Capítulo 2

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 Capitulo 2:

La dríada era un ser de forma humanoide específicamente de mujeres, su cabello se conformaba con ramas y hojas, ahora, sus tonos eran naranjas, su piel tenía el color y la textura de un tronco, sus rasgos eran delicados, podría decir que si la viera en otras circunstancias tendría una mirada muy dulce y hermosa, pero en este mismo momento la diversión estaba perdida y en sus ojos se podía ver el caos. Estos seres son los encargados de cuidar al árbol al que están ligadas, si uno muere el otro también, normalmente, a pesar de su aspecto joven, son los que vivieron más tiempo que cualquier otro ser, pero eso no quiere decir que no mueran.

-Lo lamento, dríada, tendré más cuidado la próxima vez.

-Tus disculpas no quitan el hecho de que casi haces que el tronco del roble se rompa, Neferet.

Su tono de voz dejaba al descubierto sus emociones, estaba enojada, que digo enojada, furiosa, normalmente mantienen la calma y más ella, de pequeña los profesores nos traían para que aprendamos a orientarnos en el bosque, muchas veces me perdía y lloraba, pero las dríadas me ayudaban, claro era trampa, pero ¿Quién quiere ver a una niña llorar?, fue así hasta que aprendí a hacerlo sola.

-Lo sé, pero de verdad lo lamento, no tengo magia como para poder enfrentarlo sola, discúlpame ¿si?.

La rodee con mis brazos era un poco rasposo pero ahora que llegó el otoño se vuelven cálidas, su calor se asemeja al de una madre y es muy emotivo abrazarlas, claramente casi nadie las puede tocar pero me vio crecer, llorar, patalear y reír, la confianza nos sobra.

-Ya ya, está bien, vete que el sol se ocultara pronto y no es lugar para una humana, yo arreglare el árbol por suerte solo es un rasguño.

-Gracias, dríada.

Nos regalamos mutuamente un sonrisa sin ningún tipo de rencor o enojo de parte de ella, a pesar de los daños, no son seres, que sientan odio, son muy puros y justos, di un asentimiento como ultima despedida y camine hacia la bruja, tendida en el suelo mientras se quejaba del dolor por la herida, tomé su brazo y la paré.

-No puedo caminar -dijo quejándose.

-Silencio, ¿por qué debo tener contemplación por alguien que me atacó con una serpiente mágica?, sabes bien lo que sucede cuando eso te muerde y peor si te traga viva.

Silbé mirando al cielo, alargándolo lo más posibles, no tardo mucho tiempo que desde los espacios que dejaban los arboles para ver el cielo se visualizo un ave, de un tamaño excesivamente grande, voló en círculos encima de nosotros hasta que aterrizó a unos cuantos metros de nosotros, sus plumas eran de color chocolate, con los pequeños rayos de sol que había, las plumas brillaban, aunque era hermoso eso no le quitaba lo feroz.

Jalé a la bruja hasta el ave y la subí en su espalda.

-Si te quieres escapar te va a morder.

-¿Estás loca? Es un Roc, ¡no son aves que se domestican! Son salvajes, asesinan todo lo que ven.

No respondí y solo reí mientras me acomodaba atrás de ella protegiéndome con la cuerda, me ajuste al ave para no caerme, la verdad es que la bruja tenía razón, no son animales que se domestiquen, son salvajes y agresivos, pero este no es así, lo criamos en la escuela cuando lo encontramos herido, nos reconoce y nos ayuda a transportarnos, digamos que somos la excepción de su amabilidad.

Cuando empezamos a volar la altura me permitió apreciar todo el bosque, era hermoso ver el color rojizo y naranja, ver ese paisaje hizo que me llene de nostalgia el corazón, a pesar de que en la escuela de investigadores nos enseñaron a empatizar para poder descubrir a los culpables de los crímenes, desde que somos pequeños, nos prohíben todo sentimiento fuera de su limite. "Los sentimientos desbordados hacen que tu mirada se nuble y pierdas todo raciocinio, no podemos permitirnos tardar frente a un asesino, no nos permitimos perdernos a nosotros mismos", esa era la frase que todos los maestros nos decían, la aprendimos de memoria como si fuera tan necesario como el oxigeno.

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2022 ⏰

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