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Por supuesto las cosas no eran color rosa en San Francisco

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Por supuesto las cosas no eran color rosa en San Francisco. Es decir, la vida nunca lo es.

Había peleas. Discusiones. Desacuerdos.

Pero también había buenos momentos.

El departamento era pequeño, casi tanto como el de Ivy, pero funcionaba para ambas. Las tareas diarias solía realizarlas quien estuviese menos cansada, y esta era la razón por la cual algunas veces el lugar se asemejaba a un chiquero, produciendo un increíble estrés en Marcy.

A veces las luces titilaban. A veces el agua de la ducha era tan fría que apenas podían bañarse con ella. A veces la calefacción fallaba... Pero aun así las chicas se sentían felices al decir que aquel lugar era suyo.

Su hogar.

Resulta ser que la Sra. Boonchuy y el Sr. Boonchuy habían comprado el departamento para las chicas solo si prometían pagarlo con el paso de los meses, lo cual estaban haciendo lentamente.

Por supuesto, en cuánto pudieran, pensaban comprar un lugar más cómodo, pero ahora, con Anne en la universidad y Marcy asistiendo a eventos infantiles con su maestro para tomar algunas fotografías, realmente no podían pedir nada mejor.

Aquel día en particular fue bastante frío.

Marcy estaba intentando preparar una cena decente para su novia, la cual, sobre la pequeña mesa del comedor que había limpiado el día anterior, comenzaba a realizar varios ensayos y trabajos atrasados que debía entregar dentro de unas cuantas semanas.

Marcy no era excepcionalmente buena cocinando, aunque aun así podría decirse que sus platos eran digeribles, pero aquel día en el que el frío aire azotaba las ventanas y la calefacción no funcionaba verdaderamente bien sus dedos se sentían tan entumecidos que no podía cortar ni un trozo de pan.

"Perfecto, idiota, tus dedos están petrificados. ¿Sabes lo importantes que son tus dedos hoy?... Y no me refiero solo a la comida"

Marcy: Amor... Creo que... ¿Te parece si ordenamos pizza?

Anne de inmediato fijo sus ojos en ella y sonrió dulcemente, la pequeña pero hermosa cicatriz en su mejilla acentuándose con esta acción.

Anne: La pizza siempre es la mejor opción Marcy.

La chica simplemente asintió sonriente, tomando el teléfono y realizando la llamada. Por supuesto, pidió la pizza más grande del menú, sabiendo que su novia no se conformaría con solo unos trozos.

Cuando se hablaba de pizza Anne podía pasar horas enteras comiéndola sin importar la cantidad.

Marcy: Si no llega en media hora es gratis -Informo sonriente en cuánto la llamada se terminó, como si eso realmente fuera a pasar.

Anne: Si no llega en media hora la pizza se enfriará -Agrego.

Marcy: Tienes razón -Asintió. Era un buen argumento.

La chica de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora