Hilal

Esa chica sabía cómo dejar a alguien sorprendido aunque mencione que podría morir estando conmigo le resto importancia

¿Cómo sabía ella que la maldición no le iba a afectar a ella viviendo tres años?

Me levanté de la cama por los ladridos del perro, siempre me despertaba para que le diera de comer su comida favorita, a veces envidiaba la vida de él, sin preocupación sin importancia.

—Tan temprano y con hambre—murmuré resecándole las orejas.

El perro jadeaba de emoción.

Sin él no se que hubiera sido, era el único que había tenido compañía desde la muerte de mi última niñera, tenía pequeños recuerdos de cada una de ellas que siempre serían un recordatorio de quien soy.

—!Príncipe Hilal¡—exclamó una voz melódica

Las puertas de mi alcoba se abrieron y un aroma a lavanda llegó a mis fosas nasales.

La alquimista entró con una mirada fría y una sonrisa sádica en sus labios haciendo que un viento helado recorriera mi Columna.

—Es, está forma de entrar a la alcoba de un hombre—dije fulminando la con la mirada

Ella ignoró mi mirada y acarició al perro que le mostraba el estómago con deseo de que lo tocara.

Traidor

—No es por ofender príncipe, pero solamente veo a un niño que necesita cambiarse para iniciar nuestro día—respondió

Mis mejillas ardieron

—¿A quien le dices niño?—inquirí

Sus ojos Azules frío y sin vida me vieron

—A ti.

¿Qué edad tenía para decirme que era un niño? Cierto que es alta, su estatura es de 1,80 pero creo que tenía razón apenas y llegó por su hombro.

Tengo que crecer más rápido pensé

—Lo estaré esperando en el salón en tres minutos para iniciar la rutina—dijo

Se fue dejando al perro llorando con ganas de caricias.

Dione

Cada vez que lo miraba no faltaban las ganas de acabar con esa luz en sus ojos, él era igual a ella hermoso y delicado tan inocente sin saber los peligros que corren.

Había estado despierta toda la noche asesinado a los que intentaban entrar al palacio para matar al príncipe, en todo el palacio coloqué una red mágica para detectar si alguien misterioso entraba.

Muchas personas nobles querían asesinar al príncipe heredero aunque todavía no fuera anunciado principalmente la familia de la emperatriz.

Tenía que entrenar al niño para que supiera defenderse y así convertirlo en mi nuevo juguete.

Tal vez no sería fácil ganarme su confianza pero tenía que hacerlo, tenía que hacer que caiga en mis redes para vengar la muerte de mi mejor amiga.

Cuando me alejé del cuarto de él apreté el puño no podía verlo sin que la recordara a ella, a veces tenía ganas de abrazarlo para saber si sentía la misma sensación que la de ella.

Las espadas de madera las puse encima de una mesita.

Había preparado los lentes que él necesitaría para ver bien, no podía revertir la maldición hasta que el encontrara a la chica que digamos que estaba lista.

Escuche sus pasos y deje el cigarro que había encendido hace unos minutos, el niño no tenía mala complexión se miraba que eso lo heredo de él bastardo de su padre.

Con una piel blanca y un cabello rubio oscuro, sus hermosos ojos azules iguales a los de su madre era alto aunque no tanto ya que no entrenaba o hacía algún ejercicio físico.

—llegas tarde—murmuré dejando salir el humo de mis labios, él arrugó el rostro.

Parecía una ardilla con sus mejillas regordetas y rojas, tenía quince años pero falta mucho por crecer.

—El perro no me dejaba de rogar que lo acariciara.

Tomé un de las espadas de madera y se la lancé en su dirección, él la tomó sin problemas

"Tiene buenos reflejo"

—vamos a practicar esgrima como príncipe tiene que saber defenderte y como tú tutor por decirlo así tengo que enseñarte, prepare unos lentes que podrán ayudarte con tu vista—dije

Me levanté acercándome a él y colocándole los lentes.

sus mejillas se sonrojaron haciendo que sonriera con burla

—vámonos ya—dije desordenando su cabello

El es especial un gran poder corre por sus venas.

Hilal

El lugar donde entrenaban los caballeros estaba vacía, por lo que sabía era que ellos siempre entrenaban, a veces quise venir y entrenar pero mi padre lo había prohibido.

sentía muchas emociones mezcladas principalmente por la alquimista cada vez tenía curiosidad por saber quién era ella.

nos detuvimos en medio del campo, ella volvió a verme

—Primero, lo importante es el estiramiento y el calentamiento, iremos paso a paso cómo eres grande eso te ayudara con la flexibilidad— ella hizo poses extrañas, pero era muy flexible — algo que tienes que saber es que no solamente es importante saber manejar la espalda, si no saber cómo manejar su cuerpo las posiciones donde debes tocar en otras palabras combate cuerpo a cuerpo.

Ella hizo algunas piruetas lanzando golpes en el aire acompañadas de patadas, en un momento se detuvo y usó la espada de madera que colgaba de su cintura, su postura era correcta y elegante los movimientos con ella, su mirada intimidante .

se detuvo y me observo

—cierra la boca o una mosca entrara—dijo riendo

voltee mi rostro sintiendo mis mejillas ardiendo, una mano toco mi hombro

—colócate así—ella acomodo mi brazo por arriba de mi cabeza, con su pies acomodo mi pierna — siempre acuérdate de tener una postura correcta y mirar al frente agudiza tus sentidos por no siempre te atacaran al frente.

...

pasamos la mayoría de la tarde entrenando y haciendo ejercicio. sentía mi cuerpo rígido y cansado con mi pulso acelerado.

—suficiente—dijo ella

se acerco a mi cuando su rostro cambio como un rayo saco una daga de su bota y la lanzo en mi dirección, cerré los ojos creyendo que iba a morir cuando un grito de dolor hizo que los abriera y volviera ver en dirección de donde provenía el grito un hombre vestido todo de negro sostenía su mano ella me tomo colocándome detrás de ella varios hombres salieron de la nada, ella saco unas botellas con un polvo negro lanzándolos al suelo y una espesa niebla se formo.

No podía ver nada solo escuchaba los gritos, el sonido de las espada chocando y como cortaba la carne, la sangre salpico mi rostro podía sentir mi cuerpo temblar inmóvil, la niebla termino de dispersarse dejando una vista desagradable una cabeza había rodado a mis pies y ahí esta ella sonriendo con sus ojos viéndome era de color rojos la espada goteaba sangre, su otras mano estaba en su boca podía ver como su lengua lamia la sangre que había en ella.

en ese momento me di cuenta de algo

ella era peligrosa 

El juguete de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora