Asalto 3

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Cuando llegaron a la comisaría GeonHak le pidió a HaRin que se encargara de todo el protocolo

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Cuando llegaron a la comisaría GeonHak le pidió a HaRin que se encargara de todo el protocolo. No pensaba compartir el aire con ese sujeto ni un minuto más. SeoHo estaba decepcionado, no podía hablar con su oficial, ni siquiera mirarlo de lejos. Tendría que pasar toda la noche ahí pero completamente aburrido. Quizás aprovechara para dormir un rato.

De todas formas, no se rendía, seguía teniendo esperanzas de lograr conquistarlo. Su bonito oficial era tan honesto y transparente, él sabía que físicamente había sentido mucho más con de lo que confesaría verbalmente. No le importaba si le tomaba un tiempo, de todas maneras la diversión apenas iniciaba. No era la noche que había planeado, pero al menos había logrado tener un momento intenso con él, que sabía que no olvidaría rápido; incluso su compañero lo había notado.

- Oficial Ju -comenzó el joven, si no podía hablarle a su lindo rubio, al menos conversaría un poco con su compañero.

- Ah, Kim me advirtió que no lo dejara hablar...

- Oh, ¿entonces le hace caso en todo? Pensé que eran del mismo rango.

- Uhg, no necesariamente, le hago caso cuando tiene razón.

- ¿Por qué tendría razón en impedirle a usted hablar con quién lo desee?

- Jaja, es que tiene razón, usted es... Bueno, en realidad a mí me resulta interesante, no me molesta hablar un rato.

- Ah, ve, ya nos llevamos mejor -dijo el chico sonriente y se acomodó contra la reja para mantener la cercanía.

- ¿Lo conoce hace mucho?

- ¿A Kim? Sí, vi a su hijo nacer -. El chico quedó pálido, más de lo normal, y HaRin quiso morderse la lengua. Si Kim se enteraba que le había contado eso, estaría en problemas.

- ¡Oh, por Dios!, ¿él es padre? -exclamó sorprendido, no sabía si le espantaba la información o si le parecía tierno, pero su preocupación era otra.

- Eh, sí, imagino que no le agradará que lo sepa, así que olvídelo -pidió el uniformado, un poco nervioso y arrepentido de sus palabras.

- P-pero no tiene anillo. Y le miré bien las manos, hermosas, hermosas manos, hasta las tuve encima más de una vez, no, no había anillo -razonó en voz alta el chico-. Es papi soltero, ah~ qué ternura.

- Bueno, ya hablé demasiado...

- Al contrario, falta más, ¿cuántos años tiene el niño? No sé casó, pero, ¿está con su madre?

El policía sacudió la cabeza con una sonrisa pícara, no podía responder más porque Kim podría ahorcarlo si el muchacho le fuera con el cuento, así que le dio la espalda para irse al escritorio. No podía seguir alimentando la curiosidad de ese chico de dudosas intenciones.

- No se vaya, Ju, espere. Cuénteme más, no le hace mal a nadie. ¡Hábleme de usted!, ¿también toma café horrible de la máquina?

- No mucho -respondió divertido ante la insistencia del chico-, ¿por qué le interesa eso?

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