Tres

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Poco a poco la gente que bailaba alrededor nuestro empezó a darse cuenta de lo que pasó y se alejó con cara de asco. Gwen no se movía de su lugar. No sabía dónde meterme, todos me habían visto en ese momento sólo deseaba no existir, o estar viendo video de Miranda Sings y comiendo Pizza en la comodidad de mi departamento. Miré hacia el costado y Charlie se estaba riendo como si estuviera teniendo el mejor momento de su vida mientras yo tenía el peor.

Gwen corrió hacia las escaleras y se dirigió al baño, yo la seguí disculpándome mil veces por lo que ocurrió. Cuando llegó al baño se encerró allí durante 20 minutos, los cuales me pasé en la puerta del baño esperando a que salga. No tengo ni idea de qué fue lo que pasó, ni porqué de repente vomité sobre los zapatos de la chica mas hermosa de la clase cuando ésta intentó besarme. No recuerdo haber comido nada raro así que no creo que haya sido una intoxicación.

Charlie me distrae de estos pensamientos cuando sube la escalera y se sienta a mi lado.

-¿Estás bien? -me pregunta con expresión preocupada.

-Sí, no sé qué ha sucedido. Sólo estábamos bailando y de un momento al otro empecé a sentirme mal. -digo evitando delicadamente la parte en la que Gwen intenta besarme.

-¿Qué has comido antes de venir? -pregunta Charlie.

-Nada, es por eso que no entiendo qué pudo haber pasado.

-Eso es lo que estaba mal. No debías haber bebido cerveza sin comer algo antes. Por lo menos un nacho. -dice Charlie riendo. Sus dientes son muy blancos y su sonrisa hace que se vea más atractivo. Me pregunto cuántas chicas lo invitan a salir por año.

-¿En serio? -digo riendo de mi estupidez. -Es que ni siquiera tomé demasiada, y no me siento mareado.

-De seguro tu estómago es más sensible.

-Puede ser. -digo recordando esa vez que estuve en el hospital por 1 día a causa de un burrito con demasiado chile. Nadie se sintió mal después de comerlo, sólo yo.

-Estaba muy pr... -empieza a decir Charlie cuando Gwen sale del baño. Me levanto inmediatamente y empiezo con las disculpas.

-No te preocupes Pat, ya se limpió. -dice Gwen con una sonrisa en el rostro mostrando sus zapatos.

-Qué suerte, me sentía muy mal por lo ocurrido.

-No te preocupes, ahora entra a enjuagarte la boca. -me dice Gwen.

Entro al baño y cierro la puerta con llave. Me miro al espejo, mi canguro azul marino tiene algunas manchas de vómito, no se ve muy bien, mi ondulado cabello está desastroso y mis ojos rojos. Me enjuago la boca, abro el espejo en busca de pasta dental y la aplico con el dedo para que el olor se vaya. Cuando me aseguro de que mi boca huele a menta me mojo la cara. Uso la toalla que está en el colgador al lado del lavatorio para secarme la cara y las manos. Abro la puerta y Charlie sigue ahí.

-¿Y tu cita? -pregunto al salir.

-Estará abajo. -contesta con un gesto desdeñoso que me sorprendió. -¿Quieres dar un paseo? Esta fiesta apesta. -dice Charlie.

-Pero si es tu fiesta, y es tu casa. -digo confundido. -¿No tienes miedo de que la destrocen? El otro día vi una película sobre tres chicos que organizan una fiesta que se les va de las manos y terminan quemando todo el barrio. -digo y Charlie se ríe.

-Yo también la vi, es estupenda.

-Entonces ¿te gusta la destrucción?

-No, sólo creo que es una buena película, no me gusta la destrucción y menos si envuelve mi casa. Éstos chicos son inofensivos, no van a incendiar el barrio. ¿Quieres dar un paseo? -pregunta de nuevo.

-Está bien, salgamos a caminar en un radio en el que podamos oír los gritos desesperados de estudiantes de último año huyendo de un incendio. -contesto.

Charlie me estira de la mano de la misma manera en la que media hora antes Gwen lo estaba haciendo. Su mano está fría a causa de la corriente de aire que había en ese pasillo. Lo observo mientras estira de mí, su cabello rojo brilla como el sol del atardecer, también lo hace su barba, sus ojos verdes están protegidos por las gafas tipo hipster que lleva. Su rostro está un poco rojo a causa del alcohol, su pulover verde musgo le queda un poco apretado lo que hace que me de cuenta de que tiene un cuerpo atlético, lleva jeans ajustados y botas marrón. Este chico es muy guapo y no me preguntes por qué lo estoy notando yo, que soy un chico.

Bajamos las escaleras y Charlie me suelta la mano. Miro a mi alrededor a ver si puedo encontrar a Gwen y no la veo por ninguna parte, se habrá marchado. Saco el celular para enviarle un mensaje de texto y me doy cuenta de que no tengo su número. Caminamos en zig-zag evadiendo los cuerpos desmayados; eso suena a que hay 20 cuerpos desmayados, nos los hay son sólo tres pero parecen haber sido colocados en lugares para que las personas que intenten pasar por ahí tengan que hacer un zig-zag; la puerta del frente está abierta y salimos al encuentro del aire de medianoche de otoño. El pavimento que está frente a la casa está mojado y refleja las luces de los alumbrados, parece que mientras yo me encontraba descargando mi jugo gástrico sobre los zapatos de una chica afuera estaba lloviendo.

-¡Este clima es el mejor! -dice Charlie rompiendo el silencio.

-Sí, me encanta. -respondo mientras caminamos por la vereda de su casa, nuestros cuerpos nos dirigen automáticamente a la izquierda.

-Me recuerda cuando era pequeño y veía a mi madre coser mi disfraz de Halloween, por alguna razón siempre llovía cuando lo hacía. -comenta mirando el cielo estrellado con nostalgia. -Me pregunto a dónde se fueron todas las nubes.

-Se mudaron de vecindario, les pareció una fiesta aburrida, obviamente porque no pueden entrar para ver quien vomita sobre quien. -contesto.

-No te sientas mal Pat, sólo fue un accidente. -dice Charlie poniendo sus brazos alrededor de mis hombros.

-Es que, me siento muy mal fue muy asqueroso y no creo que Gwen quiera volver a hablarme.

-Ojalá no quiera volver a hablarte.

-¿Qué? -digo mirándolo extrañado.

-Nada, no me hagas caso.

Ese comentario me pareció muy raro, pero decidí ignorarlo por el momento. Estamos a tres cuadras de su casa y aún escucho la música de la fiesta y a los chicos divirtiéndose. Cualquiera diría que es una fiesta épica, pero aquí; estamos, el chico que organizó la fiesta en su propia casa, y yo, el chico que no pensaba a ir a la fiesta; caminando por la calle en una noche de Octubre. Las hojas de los árboles, el asfalto, el paso, los coches, todos mojados por la lluvia.

-Todo está muy húmedo. -comento después de unos minutos de silencio.

-Pero es una noche hermosa, ¿no crees? -pregunta Charlie.

-Sí, es hermosa. Es como una chica llegando al último baile del colegio. -respondo. No sé de dónde salió esa estúpida metáfora pero la utilicé de cualquier manera.

Charlie sonríe ante mi metáfora y se sienta en un banco del parque al que no me dí cuenta que habíamos llegado.

We Own The Night.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora