Había pasado una semana. Una semana en la que casi no habían dormido o simplemente se dormían por cansancio. A Soobin le había costado que su pareja comiera, había hecho un gran esfuerzo por mantenerlo sano ya que el chico no tenía ganas de nada. Le recordaba una y otra vez que debía hacerlo por su bebé y por los chicos.
No habían podido ver a los chicos, los padres de la mujer habían hecho de las suyas para que ellos no pudieran tener contacto con los niños, pero el abuelo del rubio también había conseguido que los otros en disputa tampoco pudieran acercarse, aunque estos últimos con obvias razones, la mujer los había maltratado durante años ¿Cómo no iba ser un peligro para ellos? En cambio, ellos solo le habían dado amor y compresión, no había peligro.
Sabían que los chicos habían dado su testimonio, ellos también se la habían pasado con psicológicos y jueces haciéndole mil preguntas, sobre ellos, sobre sus cercanos, sobre la relación con los niños, los habían investigado intentando buscar algún error. Tenían de su lado a la doctora que había estado con ellos durante los últimos meses, a la asistente social e incluso algunos profesores de los chicos que habían decidido dar su testimonio. Tenían mucho de su lado pero aún así se sentía nerviosos, ansiosos y desesperados.
No sé sentían completos.
Había sido una semana difícil y llegaba a su fin el proceso. Estaban en el juzgado esperando a que empezará la audiencia, Hueningkai se sentía inquieto sabía que debía cuidarse y calmarse por su pequeño bebé, pero no podía hacerlo por más que intentará. Quería que esto acabará rápido y que por fin pudiera llevarse a los niños con ellos. Ni siquiera había podido verlos y ellos no estaban ahí, seguían en los hogares que habían sido entregados, los más pequeños estaban separados de Sunghoon y sabía que eso debía tenerlos muy asustados. Ellos nunca habían estado separados por mucho tiempo.
Estaba sentado moviendo sus piernas impacientes.
- Mi amor, debes calmarte un poco, por favor. – le pidió el rubio poniendo su mano sobre sus muslos deteniendo su movimiento.
- No puedo, quiero a mis bebés.- se quejo recargándose sobre su pecho.
- Yo también. – respondió acariciando sus muslos levemente. – Voy a ir a buscar algo para que comas y te calmes. – se puso de pie.
- La comida no va a calmarme. – le reclamo. – Pero tráeme algo que tenga durazno o tu maní saldrá con cara de durazno.
Soobin rio divertido. El pelinegro había creado una obsesión con el durazno que prácticamente todo lo que comía debía tener ese sabor, pero el decía que no era su culpa porque su pequeño bebé se lo pedía.
Vio al rubio desaparecer por los pasillos, se quedó mirando el frente intentando calmar sus nervios. Sintió alguien sentarse a su lado izquierdo y después como alguien se sentaba su lado derecho. Se giró, a su lado estaba Amelia, la madre biológica de sus pequeños y a su otro lado se encontraba una mujer que nunca antes había visto pero juraba que su cara se le hacía conocida.
- ¿Qué hacen aquí? – pregunto algo asustado y enojado. No podía no mirar a Amelia sin sentir cierto odio hacia ella.
- Yo hable con ella. – hablo la mujer desconocida. Su voz era imponente y vestía elegante. – Se que no me conoces, pero me presento, soy la madre de Soobin.
La miro sorprendido, de cierta manera sus rasgos eran parecidos a los del rubio por eso se le hacía conocida. Frunció el seño recordando todo lo que la mujer le había hecho pasar a su pareja, no era alguien agradable para el, además de que les había negado la ayuda que su hijo pidió.
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Padres 𖦹Sookai𖦹
FanfictionSoobin y Hueningkai se odian a muerte. Ambos viven juntos hace un año ya que ninguno puede costear un departamente solo así que se convirtieron en compañeros de cuarto. Desde el primer día que se vieron se generó una rivalidad tonta y sin fundamento...