Capitulo II
Eran las diez de la mañana y no se si habia sido un sueño o una pesadilla. Estaba soñando mi sueño de siempre, el que sueño que tengo desde que tengo memoria: muchos ángeles volando y luego guerra, cuando de pronto aparece el rostro de Bruno. ¿Era bueno soñar con un chico que apenas conoces?. Prendí mi celular y lo llevé conmigo mientras bajaba las escaleras para ir a tomar el desayuno.
Me tomó por sorpresa que de pronto sonara mi celular. Alguien me estaba llamando, me aparecía como número desconocido. Atendí.
-¿Hola? – pregunté.
-Hola, Ángel. – dijo una voz familiar, esperen un momento, ¿acaso me llamo ángel?. - ¿Qué tal amaneciste?
-¿Quién habla? – no quería lanzar un nombre.
- ¿No me reconoces? – respondió y estuve segura de quien era.
- Hola Bruno – respondí, ¿Cómo había conseguido mi número de teléfono?.
- ¿Qué tal amaneciste? – volvió a preguntar, su voz sonaba mas amable que la voz que tenía el otro día.
- Bien, algunos sueños raros. Escucha… me tengo que ir; hablamos después. – saludé y colgé.
Me tenía que ir al colegio. Subí salude a mi madre, me cambié y me fui caminando al colegio, quedaba a unas… diez cuadras. Estaba a la mitad del camino cuando escuché una voz a mis espaldas.
- No me dejaste que me despidiera… - Dijo y me di vuelta, era él.
- ¿Qué haces aquí? ¿Me estás espiando? – pregunté.
- ¿Por qué lo haría? – dijo con el cejo frunido.
- Tal vez por que hoy no pude terminar de hablar contigo. – respondí rodando los ojos – ¿Y?; ¿Qué que estabas haciendo?
- Simplemente vivo cerca de tu casa. ¿Te puedo acompañar, Ángel?.
- ¿Que te pasa? Vives cerca de mi casa, me acompañas a mi casa, me besas en el camino, vas a la misma escuela que yo y ahora resulta que me dices “Ángel”, ¡¿Quién eres?! – prgunté confusamente alterada. Todo lo que había dicho era cierto.
- Okay, te responderé cada una de esas preguntas esta noche en el Bar, ¿Hecho? – preguntó tendiendo me la mano, supuse que era el bar de ayer.
- Hecho, ¿A qué hora? – pregunté.
- 9:30.- dijo.
- No puedo, hoy me tengo que ir a dormir tempra… – dije, pero lo mire a los ojos y me retraté – Okay. – suspire frustrada, me convenció con esa carita de ángel… que de ángel no tiene nada. Ahora resultaba que el me decía ANGEL a mi? Esto iba a ser una gran historia para contarles a mis hijos, y despues a mis nietos… STOP, ¿estoy acaso pensando en hijos?
- Es un hecho. – dijo y me acompañó a la escuela.
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-¿Ahora también resulta que te pasaste a la misma escuela que yo y mis amigos? – pregunté, esto ya se me estaba llendo de las manos.
- ¿Te molesta? – preguntó.
Ahora que lo pensaba mejor… era un beneficio tenerlo cerca ya que asi le podía hacer todas las preguntas que quisiera.
- No, creo que no. – respondí. – Ahh, ten - le dije sacando su campera de mi bolso.
- Te dije que me la devolverías – respondió con una sonrisa.
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-¡Kate!, ¡Kate!. – la estuve buscando durante una hora. Solo me faltaba el comedor – ¡Kate!
- Alma – me llamó una voz que reconocí en un santiamén – Aquí estoy.
- Era hora, querida – Ya estábamos saliendo de la escuela - ¿Dónde estabas?
- Me mandaron a dirección con el director solo por el hecho de que se me ocurrió lanzarle un avión de papel al profesor en la nuca, decime… ¿A quién no se le ocurrió alguna vez hacerlo? – me explicaba mientras yo me ataba los cordones.
- ¿Otra vez?, es que no aprendes nunca… - dijo una vos detrás de nosotras, era Miranda – Jajaja, Hola chiquis.
- Hola – dije levantándome para saludarla - ¿Dónde estabas tú?
- Estaba con Alejo, es un amor.
- Y…. ¿Qué hacían? – preguntó Kate, guiñándole el ojo.
- No seas mal pensada, no, todavía no hubo beso… solo estábamos charlando…
Nos fuimos riendo hasta que llegamos a casa.
- Bueno, chiquis, besos.
- ¿Nos juntamos esta noche en casa de Kate? – preguntó Miranda.
Ouch! Justo hoy… ¿que podía hacer?, iba… no iba… iba… no iba… .
- No chicas… hoy no puedo, tengo una “cita”.
- ¿Con quién? – preguntó Kate exaltada – Wait a moment…. ¿Con Bruno?, ¿Te lo propuso ayer?. ¿Pasó algo mientras iban a la casa?
- Sí, No y Sí.
Las chicas intercambiaron una mirada de: “Ehh??”
- Sí: Sí es con Bruno. No: no me lo propuso ayer y Sí de que sí pasó algo, me estampó un beso.
- Ahh – dijo Kate, con indiferencia.
- Wow – dijo Miranda.
Me despedí de las chicas y entré a casa y me zambullí en un mar de preguntas. ¿Qué me pondría esta noche? ¿Qué le preguntaría? ¿Iría él? ¿Respondería mis preguntas? ¿Me cancelaría? ¿Tendría novia?... Naa, no lo creo.
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Ya eran las 9:00 y estaba a punto de salir en cuanto sonó mi celular.
- ¿Hola? –pregunté.
- Hola, Ángel – Era Bruno – Cambio de planes – me llegaba a cancelar y juro que no se lo perdonaría – ¿Quieres ir a un Autocine?
- Pero.. – empecé a protestar.
- Yo te llevo – dijo y colgó.
Hombres…
Eran las 9:30 y sonó una bocina.
- Ahí voy – grité por la ventana.
Un Mercedes me esperaba afuera.