Primera parte.

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Regalo de cumpleaños para una de mis mejores amigas uwu ♥

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El matrimonio arreglado era una obligación en la mayoría de reinos, alfas con omegas, betas masculinos con betas femeninas, las relaciones que pudieran dar descendencia a las familias reales. Nunca estuvo en desacuerdo, incluso después de la muerte de su padre siguió con el matrimonio que siempre había planeado para él.

Conocía a su actual esposo desde hacía algunos años, había tratado en algunas ocasiones con él, pero no podía decir que lo conocía a la perfección como para formar un matrimonio, simplemente pensó que era la mejor opción antes de casarse con alguien desconocido.

Kaeya Alberich, cambiado hace algún tiempo a Ragnvindr, era un omega bastante cotizado, había escuchado por la palabra del padre de este las muchísimas ofertas de diversos reinos ofreciendo cultivos, ganados, riquezas e incluso terrenos; las personas nunca le habían atraído por su aspecto físico, pero solo con ver al omega podía deducir el porqué dejaba locos a todos los alfas e incluso betas. Su tono de piel era cautivador, no había cicatrices o marcas a lo largo de su cuerpo, una piel tan suave y tersa, con un tono uniforme; unos ojos que volvían loco a cualquier ser viviente, enamoraba a todos con una simple mirada; su voz seductora, unas simples palabras eran suficientes para estar a su pies; aunque frente a su pueblo siempre se comportaba de forma madura y elocuente, ante las personas en las que confía se mostraba seguro y encantador, completamente dramático y muy relajado; si bien le parecía molesto no le era desagradable del todo mientras no le molestara a él.

Su matrimonio era extraño, se había acostumbrado a tenerlo a su alrededor, a conversar con él a diario e incluso recibir su ayuda cuando el pueblo lo necesitaba, le tenía cariño mas no podía decir que lo amaba, no estaba seguro del sentir del omega; sabía que su padre, el rey de Khaenri'ah, había accedido a que se casara con él por la buena relación que tuvo con su padre Crepus, también por la increíble cantidad de dinero que le había ofrecido por su mano; pero a pesar de todas las riquezas y lujos que le ofrecía a su marido no podía asegurar su sentir, solo podía esperar que se sintiera cómodo a su lado.

— ¿Por qué tan concentrado? —una mano delgada se deslizó por su hombro, mientras unas piernas firmes y largas reposaban en el apoya brazos de su trono, las feromonas de su esposo eran más fuertes que de costumbre ese día.

—Por nada, solo pensaba en la forma de resolver un problema. —no se dio cuenta del momento en el que comenzó a divagar por sus pensamientos. — ¿Dónde estuviste todo el día? Es tarde ya.

—Supervisaba la construcción de una casa hogar en el pueblo, llegaron quejas a lo largo de la tarde sobre los obreros, pensé que no era tan importante como para que gastaras tu tiempo en ello por lo que preferí hacerme cargo de ello. —desde que se volvió el segundo al mando el omega se tomó seriamente su papel, no toma decisiones que no le corresponden, conocía su lugar como reina y que no debía actuar como un rey, pero siempre que podía quitarle trabajo de los hombros con tareas menores lo hacía.

—Gracias, a pesar de que me ayudaste con los caballeros en la mañana sigues tomando más trabajo. 

—Solo es mi trabajo, en Khaenri'ah hacía cosas de este estilo todo el tiempo. —el alfa lo sabía, pero no se lo agradecía por ello, ahora formaba parte de un reino diferente y toda la gente que depositaba su bienestar en sus manos no eran sus verdaderos súbditos, a pesar de ello se esforzaba mucho por darles una buena calidad de vida, como si los conociera de siempre, como si realmente quisiera protegerlos. —Se te arrugará la frente si no cambias esa expresión. —sintió un dedo en su entrecejo; realmente había tardado en molestarle. Apartó la mano de su rostro con cuidado de no usar mucha fuerza.

How you really are. [LucKae/omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora