CAPÍTULO 02

18 4 8
                                    

MAR

Cuidadosamente abrí los ojos y vi cómo los rayos anaranjados se perdían en el azul de la noche, me incorporé pasando una mano por mi nuca adolorida y caí en cuenta de que me había quedado dormida en el ventanal, como cuando era niña.

Aún no entendía cómo podía dormir tanto, había dormido la mitad del día.

O más.

Je, je.

Escuche carcajadas en el piso de abajo y decidí bajar, vi de inmediato a papá con Marco colgado como mono y a mamá en la cocina.

-Alguien trae unas lindas ojeras -papá quedo observándose cuando baje las escaleras.

-Y eso que solo para durmiendo -Marco siempre tan cariñoso.

-Buenas tardes.

-Noches, Mar y Cielo -Debí haber puesto cara de asesina al pequeño diabólico para que se apresurar a hablar -Es lo mismo ¿No? Maricielo, Mar y cielo -Esta claro que nadie respondió a su chiste de mal gusto -Es que ustedes son unos sin gracia que no saben apreciar mis magníficos chistes.

Y tras eso, fue a recostarse en el sillón, su sillón ya que no dejaba que nadie lo tocara solo él y nadie más.

-La comida está lista, Cielo ¿Te quedarás a cenar? -lo pensé un momento y la verdad es que tenía hambre, mucha, sentí raro, había dejado de comer por las noches pero esa tarde no había comido nada.

-Sí mamá.

-Encontré la comida intacta, cariño no te dio apetito -lo dijo más como afirmación que pregunta al ver que no respondía me pregunto- ¿Estas bien?, ¿Te duele algo?, ¿Necesitas una pastilla? O de seguro es fiebre, iré por una pastilla -cuando la vi salir a toda velocidad fue que hable.

-¡No mamá, espera! -ella se giró para verme- No toque la comida porque me quedé dormida toda la tarde -incluso sonrei un poco para que me creyera.

Volví a ver ese brillo en su mirada, quizá hace un tiempo que no sonreía, ni tenía intención de hacerlo. No después de él.

-Bella durmiente.

-Si, y tú la bestia.

Marco me miró indignado, se fue a lavar las manos, sabía que no respondió por papá y se portaba como un angelito.

En todo ese tiempo mamá me quedo mirando, pero no logré descifrar nada en su mirada.

-Bien, pero ahora tienes que comer.

Después de eso y de que Marco regresará con su mejor sonrisa, tuvimos una amena velada con el pequeño diabólico hablando sobre su entrenamiento y papá diciendo nuevas palabras en Alemán que aprendió ese día, si esa noche se aparecía algún demonio ojalá se llevaran a Marco, total parecían parientes.

Subí a mi habitación y me puse cómoda, pero claro ¿Quién después de dormir todo el día tendría ganas de dormir toda la noche?

Exacto, yo.

Otra vez con mis manos entrelazadas y rodeada de olor a manzanilla de mi cabello me quedé dormida.

UNA LUCHA CONTRA MIS RECUERDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora