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Ahí estaba yo, llorando, rota y sin ganas de vivir, tumbada en mi cama mirando mi techo blanco, sin lograr entender cómo la vida cambia tanto de un día para otro.
Hacia menos de 24 horas desde que me había dicho te amo y de repente todo con ella se había terminado, ella se había ido de mi vida y todo por una decisión que he tomado por evitar hacerme más daño en una relación que aparentemente no tenía futuro, que pensaría que sería la mejor pero definitivamente no lo está siendo, nuestra historia se había acabado, esa frase cada vez que me venia a la cabeza hacía que ahogara un grito contra mi almohada porque nadie en mi casa sabia nada de esto y no quería que se enteraran. Sentía como si ella fuera un diente de león, tan difícil de encontrar y de coger, a su vez tan fácil que se te escape de entre las manos y no lo vuelvas a ver...

El único pensamiento rondando por mi mente era que ella y yo no volveríamos a ser lo que éramos, no se iban a volver a cruzar esas miradas que creaban una tensión en el ambiente que se notaba desde lejos pero que a su vez transmitían mil emociones que no se podían explicar con palabras porque era algo mágico y inexplicable; no volvería a ver su sonrisa que para mi era tan perfecta, pero no solo su sonrisa era perfecta, todo de ella era perfecto visto bajo mis ojos, era imposible sacarle alguna pega, solo porque era ella, lamentablemente ella no me veía de la misma manera, ella ha sido mi primer amor, el típico amor adolescente y lo peor es que pensaba que realmente me iba a amar de la misma forma en la que yo lo hacia, siempre he pensado que ella seria incapaz de hacerme daño y resulto ser lo que más hizo porque suplique que su actitud cambiará, lo intente mil veces pero nada cambio, su actitud era la misma y eso me estaba destrozando y ella siendo consciente de ello, no le importaba, llegó al punto en el cual mi relación con ella me consumía porque  yo esperaba ese cambio, que volviera a ser esa persona que conocí pero ¿Y si realmente ella nunca había sido así? Quizás todo fue una mentira, al igual que las muchas que me dijo a lo largo de nuestra relación, por muchas veces que le dije que odiaba las mentiras, lo seguía haciendo y ahí estaba yo, quitándole importancia, siempre buscaba su felicidad y la anteponía a la mía, ella era feliz sin mi y yo era incapaz de aceptar eso había encontrado a otra gente y decidió reemplazarme de la forma más dura posible para mi, nunca le haria daño a conciencia aunque sé que hubo ocasiones en las cuales le hice daño, me arrepiento tanto de aquellas ocasiones, pero ella hizo todo lo contrario ya que era muy consciente del daño que hacía con cada una de sus acciones consiguiendo como resultado destruirme por completo y no saber que rumbo buscarle a mi vida actual. 

Caminos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora