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⟨⟨"Vive con orgullo y la frente en alto. Si te ves abatido por tu debilidad y tus miedos, llena de coraje tu corazón. Ármate de valentía y continúa tu camino. Aun si te detienes y te acobardas, no detendrás el flujo del tie...
┌──❀̥˚──◌─ 💠 ────❀̥˚─┐ Estoy contigo y no te dejaré sola. └────❀̥˚── 💠 ─◌───❀̥˚┘ [C/c]: color de cabello.
[C/o]: color de ojos.
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Hacía dos meses atrás la muerte de Rengoku Kyōjurō -El Pilar de la Llama- dejó abatido a todo el cuerpo de exterminio de demonios, especialmente a sus familiares y amistades. [T/n] quedó destrozada tras ver morir a su hermano frente a sus ojos y no haber podido hacer algo al respecto más que quedarse mirando cómo era asesinado por la tercera luna superior; ella se deprimió y aún así sonreía con suavidad a cualquiera que le preguntara cómo estaba. Su estado mental afectó también a su cuerpo, haciendo que la única forma en la que se levantara fuera con ayuda de sus nuevos amigos y Kanao (quien era su mejor amiga).
La recuperación de la [c/c] estaba siendo de lo más tediosa y pesada, pues sus ganas de levantarse estaban por los suelos y su cabeza era un lío. Todo eso lo sabía Nezuko perfectamente bien, no por nada era quien más tiempo pasaba con ella, después de todo le tomó cierto cariño cuando la conoció en el tren tras percibir que se trataba de una buena chica que se dedicaba a prestarle atención a las necesidades del resto. Al principio la azabache se negó un poco a la petición de su hermano de que estuviera al tanto de ella, sin embargo en poco tiempo cambió de parecer e incluso comenzó a retar su sueño para poder vigilarla el mayor tiempo posible.
Nezuko la veía con tristeza, su piel había empalidecido y había perdido algo de peso, sus ojos estaban bastante rojos e hinchados por el llanto y bajo éstos colgaban oscuras bolsas ocasionadas por su falta de sueño. Los humanos necesitaban dormir y comer bien, pero [t/n] no lo hacía, le costaba comer y dormir como era debido.
— ¿Crees que soy débil? — le cuestionó con un hilo de voz en aquella ocasión —.
La demonio curvó las cejas en una expresión de preocupación y tomó las manos de la contraria entre las suyas, envolviéndolas y buscando brindarle algo de calor corporal (pese a su casi nula temperatura en esos momentos). La oji [c/o] levantó ligeramente la cabeza solamente para verla negar y después sonrió con tristeza, bajando a la vez su vista hacia sus manos acurrucadas en las ajenas.
— ¿Sabes?, cuando era pequeña siempre me decían lo débil e inútil que era... Me trataban mal y aún así yo nunca me quejé... Muy en el fondo sabía que ellos habían sufrido y necesitaban a algo o alguien con quien desahogarse... Me convertí en su desahogo con tal de que se sintieran mejor... Pero... No me daba cuenta de que eso también me afectaba... — derramó una pequeña lágrima y suspiró entrecortada para no llorar — Kyō fué de los primeros en decirme que yo era buena y que no era una carga... Se encargó de enseñarme de qué era capaz... Y aún así... No fuí capaz de salvarlo por culpa de una cicatriz del pasado... — miró su pierna derecha, no se veía con claridad gracias a las cobijas, pero está tenía vendas — soy más débil de lo que creí... Por eso él murió... — inevitablemente lágrimas de amargura comenzaron a salir de sus bellos ojos [c/o] —.
La Kamado la abrazó, poniendo la cabeza de la mayor en su pecho y encimando su propio mentón en ésta. Fue correspondida con poca fuerza, pues podía notar en los temblores del cuerpo contrario que no poseía mucha en esos momentos.
— Sé que soy la nueva pilar de la llama... Pero no puedo tomar su lugar... — prosiguió y su dulce voz se iba haciendo cada vez más fina — nunca podría hacerlo... — sorvió los mocos para no ensuciar la ropa de la menor — él... Si tan solo estuviera vivo... —.
La poca fuerza que le quedaba se iba desvaneciendo hasta que ya no pudo seguir abrazando y dejó los brazos colgando, quería aferrarse, pero su cuerpo estaba tan débil que ya no tenía control de sus extremidades.
— ¿Crees que... Cuando lo vuelva a ver... Aceptaría comer onigiri conmigo una vez más...? — sonó más baja, como si también su voz se desvaneciera —.
Nezuko asintió y la abrazó con mayor fuerza, comenzando también a acariciar sus hebras [c/c], pasando sus dedos entre estas y recorriendo hasta la mitad del largo que tenían, mirando a su vez lo bellas que eran y lo mucho que brillaban aún con la escasa luz de la habitación.
Si bien era mayor, Nezuko no podía evitar percibir lo pequeña que realmente era [T/n] (y no solo por su baja estatura). Tal vez era por su estado actual, el cual le añadía aún más delicadeza de la que ya tenían los humanos. La azabache tenía que medir siempre su fuerza si no quería lastimar a los demás, pero con aquella cazadora se medía aún más.
Quería besar su frente, decirle dulces palabras de aliento, decirle que estaba ahí con ella, pero le costaba hablar y el bambú solamente la perjudicaba más. Lo único que podía hacer era abrazarla y acariciar su cabeza, su espalda, hombros, brazos y manos con la esperanza de transmitirle lo que no era capás de decir.
"— Estoy contigo y no te dejaré sola — susurraba en su mente, con la esperanza de llegar al corazón de la más baja —."
Nezuko había desarrollado mucho cariño hacia [T/n], posiblemente algo más de lo normal, sin embargo no podía adelantarse, tampoco reprimirse, solamente dejaría fluir lo que sentía para entender por sí misma lo que sucedía sin presionarse.
Se percató de que la peli [c/c] había quedado dormida cuando la sintió recargarse aún más en ella, así que cerró los ojos y suspiró antes de recostarla en la camilla y taparla casi por completo para que no pasara frío aquella noche.
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