Capítulo 4 : Secreto.

19 6 0
                                    

Elena.

Estoy cansadísima, los ojos me pesan y la cabeza se me quiere reventar. No fue muy buena idea  lo de tomar como loca anoche, no sé ni cuantas botellas - con eso de haber ganado el premio y la barra libre -  perdí la cuenta.

- No vuelvo a beber en mi vida, lo juro – levanto la mano al aire en señal de promesa.

- Eso decimos todas luego de una borrachera así – miro y a mi lado esta Lucía, tiene el maquillaje corrido y el pelo alborotado, algo similar a como  de seguro me veré yo.

- Olvidé que se quedaron aquí, ¿donde están las demás?

- No lo sé, de seguro en la otra habitación o sabrá Dios – dice adormilada.

Me levanto y  el mundo gira a mí alrededor,  siento deseos de vomitar y salgo disparada para el baño, expulso todo lo que a mi estómago le sobra y me doy una ducha, de la cual salgo con mejor semblante.

En el pasillo no se ve a nadie más -  yo pensaba que era dormilona- voy al otro cuarto y están las tres apachurradas en la cama, parecen un nudo la verdad; llevan la misma ropa de anoche y se les ve profundamente dormidas.

Preparo café y pongo la lavadora mientras hago algo decente para desayunar.

- Mal día – dice Andrea sentada en las banquetas de la barra, tiene la cara  como la de un zombi.

- Mejor ni te pregunto cómo estas, tu cara lo dice todo.

- Toma – le alcanzo una taza de café y la acepta gustosa.

- Está fuerte.

- Así es mejor y nos levanta el ánimo de la cruda.

- Yo quiero – habla Bianca apoyada en la pared del pasillo.

- Ven siéntate.

- Está fuerte, pero sabe bien – le comenta Andrea.

Nos ponemos a hablar de todo un poco, las demás se despiertan y desayunamos, todas tenemos el mismo ánimo, por  el suelo, vemos películas y tomamos helado, en eso se nos va el día, hasta las cuatro que las chicas se van, mañana es lunes y hay que hacer varias cosas.

Adelanto los trabajos y estudio un rato, soy becada y no me puedo dar el lujo de perder la beca por vaga. Me faltan dos años para terminar la carrera y hasta ahora he mantenido un alto nivel académico y tengo que seguir así.

Hablo con mis padres y ceno algo ligero, me acuesto temprano para no caer en lo mismo de la pereza matutina.

La alarma suena y  la escucho a la primera, eso tengo que anotarlo en mi diario, es algo novedoso; el cielo se va a caer por santo milagro.

Me preparo y salgo a tiempo para mi rutina de lunes. El día esta hermoso, hace sol y las personas parecen contentas, el tráfico está un poco pesado, el taxi se demora bastante en la fila para poder pasar pero aún así llego a tiempo.

Saludo a las chicas que ya tienen mejor cara que la de ayer.

- ¿Es un milagro tu tan temprano aquí? – murmura Sofía.

- La verdad - soltamos a reír.

                         ***
La tarde llega y salgo de la universidad camino a la librería, tengo turno y quiero  aprovechar para buscar la información que necesito para un proyecto orientado.

Tomo el  autobús que me dejará cerca del lugar que requiero.

Paso el camino enfrascada en un libro que me estoy leyendo, Romeo y Julieta, un clásico, tengo que escribir sobre ello y eso conlleva leérmelo, para nada me cuesta, amo leer y  esa historia  a pesar de terminar en tragedia te enseña mucho; soy débil a las historias complicadas, pero adoro la pasión que transmiten los personajes, la  evolución de ese amor joven e inquebrantable que  desafía hasta la misma muerte.

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora