Capítulo 4

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Unos días después, Olivia no había cruzado más que saludos con Víctor, que siempre parecía mirarla como si estuviese ideando algo. Sus ojos se iluminaban de forma peculiar cada que la veía, ella lo notaba, y siendo muy sincera consigo misma, eso le atemorizaba de cierta forma, esa mirada. Por otro lado, con David las cosas estaban un poco mejor, habían charlado un par de veces a lo largo de los días, pero solo eran charlas cortas para preguntar cómo estaba el otro, agregar algún comentario, y luego se despedían. Ella, a pesar de haber cedido a que él le hablara, aún no dejaba que se instalara totalmente, porque desde donde ella lo miraba era sumamente peligroso, a niveles sentimentales. David parecía comprender, ya que no insistía más cuando ella establecía líneas discretas en su comunicación.

¿Estaba siendo mala con él?, se preguntó una vez. Mala no, injusta, le había respondido su conciencia.

Suspiró tratando de desechar esos pensamientos que volvían a su cabeza. Decidió quedarse con que aún no podía fiarse, solo esperar a que el tiempo mostrara que debía hacer, esperar a que Dios le hablara.

Estaba entrando a su clase de matemáticas, y eso le recordó que hoy le darían la nota que había sacado en su examen, lo que la hizo sentir ansiosa olvidando el tema que merodeaba en su cabecita. No tendría la nota máxima por los punto negativos, pero sí una buena gracias a que David le había explicado a la perfección.

Ah, David la había ayudado y ella aún no le cedía su amistad, pensó. El no traía planes de coquetear con ella, sino solo de acercarse, a pesar de lo que Alexio había comentado, que le llamaba la atención a él… a él y a Víctor. Los había mencionado a los dos ¿No?

No estaba segura, pero lo cierto era que lo poco que David le había dejado ver era sincero, no buscaba romance con ella, solo amistad.

Quizá, solo quizá debía hacer que las cosas esperaran un poco más. Para asegurarse. Cuando por fin estuvo dentro del aula, le fue inevitable mirar a donde David estaba, pero este no estaba solo, Víctor estaba sentado descuidadamente sobre la mesa de él, mientras hablaban tranquilamente. Ella caminó a una mesa mirándolos de reojo, no quería ser conseguida infraganti, mientras miraba a este par de chicos guapos y populares. Por fin tomó asiento y sacó las cosas necesarias para recibir su clase.

―No sé qué fue lo que hiciste, pero te vas a arrepentir de poner tus manos sobre David ―Una voz femenina le llamó la atención, provocando que Olivia alzara sus ojos, consiguiendo a Graciela, una compañera de clases que ya conocía, pero con la que evitaba compartir.

Graciela Mendoza. Era una chica morena, con curvilíneas destacables en su cuerpo, su cabello era negro al igual que sus ojos, y era parte de ese grupo de chicos populares, aunque a ella no la rodeaba una vida de rica.

―¿Qué? ―Cuestionó Olivia totalmente confundida.

―¿A qué estás jugando, santita? ―Le respondió ella con voz despectiva y ojos retantes, cargados de rencor. Olivia seguía sin comprender nada.

―No estoy jugando a nada, ¿de qué rábano estás hablando?

―No te… ―Masculló como si contuviera las ganas de arremeter contra ella y pegarle, fue cuando Olivia decidió levantarse, sintiendo la amenaza. Tenía miedo, sí, pero jamás se dejaría pisotear por muy acelerado que tuviera el pulso― No te hagas la estúpida, sé que estás enamorada de David. Quiero advertirte que te alejes de él, él es mío, y no te permito acercarte a él.

Olivia, que era más baja que Graciela, igualmente elevó una de sus cejas como si la reciente amenaza no hubiese calado como su contraria quería. Pronto los demás alrededor comenzaron a notar la discusión de las féminas y se silenciaron para prestar atención a lo que decían.

Chismosos todos, pensó Olivia, queriendo dirigirles una mirada de regaño, pero no podía apartar los ojos de Graciela, quien parecía que en cualquier baje de guardia se le lanzaría encima.

―David no es un objeto del que te puedas apropiar, es una persona, él decide a quien acercarse, y a quien no ―Defendió, atacando ese particular primero―. Y conmigo te equivocas, no estoy enamorada de David ―Le gustaba, solo eso, y para Olivia, gustar, estar enamorado y amar eran cosas muy distintas una de otra. Además ¿A quién en esta escuela no le gustaba David?―, simplemente soy su amiga. Además, tú no eres su novia ni mucho menos, creo que eras la menos adecuada para prohibir algo que tenga que ver con él.

Un “ohhhh” muy largo sonó al fondo de parte de las personas que estaban al pendiente de lo que sucedía. Olivia al contrario de sentirse como una ganadora por sus palabras, se sintió un poco enojada con Graciela. Era tan descara de venir a reclamarle algo como eso, ignorando que David era una persona consciente que sabía tomar decisiones, sin siquiera sentarse a medir que tanto podría afectar a David eso que ella exigía. Era posesiva, pudo ver, y no hay mayor enfermedad que apropiarse de una persona cuando esta ni si quiera sentimentalmente corresponde. Ese tipo de posesividad es tóxica y peligrosa.

―Tienes esa lengua un poco afilada ―Reconoció Graciela, con ojos como cuchillos―. Habrá que cortártela. No sabes con quien te estás metiendo, santurrona ―Olivia no iba a responder más nada, no tenía caso, aunque esa amenaza sí que le preocupó bastante, pero en eso llegó una tercera voz.

―Basta, Graciela ―Fue firme y sumamente serio. David miró con cautela a Graciela primero, comunicándole con la mirada que dejara ya el drama, y luego miró a Olivia para inspeccionar mediante sus ojos si había algún daño emocional, algo preocupado. Se sorprendió un poco al ver que Olivia no estaba asustada, ni conmocionada, más bien estaba decidida y enojada.

―¿Vas a defender a… esta? ―Preguntó Graciela con indignación, cruzando sus brazos.

―Me llamo Olivia.

―Déjate de pleitos, el profesor está por llegar, no quiero problemas ―Puso como excusa, y para su salvación, el profesor llegó mirándolos a todos, como si quisiera conseguir a alguno haciendo algo desaprobador para echarlo de un grito.

Cuando vio a Olivia, Graciela y David de pie, los miró por algunos segundos, analizando la situación, pero no dijo nada, extrañamente, y continuó su caminó hasta su escritorio, para dejar sobre este su bolso y carpetas con papeles.

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2022 ⏰

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