Gone [ym]

1. El amor se fue y el odio creció

Jimin y Yoongi eran novios desde hace más de tres años, se conocieron cuando entraron a la universidad y nadie pudo negar que la conexión entre ambos fue inmediata.

Aunque eran completamente opuestos, se complementaban muy bien. Jimin era el tipo romántico, que esperaba algún día vivir un amor como el de aquellas novelas que leyó cuando era más joven, Yoongi por otro lado, era más reservado y aparentemente frío, aunque a Jimin le mostraba otra versión de él, una en donde le gustaba que lo abrazaran y mimaran todo el tiempo.

Eran la pareja perfecta, la gente pensaba que el hecho de que fueran buenos amigos antes de ser amantes, ayudó mucho a que la relación que ahora llevaban fuera tan maravillosa. Siempre llegaban y se iban juntos tomados de la mano, en los equipos solían estar juntos, incluso a veces decían lo mismo al mismo tiempo y cuando tenían tiempo libre, a pesar de no tener ni idea del futuro, solían acostarse en el pasto de su facultad mientras veían las nubes y hablaban de casarse y de adoptar un perro, mientras intercambiaban uno que otro beso.

Pero las apariencias engañan.

Jimin en realidad era el que se llevaba la peor parte de la relación, esa en donde Yoongi nunca compartía cómo se sentía cuando se peleaban y era Jimin el que siempre lo buscaba para arreglar las cosas.

Después de que todo terminó, la psicóloga le dijo a Jimin que era dependiente emocionalmente de Yoongi. Tuvo sentido para él, ya que no podía funcionar si estaban peleados. Algo que el menor odiaba, era que su novio parecía estar de maravilla riendo con sus amigos cuando peleaban, mientras él tenía que quedarse encerrado en el baño llorando hasta que Taehyung entraba a sacarlo de ahí.

–Sabes que esto es injusto para ti, no hiciste nada malo, ¿por qué siempre eres tú el que tiene que arreglar las cosas? –Preguntó Taehyung mientras consolaba a Jimin, este sólo sollozó y empezó a llorar de nuevo, aferrándose al cuerpo de su mejor amigo.

Con el tiempo Yoongi dio por sentado que Jimin lo buscaría cada vez que pelearan, así que empezó a interesarle cada vez menos.

No era todo culpa suya, él sabía que lo que le hacía pasar a su novio estaba mal. Lo había descubierto solo, pero Hoseok y Namjoon se lo repetían cada vez que lo veían triste por haber hecho llorar al pequeño Jimin que prometió cuidar cuando iniciaron su relación.

Sin embargo, era difícil para Yoongi, en su familia nunca se acostumbró a hablar de lo que estaban pasando, así que fue forzado a crecer guardándose todo lo que sentía para él mismo.

–Sabes que puedes contarme cualquier cosa que sientas, ¿verdad Yoonie? –Jimin le recordó en una de esas tantas veces que permanecieron acostados viendo el cielo.

–No quiero molestarte, ya tienes suficiente con lo que sientes tú como para abrumarte con lo mío.

–No digas eso.–El menor se acomodó para tomar con su mano la cara de su novio y hacer que sus miradas se conectaran. –Estamos juntos en lo malo y lo bueno, de eso se trata una relación. No te guardes todo para ti, cariño. Prométeme que cuando necesites desahogarte, me dirás lo que sientes.

–Lo prometo.

Evidentemente no cumplió su promesa.