𝑬𝒏 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 (𝑫𝒂𝒎𝒊𝒂́𝒏 𝑾𝒂𝒚𝒏𝒆 𝒀 𝑻𝒖)

Capítulo 04

El considerar estar en Wayne's Manor, está sobrevalorado. Aunque, estar en una gran mansión tenía sus ventajas, podía explorarla de principio a fin, que curiosamente era realmente extraña en un buen sentido. Bruce tenía una extraña afición por las cosas inmensas o simplemente de gran tamaño. Una clara demostración era la mesa de billar que estaba en medio de una sala con un tamaño descomunal. Preveía que se necesitaba de un equipo completo para jugar, aunque por ahora lo único interesante había sido Alfred, el gato, durmiendo una siesta o jugando con alguna de la bolas encima de ella.

No se quejaba de esa vida, aunque estar sola en una inmensa mansión con un gato no es realmente la compañía adecuada. Siempre se lamenta mentalmente con Alfred ante esos pensamientos. Él es una perfecta compañía. Sin embargo, pasearse por la mansión comenzaba a ser aburrido; ahora conocía la mansión medianamente, habían muchas puertas que estaban desoladas, aunque algunas estaban con pertenencias de personas que desconocía. No añadía el hecho de indagar entre las cosas de alguien a su maravillosa lista, pero lo había estado haciendo. La habitación que Dick/Richard había mencionado parecía tener cosas interesantes, aunque había encontrado un pequeño marco. Demasiadas personas para su gusto, al menos para mantener una gran sonrisa en el rostro como él lo hacía.

Ahí estaba Damián con el ceño fruncido a comparación de los demás, Dick lo abrazaba por la espalda cariñosamente, colocando una mano sobre el hombro de Tim Drake con unas prominentes ojeras y una terrible falta de siesta.Pronto había alguien que reconocía. Así que estaba en lo cierto, era al mismo Jason. Jason maldito Todd. Cercano estaba Barbara ¿Gordon? En una silla de ruedas acompañada de Stephanie Brown y Cassandra Caín, además de Duke Thomas, los últimos tres con una gran sonrisa mientras molestaban a Jason.

Cada uno entraba y salía a su gusto. Stephanie y Duke tenían una permanencia diferente, ambos rondaban aquí varios días, aunque ninguno realmente habitaba la mansión como Timothy. Barbara y Cassandra tenían una escasa visita, según los argumentos de Alfred, el mayordomo. Cassandra visitaba con más frecuencia la mansión, aunque podías escuchar a Barbara al teléfono mediante alguno de los tres. Dick, iba y venía, viajando en tiempos irregulares entre Blüdhaven y Gotham. Jason era un alma vagante. Alfred había afirmado amablemente como —El maestro Jason prefiere permanecer lejos de la mansión por un tiempo indefinido— No fue un argumento revelador, Jason siempre desaparecía en cualquier instante. Damián era un caso diferente. Permanecía en la mansión a tiempo completo, cuando no lo 'necesitaban' en Empresas Wayne, aunque siempre se encontraba cuidando a sus animales. La cual había sido una experiencia interesante.

"¿A dónde vamos, Alf?" acarició una de sus pequeñas orejas aún sobre sus tobillos, dejando que Alfred, el gato, maullará con conformidad.

Alfred corrió por la mansión mientras su pequeño collar tintineaba. Pronto el pelaje oscuro se perdió en la hierba fresca que parecía recién cortada, corriendo hacia un gran granero. Un mugido se escuchó de repente y tan solo quizo reír de la ironía. No había nada que esta familia no tuviera.

"¡Hey, bonita!" La vaca estaba de espaldas, dejando que su cola se meneará con sus pasos a cuatro patas "¿Cuál es tu nombre?" Definitivamente. El contacto con Damián la estaba volviendo completamente demente. Solo fue el momento en que la vaca decidió voltearse para confirmar la teoría "Si, definitivamente esta demente" Había un grabado en su cara, algo que se había formado con el pelaje propiamente. Curiosamente, demasiado, era un murciélago, algo como un conocido murciélago.

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Permanecer sentada era aburrido, más para una persona hiperactiva, aunque mantener un brazo en una posición durante 48 horas era estresante. Alfred había catalogado su lesión como "grave", permaneciendo en un estricto reposo. Su mandíbula comenzaba a doler al igual que su mordida al mantenerla oprimida durante un prologando tiempo. Con el tiempo un pequeño tic comenzó a amenazar su ojo si continuaba en ese irritante círculo.