Reencarne En "Gakuen ALICE"

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Jale una gran bocanada de aire al punto de enderezarme terminando sentada, el corazón me iba a mil y la respiración frenética, provoco que mi pecho subiera y bajara constantemente. Mi cuerpo se sentía tan tenso que de no ser por el contacto del mullido colchón y las cobijas cubriendo mi cuerpo no hubiera logrado tranquilizarme.

---fue solo una pesadilla--- una risita nerviosa salió de mis labios, al repetir las imágenes en mi mente, un accidente automovilístico, un autobús al borde de un precipicio y una caída mortal. Se sintió bastante real para ser un sueño, menos mal que desperté justo antes de volverme uno con el suelo.

Me hundí entre las cómodas cobijas, queriendo olvidarme del tema con otro rato mas de sueño, estaba cansada y solo quería dormir un poco mas. Cerré los ojos con gusto mientras que una calidez me invadió en el pecho haciendo aun mas placentero mi cometido.

Todo hubiera quedado ahí de no ser por algo brillante que me daba directo a los ojos, maldije pensando erróneamente que lo rayos del sol se empezaban a traspasar las cortinas de la ventana pero ese pensamiento se fue al caño cuando esa desconocida luz comenzó a tornarse de intensos tonos verdosos.

---¡aaaah!--- me levante de un salto abandonando mi comodidad para tratar de alejarme de lo que sea que era eso. Hubiera funcionado de no ser porque se encontraba colgando de mi cuello. Torpemente me lo quite y sin mas lo arroje lejos.

un collar con una extraña y piedra que expulsaba un brillo verdoso por si sola. eso es lo que resulto ser ¿Qué era eso? Y ¿Cómo es que lo tenia puesto? Eran lógicas preguntas que rebotaban en su cabeza como pelota de ping-pong.

Consternada miro el objeto, la pequeña piedra de luz verdosa se consumio por completo hasta no quedar rastro de que alguna vez estubo en ese accesorio. ¿que chingados acaba de pasar?... Un momento...

---¿donde estoy?--- no me había percatado pero la habitación era bastante rustica. Muy sencilla a lo que estaba acostumbrada, solo había una pequeña cama individual, un par de cajones y un pequeño espejo de mano, las paredes eran de madera, no de concreto como normalmente las conocía, ni siquiera parecía haber cristales en lo que supuse eran ventanas. esta definitivamente no era mi casa, ni mucho menos mi habitación.

Dude de mi vista, incluso pensé sobre la posibilidad de un secuestro ¡y como para no hacerlo! Pase mis manos por la cara restregándome los ojos en el proceso con frustración. pero todo lo anterior paso a ser segundo plano cuando me vi las manos a detalle.

---¿porque... mis mano son tan... pequeñas?--- tenia unas tersas y pequeñas manitas delicadas, incluso note que todo en el lugar se sentía particularmente grande y eso no podía ser, todo esto no esta bien. Tome el espejo de mano que estaba en el mueble.

La sangre se me fue a los pies, al ver a otra persona en el espejo, unos ojos de un color anormalmente amarillos parecidos a la miel adornados por unas rizadas pestañas me miraban con sorpresa, un sedoso cabello de tono arenoso reposaba sobre mis hombros en ondas desordenadas , que ocultaban unas pequeñas orejas con unos pendientes de piedra blanca, esta niña de nariz afilada, y labios rosados era definitivamente hermosa, a pesar de tener un semblante enfermizo y unas ojeras bastantes pronunciadas.

¿Pero esta niña era yo? ¿como? Imposible. Me pellizque una y otra vez de la mejilla sin piedad y vaya que dolió, incluso se podía apreciar esa zona bastante roja.

¡mi cuerpo! todo en mi se habia encogido, mis pienas, brazos ¡todo gritaba infancia!, incluso mi... ay no. Mire bajo mi blusa.

---¡soy plana otra vez!--- lamente. Debido a la impresión solté por accidente el espejo estrellándose contra el suelo y rompiéndose en varias partes ---ups--- Me estremecí cuando unos apresurados pasos sonaron fuera de la habitación, alguien se estaba acercando seguramente habían escuchado el ruido.

Sin saber que hacer recordé aquellas películas de suspenso, busque algo con lo que defenderme, ahora mas que nunca la teoría del secuestro era posible, tome un pedazo de sabana y la envolví en uno de los trozos de espejo, creando así una improvisada arma. Todo mi pequeño cuerpo comenzó a temblar del nervio, pero solo me quedo esperar hasta que la puerta se deslizo de golpe.

Una mujer no identificada joven y bella entro bastante alterada como si hubiera corrido una maratón para llegar hasta aquí.

---no te acerques--- o por dios hasta mi voz sonaba tierna, de no ser por que sostengo un arma pulso cortante no seria para nada amenazante. La desconocida se quedo estática al verme, su rostro reflejaba una mezcla de emociones distintas, pero al instante estas se transformaron en una sola, una llena de cariño.

---Aki... ko ...--- balbuceo la mujer llevándose las manos a la boca bastante incrédula. ¿Akiko? ¿¡y esa quien piñas es!?

---ey que crees que....!?--- A pesar de mi para nada amenazante advertencia, la joven se acerco hasta mi, ignorando el trozo de espejo y me estrecho en sus brazos. Bastante incomoda me removí para que me soltara de una vez por todas, pero mis intentos pararon súbitamente cuando escuche a esta persona sollozar.

Lloraba como una bebe con bastante sentimiento, mientras sentía como cada vez se aferraba mas a mi pequeño cuerpo y murmuraba cosas que no logre comprender debido a lo confundida que estaba.

No se en que momento había soltado mi arma blanca para devolverle el abrazo a esta chica con la misma intensidad, ni mucho menos supe cuando fue que mis ojos habían acumulado lagrimas que comenzaron a desbordarse sin poder retenerlas.

Su aroma me era familiar a pesar de no conocerla de nada, era tranquilizante, tanto así que de pronto me sentí tan cansada, mis ojos pesaban y sin yo quererlo se fueron cerrando. Quiero irme a casa. Mi ultimo recuerdo de esa vez fue ver a un anciano y una niña de coletas asomarse por la puerta con caras preocupadas.

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