La libertad de unos requiere el sacrificio de otros...
El día en que mi mamá me dió a luz decidió que sería en casa, con una partera y mi padre, nadie más.
Tras eso crecí entre las paredes de esta casa, nunca se me permitió salir a jugar y tampoco conocía nada de lo que había más allá de lo que podía ver por la ventana. Para mí mala suerte no había más que pasto verde en unos dos kilómetros a la redonda y aunque muchas veces intenté fugarme, pues mi curiosidad era muy grande, mi madre siempre frustraba mis planes.
Papá desapareció cuando yo tenía unos once años, simplemente no lo volví a ver y mi madre no parecía afectada por eso.
Conocía solo a las personas que mamá me presentaba, de otra manera si alguien llegaba a la casa me encerraba en mi habitación a esperar que se marchara. Conocía del mundo tanto como mi madre lo permitió, incluso los libros que leía los había leído mamá antes.
Al cumplir dieciséis todo lo que quería era marcharme pero no sabía cómo ni tampoco a dónde. Una vez leí en un diccionario lleno de palabras tachadas y páginas arrancadas una palabra que me resultó curiosa:
Prisión: Cosa que ata o detiene física o espiritualmente.
Ahora entiendo que nací y he vivido en una prisión sin entender el por qué.
La tarde de mi cumpleaños diecisiete me acerqué a mi madre y le pregunté el por qué no me permitía salir, cada ocasión en la que traté de hablar este tema ella simplemente me enviaba a mi habitación o cambiaba el tema, esta vez a diferencia de las otras respondió:
- El mundo es un lugar horrible y no quiero que sufras- su tono fue tan frío como cada vez que hablamos.
- ¿Por qué es un lugar horrible? - cuestioné con curiosidad.
- Está lleno de gente mala y su único propósito es dañarse unos a otros.
- ¿Todos?- continué preguntando.
- Todos - Respondió viéndome directo a los ojos y un escalofrío me sacudió el cuerpo.
- ¿Hasta tú?.
En ese momento mamá se levantó y se encerró en su habitación por horas, salió solo a preparar la cena, sin embargo, ella no comió. Recuerdo comer e ir a mi habitación a tratar de dormir recordando como cada intento de escape se vió frustrado por mamá, entonces, un fuerte golpe sonó en la sala de mi casa. Salí corriendo a ver qué pasaba y el pánico me invadió al ver la habitación de mi madre con la puerta abierta.
Bajé rápidamente las escaleras y ante mis ojos ví el cuerpo de mi madre en el piso y un hombre sentado en nuestra sala con su cabeza apoyada entre sus manos con desesperación, el hombre me vio y yo me quedé inmóvil al escucharle:
- La libertad de unos requiere el sacrificio de otros - dijo en murmullo que fue muy claro para mí.
En ese momento ví la puerta abierta y a mi madre en el piso, no sabía que hacer o como reaccionar, huir parecía una buena opción pero algo dentro de mi se aferraba a esta casa, a mi madre y a todo lo que había aprendido, pero ahora este hombre había invadido todo eso provocando que un temor enorme crezca en mí pues lo desconozco en absoluto.
En un impulso decidí salir corriendo de la casa, no sabía hacia donde ir y todo estaba completamente oscuro, tenía mucho miedo pero algo dentro de mi se alegraba pues estaba por primera vez fuera de casa...
¡Estaba fuera!
El viento helado hacía que mis pulmones ardieran pero no me detuve, no sé a dónde iré ni mucho menos que haré y aunque puedo decir que soy libre solo puedo pensar a qué costo.
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Solo Un Libro Con Historias
Historia CortaExisten muchas historias que han sido contadas y muchas otras de las que nadie se enterará. Estas historias autoconclusivas expresan de forma metafórica o literal lo que muchas personas sienten en este mundo donde la realidad puede superar a la ficc...