Asalto 2

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— Como les digo, era rubio con las raíces un poco crecidas, alto, musculoso

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— Como les digo, era rubio con las raíces un poco crecidas, alto, musculoso. Tenía unas piernas... Dios. Era una belleza.

— Estás inventando —dijo DongJu acomodando su pelo largo hacia atrás.

— No vamos a sentirnos mal porque inventes un policía supersexy. Nos divertimos en el puerto. Hasta robamos unas motos a unos gángsters y salimos a andar por ahí —agregó el otro chico, luego siguió pintando sus uñas de negro.

— Admito que lo de las motos me da envidia, pero les juro que es real. Creo que tuvimos un momento... ¿Podés cerrar esa cosa? Odio el olor.

— No. ¿Te pinto?

— Mm, bueno sí, pero no todas —respondió SeoHo y extendió sus manos. Tenía que admitir que se veía bien y él también quería algo de estilo.

El refugio de los tres amigos estaba animado ese día. Sólo eran ellos, como siempre. Los mellizos traían sus historias de la noche anterior y Lee sus recuerdos del bonito Oficial. DongJu elegía la música en su celular, aún sentado en ese sillón de cuero. Todavía había bebidas frías y algo de pollo para desayunar... O almorzar... Daba igual.

— Saben qué, le prometí hacerle caso. Se acabaron los graffitis.

— ¿Qué? Pero SeoHo Hyung, no es justo que te vendas por un rubio de piernas bonitas, te regalo a mi hermano si querés, pero no nos dejes.

— ¡Hey! ¿Cómo que me regalás?, basura.

— No voy a dejarlos, DongMyeong, sólo dije que voy a hacerle caso. Voy a buscar nuevas formas de llamar su atención. Hay tantas maneras de romper la ley. ¡Puedo probarlas todas!

— Ahh... ¡Ese es nuestro Hyung!

Los dos chicos se tiraron sobre el mayor a abrazarlo. Estaba acostumbrado a sus desbocadas muestras de afecto y era muy especial verlos ser tan pegajosos con él sabiendo lo peligrosos que podían resultar si así lo querían. Sabía que podían matarlo sin que se diera cuenta, pero ahí estaban, intentando besarlo y hacerle cosquillas en todo el cuerpo. Después de todo, él era su Hyung, el que los había rescatado tantos años atrás.

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En otra parte de la Ciudad, bajo el sol de la mañana, cierto rubio corría por el centro de un floreado boulevard mirando constantemente el marcador en su reloj inteligente para terminar su ejercicio matutino con los kilómetros correctos. No podía faltarle ni un poco. Los auriculares en sus oídos y alguna canción de trap lo abstraían de todo. Era su momento para sí mismo, de los pocos que tenía últimamente y nada podía molestarlo.

Se detuvo a tomar agua cuando la vibración en su muñeca le avisó que había alcanzado el objetivo del día. Estaba a tiempo para ir a la escuela a retirar a GeonJun y hasta podría llevarlo a almorzar. No creía tener nada en casa para cocinar, y tampoco muchos ánimos para hacerlo, pero se había saltado el desayuno y de verdad necesitaba un almuerzo fuerte.

¡Manos arriba! | SeoDo | ONEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora