Diez: 𝐄𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫, 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨

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Aquel día, la lluvia había comenzado tranquilamente por la mañana.
Cuando parecía que iba a parar, el cielo se terminó de cubrir de gris. Toda la gente de Orth se resguardó en sus hogares. Las familias se reunieron para comer mientras disfrutaban de la compañía que tenían entre sí. Los borrachos hablaban sobre la vida en las tabernas.

No era un mal lugar para vivir, incluso para los más pobres.
Entre tantas cosas que sucedían, una mujer y un hombre platicaban sin más, como siempre lo habían estado haciendo hasta ese momento. Sin embargo, el varón no pudo evitar preguntar algo que lo había estado atormentando durante algún tiempo.

─ ¿Qué ha sido del chico, Ozen?

─ ¿eh...? Ah, ya. Ayskell. Ha visto mejores días. ¿recuerdas aquella expedición de la quinta capa? Bueno, me lo llevé de excursión y... heh, las cosas se me fueron de las manos. Ha estado en algo parecido a un estado de coma desde hace dos meses, pero da la casualidad de que hoy despertó.

─ Vaya, este abismo... ─ su voz pareció quebrarse un poco. Ayskell le había caído muy bien, se veía de buen corazón. Saber que algo tan terrible le había pasado... ─ ¿y cómo está ahora? ¿tiene alguna secuela debido a estar tanto tiempo inconsciente?

─ Bueno, yo lo vi bien, estable, por lo menos. Ya es algo. Cuando regrese a la segunda capa veré qué tal andan sus músculos y su mente. Si algo le falla, tendré que hacer algún tipo de terapia física utilizando reliquias. Heh, qué gran idiota... no podría dejar que mi herramienta se rompiera tan fácilmente, heheh.

─ ¡Ja, ja! no, no, eso no sería típico en ti, Ozen. ─ un poco más alegre debido a la declaración de la mujer, el hombre cambió su forma de actuar a una más positiva. ─ cuida de él, ¿de acuerdo? es un gran joven. Incluso si las piernas ya no le funcionan o si su cerebro sufrió daños irreparables, no lo hagas a un lado, ¿sí?

─ Heh, no podría hacer eso aunque quisiera, Habolg. Mientras pueda hablar y pensar correctamente, todavía servirá de algo, a lo mejor para hacerle compañía a Marulk o algo así. El punto es que siga viviendo. Todos ya se encariñaron con él, así que sería una lástima que aquel incidente lo hubiese matado.

─ siendo así... ¿también te encariñaste con él, Ozen?

─ ... ─ llevó su mano a su barbilla, toqueteando esta con la punta de sus dedos. Se detuvo a pensar unos momentos, mirando hacia la lluvia. Entonces, pareció encontrar una buena respuesta ─ tomando en cuenta todo lo que he hecho por ese estúpido, heh, sí... sí, no hay duda. Lo aprecio y reconozco como un potencial silbato blanco. A despertado pensamientos muy peculiares en mi... cosas que supongo que tienen que ver con el cariño. Iugh, heh, hehe... "cariño..." ¿impresionante, verdad? la gente de Mirrah... es escalofriante.

─ ¡Ja, ja! y que lo digas, Ozen. Vaya, de hecho me sorprendió que contestaras la pregunta sin maldecirme o mandarme al fondo del abismo, ¿sabes? juraría que has cambiado un poco, mujer.

─ Si quieres que te agarre de esa barba tan repugnante que tienes ahí y, que con ella te arrastre hasta la sexta capa mientras lloras y me pides disculpas como una nenita de 5 años... vas por muy buen camino, Habolg.

─ A-Ah, ¡ja, ja! eso ya es más como tú. Ya, ya, está bien, no hablaré de cosas de las que no tengo un conocimiento pleno, ya entendí el mensaje.

─ Heh, lo que sea. Gracias por los documentos, es hora de que regrese al campamento. Nos veremos después. ─ sin más demora, la de cabellos bicolor abandonó el lugar donde residía el varón, despidiéndose con la mano para finalmente desaparecer entre las estrechas esquinas de Orth. La lluvia silenció sus pasos así qué, tras solo unos segundos, fue como si ella jamás hubiera estado ahí en primer lugar.

𝓞𝔃𝓮𝓷: ᴀʙʏꜱꜱ ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora