Parte 28

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hola! les dejo el cap de este dia :3 


Capítulo 28

El silencio llamó su atención. Por lo general, Irma era de escuchar música a un volumen elevado por toda la casa y hacer como que era la rockera del año usando una escoba como guitarra del aire. El rock y el metal eran su forma de demostrar un poco de esa rebeldía que a diario parecía aquejarla, como si se tratase de un grito interno que quisiera reventar dentro de ella.

Esta vez, Ángela se sorprendió al encontrar la casa en medio de un mutismo anormal. Dejó las compras del súper en la cocina y subió por las escaleras en dirección al cuarto de su novia. La puerta estaba entreabierta y ella se asomó con curiosidad. Encontró a Irma acostada sobre la cama, vistiendo una delgada y corta batita de seda mientras observaba de cerca el collar que la misma Ángela había cambiado a la mujer del minisúper.

Lo sostenía entre sus delgadas manos como si pudiera ver algo más que joyas de fantasía y plástico. Por un instante, a Ángela le pareció triste y sintió deseos de abrazar a su novia y de decirle que ya era el momento de dejar de sufrir, que atesorara los recuerdos de su tía y que los guardara con cariño en vez de usarlos para sentirse más miserable.

Carraspeó para llamar su atención. Irma se volvió a colocar el collar y se sentó en el borde de la cama. Cruzó las piernas y miró a la rubia con un cierto grado de timidez.

—No escuché tu llegada. Estaba... pensando en mi tía y en lo feliz que estoy por haber recuperado el collar.

—¿Eso fue un gracias? —Preguntó Ángela, sentándose junto a ella y acariciándole la rodilla—. Tenía que hacerlo. Me dolió verte así y... no lo sé, como te dije... francamente estoy cansada de verte sufriendo. Me gustaría que mejoraras y trataras de superar la muerte de esa mujer.

Por un momento Ángela creyó que Irma se pondría a la defensiva y le diría que no se metiera en sus asuntos, pero en vez de eso, su novia bajó la vista y se pasó unos cortos mechones de cabello detrás de las orejas.

—Sí... también he pensado en eso. Es sólo que... por mucho que intento dejarlo atrás, a mi mente me vienen los recuerdos más hermosos y felices con ella, y eso hace que la extrañe. También hace que me dé cuenta de que mi verdadera madre fue... es todo un desastre a la que no le importó la muerte de mi tía.

—Es contradictorio —sonrió Ángela con desconsuelo—. Intentas recordar las cosas alegres y sólo te pones mal.

—Tengo tantas ganas de golpear algo —confesó Irma—. A veces me despierto con kilos de ansiedad encima y... me encantaría gritar. Otras veces sólo quiero llorar. Otras veces me siento como si no fuera yo: vacía, sin vida y en piloto automático.

—Se llama depresión, cariño —dijo Ángela, besándole el hombro. Inhaló el perfume de su piel y la humedad de su cabello. Sonrió al reconocer el olor—. ¿Usaste mi shampoo?

—Sí. Me estaba dando una ducha y vi que lo dejaste en mi baño. Huele rico.

—Lo sé, por eso lo compré —dijo Ángela, olfateando el cuello de su novia—. Y me encanta la batita. Te hace... ver femenina. Siempre vistes de camisas y pantalones. Hace rato que no te veo con vestido y falda.

—Sí... me iba a poner una tanga, pero la bata me pareció más cómoda.

Irma se enterneció y giró la cabeza, sujetó a Ángela con cariño de la mejilla y la atrajo para darle un beso en los labios. No podía creer que ella había dado su collar de plata a cambio de uno de fantasía. No había valor sentimental en aquella joya, pero la diferencia de valor monetario había sido grande. Irma se sentía avergonzada, como si no mereciera ese gesto.

[Terminado] Letras y Pasiones  [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora