27

248 35 16
                                    

Un semana. Un mes y Lee Minho no podía más con la misma angustia dentro suyo, de no poder hablar con aquella persona detrás de ese celular. Había desaparecido de un día a otro, de todos los lados posible como el invierno que lo abandonó.

Pero, ¿cuándo había pasado todo eso?

Las horas dentro de su gran consultorio no eran más que una pésima idea para dejar que el tiempo corra por sí solo, y menos para que sus pensamientos se disipen por sí mismos.

¿Pero, cuál era el punto de no dejarlo tranquilo?

Era un gran psicólogo después de todo, pero su vida no podía llevarse de la mejor manera porque no podía seguir sus propios consejos.

Pero, ¿cómo podría hacerlo? Si sus profesores en la universidad tenían razón, ellos no podían darse consejos a sí mismos, como un doctor no puede operarse propiamente a sí mismo.

Entonces, ¿qué debería hacer?

Se preguntó, cerrando los ojos, hasta ver un solo mensaje en su celular proviniendo de un número desconocido. ¿Si fuera él, lo abriría al instante?

Claramente después de tanto tiempo, su corazón se sentía innevitablemente perdido, sin embargo, no estaba impedido de hacer algo, por lo que no había mal del que no quiere cometerlo. Y él solo quería conocerlo, porque extrañarlo así se siente irreal.

Es como si una parte de él doliese nuevamente.

Es como si su yo de diecisiete años volviera a ver a aquel amor frente a sus ojos. Sentirlo se sentía como si nada en él se hubiese quebrado y pudiese ver a aquel yo en su juventud que vestía una chaqueta de cuerpo negro y cabellos del mismo color algo largos.

Aquel que se detenía en sus memorias, ante aquel camino de árboles, casi pudiendo verse a sí mismo, a aquel chico que nunca dejaba de sonreír, al mismo tiempo que sus ojos brillantes solo se dirigían a una sola persona a lo lejos que sostenía una cajita de yogurt de fresa.

Pero, ¿cómo siquiera era posible que se haya liado con otro chico que sabía que jamás conocería? Esta vez era su culpa. Otra vez había conocido a la persona incorrecta. Por su culpa, o tal vez la de Jisung, tal vez.

Quién sabe que sucedió para terminar así.

Pero aunque se decía eso una y otra vez, viendo y tratando de superar su delirio mental, sólo optó por levantar ligeramente aquel puente en medio de los lentes de bordes negros que portaba, los cuales tenían medida ligeramente altas.

El poder levantarlos antes de que pueda observar ingresar a alguien por aquella puerta, tocando antes de poder entrar.

Pudiendo ver al mismo tiempo, ingresar a su lado a la persona que menos creía poder volver a ver desde la última y única vez, en la que ambos se dañaron una vez más, en medio del viento que entraba de golpe por las ventanas de su consultorio. Un consultorio en el que jamás pensó recibirlo a él.

Mensajes de +82...
Espero que estés bien
No fuiste a nuestra última cita
Pero no importa
Solo abre la puerta
Hay un nuevo paciente
y quiero que trabajemos en conjunto con él
¿No sería nuestro primer paciente juntos?
Dios, que vergüenza
Suena tan bien ㅋㅋㅋ

Jeongin. Paciente con depresión. Paciente del doctor Hwang Hyunjin.

2014. 03. 08

- Lindo, ¿estás despierto?

Preguntó curioso aquel chico de cabellos morado en ese instante, viendo dormir completamente a su pequeño niño al lado.

Por lo que al darse cuenta de que aún estaba por su séptimo sueño, una sonrisa se implantó en sus labios con suavidad.

No había día en que el verlo dormir le aburriera. Jeongin era tan lindo, que siempre que terminaba de esa forma, Minho no podía evitar llevar uno de sus cabellos, arriba de sus orejas antes de besar sus labios.

Un último beso, antes de voltearse a apagar la luz que aún los alumbraba en medio de la habitación del menor, antes de volver a abrazarlo en forma de cuchara. En medio de esa habitación en la que el mayor solía quedarse junto a él, con permiso de la madre de éste.

¿Qué era lo que más le gustaba de esos días?

Tal vez el verse dormir plácidamente junto a alguien que amaba. O solamente el sentir que sería acompañado, junto a alguien por toda su vida sin permitirse volver a ser infeliz. Sin volver a pasar su vida nuevamente solo en una mansión que no le daba lo que ese niño le dió.

Su propia luz. Su propia casa.

Porque después de todo lo sucedido, el siempre fue y siempre sería, su único hogar.

Un dulce y bello hogar que esperaba amar.

Minjeong | Chats [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora