CONOCIENDO A LA TIA

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Esto sucedió ya hace unos 20 años atrás. Carlos era un compañero mío de la escuela. Era el típico joven de descendencia china, y nerd del salón de clase. Con excelentes calificaciones, muy callado, introvertido y como solitario. Por otro lado era casi vecino mio. Su familia era dueña de una tienda de abarrotes (En Panamá a estas tiendas las llaman Chinito) que quedaba en la calle atrás de mi casa. Aunque estuvimos varios años en la misma escuela fue hasta el último año, cuando yo tenía 17 que me tocó en el mismo salón. Para los últimos seis meses, en la clase de Fisica había que hacer un trabajo en equipo de dos y yo muy inteligentemente le dije a el que fuera mi compañero. Había dos razones. La primera era que me aseguraba una buena calificación. La segunda, que vivíamos cerca. Para ese tiempo yo no tenía computadora y el si por lo que quedamos de reunirnos en su casa.

La primera vez que entré a su casa, me di cuenta que era bastante humilde. Vivían como siete personas en dos cuartos y medio. Eran 100% chinos, tenían adornos chinos y la mamá de el apenas hablaba español y su tía, de quien es esta historia, no hablaba absolutamente nada de español

La tía (nunca supe su nombre) era una señora quien no trabajaba y se la pasaba todo el día en la casa. Siendo china era difícil calcular la edad pero adivinando podría tener alrededor de 35. Ella era delgada y chiquita. De hecho recuerdo que la primera vez que la vi fue caminando de espaldas y pensé que era una niña pues tenía el cuerpo muy menudito. Tambíen se vestía con blusitas o T shirts, pantalones de tela o simplemente en pantalón de pijama. Por la cara era que notaba que era una señora. También siempre estaba en sandalias muy sencillas. Cuando le vi sus pies por primera vez me llamaron mucho la atención. Demasiado diría yo. También parecían pies de niña. Eran muy muy blanquitos, de plantas rosaditas, todos los dedos larguitos con uñas muy claritas casi transparentes y muy bien cuidadas.

El cuarto de Carlos era el mismo de ella pero estaba dividido por un separador de madera chino para que tuvieran su privacidad. Entrando estaba el cuarto de Carlos y al fondo el de ella. Desde la primera vez que fui, me tocó ver a la tia acostarse boca abajo en su cama y ponerse a ver la tele. Se ponía en lo que los fetichistas llamamos "la pose" (acostada boca abajo con sus pies levantados al aire) que la hacía ver juvenil y me dejaba verle las lindas plantas rosaditas de sus pies. A penas la podía ver a través del separador y me distraía muchísimo mientras trabajaba con Carlos en la PC. Pero era muy excitante sobre todo porque constantemente movía los pies hacia arriba y abajo.

Un día mientras estaba trabajando con Carlos y su tía estaba acostada del otro lado del cuarto, empecé a buscar en el desorden del escritorio una hoja del trabajo que estábamos haciendo. De un cuaderno salió un sobre entre abierto con un paquete como de 20 fotos. Las fotos eran todas amateur de close up de unos pies. Carlos volteo a ver sorprendido, se quedo congelado por unos segundos, pero luego quitó la mirada como si nada. Yo me puse a verlas y le pregunté: - Y esto que es? – El mirando la computadora sonrió un poco y dijo – son fotos de mi tía, yo se las tomé jugando.

Me puse a ver las fotos. Realmente los pies eran hermosos. Para ser una señora no se veían ásperos ni arrugados. Eran lisitos y muy blancos. Las fotos eran de los pies tomados de todos los ángulos posibles. Habían algunas fotos donde inclusive se veían que estaban en las manos de él. Yo le pregunté – Y en que consiste el juego?- Nada solo me modela los pies y le tomo fotos – Cambió el tema rápidamente y me empezó a hablar sobre lo que estábamos trabajando. Dejé las fotos en la mesa y le puse atención a Carlos, o por lo menos disimulé que le prestaba atención pues mi mente estaba concentrada en esas fotos y los pies. Miraba las fotos y a veces miraba hacia la tia pues ella estaba acostada en el cuarto al lado viendo tele. No me preocupaba por lo que hablábamos pues la señora no hablaba absolutamente nada de español. Al momento en que terminamos, coloque las fotos medio guardadas en el desorden para volverlas a ver en otra ocasión.

Cuando llegue a mi casa me quedé pensando si había conocido a alguien que también le gustaban los pies como a mi o el simplemente era raro. Pensé en robarme las fotos, pensé en pedirlas prestadas, quería preguntarle mas cosas sobre por que esas fotos. Yo en ese entonces todavía no sabía que existía algo llamado fetichismo. No conocía a nadie con mis gustos y de hecho me sentía una persona enferma por mi obsesión.

La idea principal de robarme las fotos se dio en la siguiente reunión. Aunque solo fue una foto, me la llevé y me masturbe casi diario viéndola. Pero mi curiosidad era muy grande sobre las fotos, así que decidi ser un poco indiscreto y hablar con Carlos la próxima vez que nos viéramos.


Continuará....

Los pies de la Tia de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora