14 - Ray

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Hacía un tiempo que había terminado de comer, pero me quedé un poco más hasta que el comedor se vaciara casi por completo. Buscaba a cierto pelinegro, y entre tanto niño era imposible encontrarlo.
Me dí por vencida cuando solo quedaban unos cuantos niños e Isabella, pero ni rastro de él.

—Gracias por quedarte a recoger T/n —me dijo mamá para pasarme un trapo que cogí con una falsa sonrisa.

Ésto me pasa por buscarle.

Cuando por fin terminé, salí corriendo de ahí para buscar a Ray.
Crucé el último pasillo que me quedaba por revisar cuando lo ví.
Se encontraba sentado en la repisa de la ventana, con un semblante entre enamorado y nostálgico. Veía tristemente unas ¿fotografías? No sé.

—Ey — dije asustándolo.

Él guardo rápidamente lo que estaba observando en uno de sus libros y se acomodó. Estaba nervioso.

—Hoy no has venido a comer, ¿estás bien? — el desvió la mirada mientras yo me acercaba más.

—No tenía hambre, no es nada.

—¿Estas seguro?

—Sí —decidí cambiar de tema, a Ray no se le puede sacar nada —¿Qué veías?

Se sonrojó un poco y miró hacia otro lado.

—Nada — sospecho.

—Está bien — dije antes de arrebarle el libro en un imprevisto y alzarlo en el aire.

Era más alta, así que fácilmente pude impedir que no me lo quitara.

—T/n dame el libro, es una estupidez.

—Lo siento —dije riendo.

Abrí el libro y lo que escondía salió a la luz, cayendo al suelo.
Eran fotografías.
Específicamente mías.
Mi corazón se enterneció. No recordaba los momentos de la mayoría de ellas, pero todas me las había hecho sin que yo lo supiera.
Lo miré, miraba hacia la pared avergonzado, con un tono rojizo en su cara. Es adorable.
Volví mi mirada a las fotografías, una era yo leyendo en la biblioteca, por el ángulo se notaba que Ray estaba detrás de alguna estantería.
Otra de ellas era yo en un árbol, el árbol al que suelo ir cuando necesito estar sola, a dibujar o a leer. Al parecer no me encontraba tan sola.

—Esto es adorable Ray, y son muy buenas, ¿Por qué no me las enseñaste? — dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Parece que lo tranquilizó saber que eso no me molestaba.

—Me daba vergüenza ¿vale? —dijo a la defensiva.

—¿Por qué nunca me pediste que posara para ti?

—Por qué estás más guapa distraída. Es mejor cuando no sabes si alguien te observa, no actúas igual. Arrugas la nariz al concentrarte y sonries de otra manera cuando estás Sola. De una manera más real —dijo mirando al suelo.

Sus palabras causaron algo en mi. Le miré tiernamente antes de agarrar su camisa para acercarlo y  romper el molesto espacio que había entre los dos.
Él aumentó el ritmo unos segundos después y me agarró de las manos. Nos separamos para sonreirnos el uno al otro.

—También te fotografiaba por qué me gustabas.

—¿Oh sí? No lo había notado— dije irónicamente.

El rió para salir corriendo hacia algún lado. Yo me quedé ahi parada, confundida.

—Eh, ¿A donde vas? —grité.

No hubo respuesta alguna de su parte, así que opté por esperarle sentada en la ventana.
Volví a ver las fotos, tiene mucho talento, me gusta la forma en la que capta las pequeñas cosas, cosas insignificantes para la mayoría de gente, pero no para su ojo. Es capaz de encontrar belleza donde nadie pensaría que habría.

De repente, la habitación se iluminó acompañada de un sonido extraño.
El flash.
Mire hacia arriba para contemplar a Ray con la cámara en sus delicadas manos.

—¡Oye! —dije riendo.

Vino hacia mi mientras agitaba la fotografía para que se revelase.
Me la enseñó.

—Te lo dije, sales mejor cuando estás distraída.

Le pegué suavemente en el hombro para arrebatarle la cámara y hacernos una especie de selfie.
Bese su mejilla y apreté el botón.
Esto lo cogió por imprevisto, asi que al revelar la foto, Ray salía guapo, pero con una cara graciosa, abriendo la boca y sorprendido.

Yo solo reí y las junté con las demás para volver a besarle.












Gracias por leer <3

the promised neverland - one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora