𝟕

1.3K 190 38
                                    

–Oh, hola Craig, no te esperaba hoy –dijo el rubio que cubría una parte de su cuerpo con la puerta.

–Es solo que mi madre me obligó a venir, dijo que tengo que pasar tiempo con alguien –desvió la mirada–. Después de lo de Stripe...

–No te preocupes Craig, pasa –Tweek abrió la puerta con totalidad.

La casa se encontraba vacía y con un olor a café recién preparado, al parecer alguien había bebido café a lo largo del día.

–¿Quieres ir a jugar arriba?

–¿Interrumpí algo antes de llegar?

–No te preocupes, solo estaba practicando en el piano.

El piano, a Craig le tranquilizaba escuchar a Tweek tocar el piano.

–Puedo acompañarte.

Tweek sonrió y juntos bajaron al sótano. Su pareja nunca había bajado a esa parte de la casa, era parecida a la bodega de la cafetería, solo que en ella había un lugar al que parecía ser un refugio, era un refugio para Tweek. Varias partituras se encontraban dispersas por el lugar, pero lo que más le sorprendió, es que ni había ni un rastro de una taza de café o termo, era el centro de Tweek.

–¿Quieres que toque algo en especial? –preguntó Tweek que se encontraba un poco nervioso por la presencia de Craig.

–No, tu continua con lo tuyo.

Tweek respiró profundo y siguió tocando como si todo a su alrededor desapareciera. Eso le gustaba a Craig, saber que su amigo tenía una ruta de escape, a pesar de todas sus preocupaciones constantes, eso le daba un poco de esperanza al chico, pero de pronto la tonada cambió. Era lenta y tranquila, era una pieza que nunca había escuchado tocar a Tweek.

La música inundó sus oídos, se quedó hipnotizado por el rostro de Tweek que le transmitía calma, pero al mismo tiempo melancolía, era algo que jamás había experimentado con una persona.

La pieza duró alrededor de dos minutos, las manos de Tweek habían tenido un margen de error nulo y el ambiente se había tornado relajante.

–Uf –Tweek separó las yemas de sus dedos de las teclas y miró a Craig–. ¡Aaaaah! ¿Por qué me miras así?

El rostro de Craig era serio, pero no de la misma forma que siempre. Estoy le causó un sentimiento extraño a Tweek.

–Realmente eres muy talentoso, nunca dejas de sorprenderme –sonrió.

Tweek se sonrojó un poco, no esperaba eso por parte de su invitado.

–Gracias Craig.

Después de eso volvieron a sus actividades que estaban comenzando a volverse rutina desde su falsa relación, cosa que se comenzaba a volver cómodo a ambos, pero tediosa al mismo tiempo.

Al caer más la noche, Craig trató de ayudar lo más posible a Tweek con los juguetes utilizados, para después volver a su cuarto solitario.

–¿Puedo acompañarte a tu casa? –preguntó el rubio.

Craig sonrió y abrió la puerta de la casa de los Tweaks. El niño sabía que rubio temía por estar fuera de su casa a altas horas de la noche por un incidente que había sucedido hace pocos años, pero no podía evitar sentirse feliz con la compañía de Tweek.

–Puedes acompañarme una estación más, para que tus padres no te castiguen por mi culpa –comentó Craig.

–Claro Craig –sonrió y siguió caminando de la mano de su novio, el cual le mantenía caliente.

Tweek era como su Stripe, claramente no era su mascota, pero si era un compañero agradable y que al igual que Stripe, no le mordía.

–Gracias por el día de hoy –dijo Craig.

–No hay de que, puedes venir cuando quieras –comentó, mientras sacudía la mano de un lado a otro para despedirse.

Tweek de pronto tuvo una idea. Una idea que haría muy feliz a Craig.

Una estación más (Creek) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora