marchó dejándolo solo por un momento.
El joven Tao estaba sentado en una banca sin preocupaciones a esperarla, aún con su brocheta en la mano. Observaba su comida con una ligera nostalgia que podía transmitir un poco de tristeza. Ren se sentía un poco apenado por todo lo que pasó y de lo que va a pasar. Toda su aventura por Estados Unidos había pasado rápido. Odiaba admitir que extrañaba esa aventura por no haber tenido una así en toda su vida, y eso era tener que extrañar a sus primeros y únicos amigos.
-Es que así son las cosas ¿¡bien?!
Sin haberse dado cuenta gritó como un regaño para si mismo. Detestaba oprimir sus sentimientos y sentirse algo vulnerable. Respiró hondo, acercó la brocheta a su boca, lo miró por un rato y luego, con el rostro visiblemente palido, comió un trozo de carne a regañadientes. Y eso lo notó un tipo que captó la tristeza del chico de peinado de aguijón. Cuando este ya estaba cerca, Ren no dudó en preguntar.
-¿Se te ofrece algo? -No parecía muy amable.
-Chico, si sigues con esa cara de pocos amigos, asutaras, la felicidad de tu vida. -En el instante dió media vuelta, se pone un tipo de gafas y al girar de vuelta, en los supuestos "ojos" mal dibujados qué tenía los anteojos, salieron disparados.
¿Creiste que era divertido lo que estaba haciendo para ayudar a Ren?, ¿creíste que de verdad era para morirse de risa? Pues para el joven Tao solo fué un mal chiste. Igualitos a los que solía hacer el pesado de Chocolove.
-Que mal chiste. -Directamente al grano.
El señor había quedado confuso que su broma no hiciera reír o almenos cambiarle la actitud.
-Pero... Agradezco tu esfuerzo.
Ren Tao, milagrosamente agradeció. Últimamente a sido algo amable, quizás por la devoción a las personas que lo tratan bien. El sujeto le sonrió al chico con delicadeza, se quitó las gafas de broma y se dirigió sin otro chiste más.
-Tranquilo joven, todo se resolverá. No te aguites y haz lo que te parezca correcto desde tu corazón.
Fueron palabras que sacaron a Ren de su trance. Estaba en un estado triste, no se había dado cuenta que tenía sus sentimientos decaídos. ¿Se estará deprimiendo? Además, esas palabras se parecen a las qué suele decir Yoh Asakura. Nunca faltaba su típica frase: "Todo estará bien". De un momento a otro, el sujeto de los chistes malos desapareció de su vista. Por más qué buscara con la visión no lo encontraba. Quizás se fué corriendo o caminó tan rápido, tal vez estaba pensándolo demaciado como para estar en un estado de trance que lo vivió por unos segundos pero pasó en realidad minutos mientras se hiba. ¿Quién sabe?
Y su hermana justo estaba de regreso. Desde la distancia podía notar a su hermano menor titubeante. Respiró hondo, y curveó los labios a una ligera sonrisa ladina.
-He vuelto Ren. Vamonos.
El muchacho asintió, se levantó de la banca que se encontraba sentado, y continuarán para llegar al gran castillo de la princesa que los esperaba. Efectivamente, el hambre puede afectar la estabilidad emocional de una persona, pues Ren había acabado de comer y se sentía un poco más pasivo y calmado. Por todos los espíritus, Ren parece que está enfermo, es decir, se miraba tan tranquilo ahora, como si no le importara lo que viniera y que las cosas fluyeran sin su intervención ni objeción. Hasta Jun se preocupaba, sabía que era por todo esto del matrimonio a temprana edad, lo duro es que a él no le gusta la idea, pero le cuesta admitirlo. Él imagina que tarde o temprano se adaptará y olvidará esa emoción que lo oprime hasta el límite.
Y así fué.
Estaban al frente del bello palacio, justo en la puerta con los guardias, les abrieron la puerta como si reconocieran quiénes eran, y no fue mucho problema atravesar. Tomaron de vuelta sus pertenencias, Ren cargaba su maletín y en el otro brazo sujetaba la chaqueta dorada y, subieron las interminables escaleras. Durante ese rato, el chico estaba callado, pensando en olvidar toda emoción que solo le estorbaba para preocuparse o pensar en otra cosa, pero era difícil, tan tedioso. Inhala con los párpados cerrados y exhala con el aliento sensible. Todo tiene que continuar a su ritmo deseado.
[Rip Bloody]
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FALSEDAD • 𝙍𝙚𝙣 𝙏𝙖𝙤
FanficÉl no sentía aquel cosquilleo de mariposas en el estomago. Todo no era más que solo falsedad para tener una oportunidad de cumplir su sueño, como cuando lo tenía como impulso para ser el Shaman King. En desarrollo... 💬 Edición 2022 ® Portada y sep...