Capítulo 3: Nervios

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Amon

- Si mamá - tengo el teléfono el la oreja mientras explico pacientemente a dónde voy. - Sólo voy a estar lejos un par de meses como mucho.

- Pero... ¿Quién paga el viaje? - dice ella preocupada.

- Todo lo pagan ellos, además se supone que puedo fabricar llaves de aluminio, el dinero no debería preocuparte - A pesar de que quiera es ilegal fabricar llaves de bronce, plata u oro para uso personal.

- Pero... ¿Quién va a cuidar de mi mientras no estés? - dice ella del otro lado de la línea.

- Ma... Ya hablamos de esto. Conversé con la enfermera Colette, ella va a cuidar de ti. No te preocupes, te voy a llamar cuando llegue a Nueva York.

- ¿Y nadie va a cuidar de vos? - pregunta mi mamá, casi puedo ver el puchero a través del espacio.

- Voy a estar bien Ma, la isla está despoblada, solo tengo que encontrar la llave y volver a casa. Va estar bien, no te preocupes. Te llamo en unas horas. Te lo prometo.

Y cortó la llamada. Principalmente porque sabía muy bien lo que trataba de hacer. Ella quería que me quede. Tal vez era por mi bien, pero no puedo desperdiciar está oportunidad.

No voy a llevar mucho, no hay población en la isla y mucho menos hoteles o lugares para dormir. Así que llevo más que nada cosas para acampar: carpa, bolsa de dormir, garrafa, alimento y demás.

Me miro al espejo antes de salir. Intento acomodar mi flequillo rebelde con la mano sin resultado. Un muchacho de pelo rojizo claro y ojos castaño claro también me devuelven la mirada. No puedo evitar pensar de que estoy igual a mi papá ¿Que pensaría de mí ahora? ¿Se sentiría orgulloso?

Cómo si pudiera escuchar mis inseguridades Atheria se acerca y refriega su cabecita en mi pierna.

- Vamos amiga, tenemos un vuelo que tomar.

Llegamos al aeropuerto a horario. Allí me espera el Consejo con una sonrisa amigable. Morgana sostiene una caja de metal negra.

Trago saliva y me acerco dudoso al Consejo de los maestros cerrajeros. Kamar se aproxima con una sonrisa y me estrecha la mano con fuerza.

- Este es tu día muchacho - dice. Yo asiento con la cabeza, cohibido.

- No te preocupes, todo va a salir bien - me dice Korey.

- Claro, a no ser que... - Kamar había empezado a hablar pero Celie lo había interrumpido con un codazo.

Morgana se acerca, con la misteriosa caja y me la tiende. Cuando la agarro me da también, una llave pequeña de color plateado.

Abro la caja con la llave y esta se despliega como una caja de herramientas. Dentro hay 36 llaves, todas diferentes. Pensaba mirar un poco más, pero Morgana vuelve a cerrar la caja.

- Aquí no, todavía no - me dice cómo si eso respondiera algo. Me pongo la caja bajo el brazo.

- Suerte querido, te irá bien - dice finalmente Celie.

Los cuatro se despiden y yo me subo al avión, ligeramente nervioso... Bueno, muy nervioso, porque negarlo.

Me toca un asiento junto a la ventana, pero la cierro, siento que voy a marearme de los nervios.

El CerrajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora