𝐈𝐈

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Vi irrumpe en la habitación del hospital.

― Caitlyn.― exclama.

Caitlyn -su Caitlyn- estaba sentada en la cama, con un aspecto abatido y magullado, pero entera, viva.

Vi cruza la habitación a dos pasos imposiblemente largos y abraza a Caitlyn con mucha fuerza.

― Me encontraste...―

Las palabras salen como un llanto ahogado. Vi la aprieta más, con una mano en el cuello y la otra rodeando su cintura. 

― Nunca quise dejarte.― se apresura en decir.

Caitlyn, que suele ser unos centímetros más alta que Vi, se acurrucaba cómodamente en su pecho ahora.

― Lo sé, lo sé.―

― Siento mucho interrumpir.―

Las dos se separan para ver a Jayce entrando en la habitación amablemente.

― Jayce.― dice Caitlyn, aliviada. ― Parece que no tienes ni un solo rasguño en el cuerpo.―

Él sonríe con amargura. ― He tenido suerte. Siento... mucho lo de tu madre.―

El rostro de Caitlyn se quebranta. Vi toma su mano y le da un apretón reconfortante.

― Gracias.― responde, tratando de mantener su habitual compostura. ― Me alegro de que estés bien.―

― Yo también me alegro de que estés bien. Vi me contó acerca del secuestro.―

Caitlyn asiente. 

― Lo siento.― repite Jayce, acercándose. ― Haremos todo lo que esté en nuestras manos para asegurarnos de que tu madre y cualquier otra persona que haya sido herida pueda recibir justicia.― Con eso, le da una mirada punzante a Vi. ― ¿Verdad, Vi? ―

Caitlyn mira a los dos, desconcertada. ― ¿De qué estás hablando? ―

Jayce se endereza, sonriendo como un político.

― Vi aceptó convertirse en vigilante para ayudar a luchar contra Jinx.― anunció con orgullo.

Caitlyn lanzó a Vi una mirada confusa y de complicidad. ― ¿En serio? ―

Vi sólo le ofrece una sonrisa falsa. ― No puedo dejar que Jinx te haga daño de nuevo.―

Caitlyn parece mirar a través de la mentira, frunciendo el ceño. Luego se vuelve hacia Jayce con una mirada de determinación en sus ojos.

― Yo también quiero ayudar.―

― Por supuesto.― dice Jayce. ― Lo discutiremos cuando te hayas recuperado.―

Caitlyn vuelve a asentir.

 ― Bueno, les daré un poco de privacidad.― dice Jayce, dándole a Caitlyn un apretón reconfortante en el hombro. ― Espero que te sientas mejor pronto, Caitlyn. Tú también, Vi.― añade mientras se voltea para irse.

― ¿Qué fue eso?― preguntó Caitlyn una vez que se ha ido.

― Nada.― es todo lo que responde Vi.

― ¿Cómo te encontró? ―

― Fui detenida por los vigilantes en los Carriles.― explica. ― Jayce me liberó.―

Caitlyn frunció el ceño nuevamente. ― Entonces, ¿por qué parecía como si quisieras golpearlo? ―

Vi se encoge de hombros, intentando parar la conversación en seco. Sostiene la mano de Caitlyn con fuerza, deseando que este momento de simple felicidad pudiera durar para siempre, antes de que todo lo de fuera -Jayce al igual que la inminente guerra, Jinx y la madre moribunda de Caitlyn- pudiera afectarles.

El amor se filtra por las armasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora