Había pasado una semana ya desde lo ocurrido por los pasillos, Olivia le contó todo a su amiga Emma, y esta no pudo hacer más que burlarse de ella. Alegó que fue muy torpe, y según le contaba, no había aprovechado bien la situación para presentarse a ellos y ser su amiga. Olivia se negó dramáticamente defendiendo que ellos no eran el tipo de amigos que quería tener, y Emma estuvo de su lado en el sentido de no dejarse llevar por ellos, pero le explicó que no por eso ella debía hacer excepción de personas. Ni siquiera Jesús, hijo del Dios Verdadero, hacía excepción de personas solo por su fama.
Olivia igualmente se negó. No quería verse enredada en situaciones con ellos por la distracción que podrían significar para ella. No quería hacer excepción de personas, solo quería fijar su mirar en Jesús y sus estudios, no en un novio o un amigo de apariencia atractiva que la podía hacer babear, porque no negaba eso, esos chicos tenían su encanto.
Durante la semana, ella los evitó a toda costa, sobre todo al darse cuenta que compartía tres clases con Víctor y David: Matemáticas, Idiomas y Biología. Estuvo difícil, luego de aquel encuentro, parecía que ellos la seguían a todos lados, apareciendo de manera “casual” frente a Olivia, pero ella fue mucho más escurridiza. Así que en toda la semana no hubo contacto, y eso lo agradeció. Aunque quizá estaba siendo más paranoica de lo normal.
Era lunes ya, y tocaba la tercera clase del día, así que Olivia miró su horario digital y pudo notar que su siguiente clase era su enemiga, las señoras matemáticas, así que fue hasta su casillero. Eso le recordó también, que pronto tendrían el examen del tema que estaban abarcando, el cual no entendía muy bien aún. El profesor Medina se encargó de notificarles que solo faltaba una clase más para concretar el tema y proceder a realizar el examen, lo que quería decir que hoy finalizaban ese tema y el examen quedaría, según el horario, para el martes. El día siguiente.
Debía buscar cuanto antes alguien de su clase que le explicara el tema. Su mejor amiga Emma no era una buena opción, ella no era muy experta en matemáticas, tal como ella misma. Debía averiguar quién era bueno en matemáticas y que supiera cómo explicarle.
―Buenas… ―Saludó alguien a su lado mientras se recargaba a los casilleros vecinos. Olivia al ver de quien se trataba casi se cae de nervios, sintiendo como sus hombros se encogían. Era Alexio Cuyo.
―H-hola… ―Saludó tratando de sonar tranquila.
―Hola Olivia ―Respondió este, provocando que Olivia abriera sus ojos de la impresión. No era normal que alguien como Alexio supiese el nombre de alguien como ella, quizá su apellido, pero no su nombre directamente.
―¿Cómo sabes mi nombre? ―Preguntó mirándolo a los orbes verdosos que adornaban su rostro.
―Oh, bueno… yo… ―Se rascó la nuca, pensativamente. Como si reflexionara en si debía decir o no lo que estaba a punto de soltar―. Conozco tu nombre porque mis amigos no paran de hablar de ti.
Oh, sus amigos hablaban de ella.
¡¡Sus amigos hablaban de ella!!
―¿Amigos? ―Cuestionó intentando no sonar rara por la reciente revelación.
―Sí. David y Víctor, hablan de ti todo el día ―Puntualizó riendo un poco apenado.
―Ah, bueno… no sé qué decir con respecto a eso. Solo espero que no sean cosas raras ―Dijo buscando su libro dentro de su casillero.
―No para nada ―Negó con su dedo―. De hecho hablan cosas bonitas, como que les gustaría conocerte, pero tú no paras de esconderte de ellos ―Sugirió, provocando un sonrojo por toda la cara de la chica.
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Ya no juegues más [EN PAUSA]
RomansTodo era perfecto, según lo veía Olivia. Ese último año de bachillerato iba a ser bueno y fructífero para ella y su futuro ya planificado; sin embargo, bien sabemos que los planes de Dios están por encima de todo plan que el hombre pueda idear, y so...