Amantes Destinados - HP x Juego de tronos

Parte 3. Jon Snow

Jon Snow no sabía que sentir, pues hace horas estaba muerto y había vuelto por la magia, pero ahora había terminado de ejecutar a los que habían tramado su motín y siendo asesinado por ellos, acababa de ejecutar a un niño que bien tenía la edad de su hermano pequeño, nunca se esperó vivir la vida que hasta ahora le había tocado, pero había tenido suficiente, con esta nueva oportunidad de vida, no quería seguir ahí, extrañaba a su familia, ¿Cuántas veces más tenía que traicionar el juramento de la guardia de la noche?, solo quería paz y no tener que ver a más de sus amigos o familiares morir, por lo que él sabía que su padre estaba muerto, sus hermanas desaparecidas, Robb muerto junto con su madre, Bran y Rickon por lo mismo.

Suspiró con pesar, ojalá no se hubieran ido de Invernalia, su padre todavía estaría vivo y sus hermanos por igual, algo húmedo le tocó la palma, vio a su lobo huargo Fantasma que pedía un poco de atención, lo acarició rascándole la oreja, vio para el lugar donde estaban las personas que habían entrado en los terrenos del castillo negro, no sabía que pensar de ellos, deseaba dejar el puesto de Lord comandante a otra persona más calificada para esto, pues ahora tenían a los nómadas "salvajes" con ellos y él era el responsable de ello, lo que causó que fuera apuñalado por sus propios compañeros. Davos Seaworth había mencionado el nombre de Rhaegar Targaryen, el hombre que había raptado y violado a su tía Lyanna Stark hace mucho tiempo, cosa que no le gustó para nada, pero no puede ser la misma persona, su padre y Robert Baratheon lo habían matado, entonces ¿Quién era esa persona?

No pasa desapercibido el pequeño cuerpo de un infante en sus brazos con cabello como él, lo que lo hace sentir un poco nervioso, al igual que la mujer, no miente que la mujer joven que podría ser de su edad lo mantuvo nervioso, pues esa seguridad y calma ante la situación de estar rodeada de hombres apuntando con armas no es normal, realmente unas personas extrañas de vestimenta y la forma de hablar, muy diferente a cualquiera de Westeros, en especial del norte, que era lo más extraño, pues la mujer parecía toda una norteña, pero su cara le recordaba un poco a la de Arya, su hermana, si tuviera los ojos azules como los de su padre o de Robb, diría que es una hija de su padre. Sacudió la cabeza y con lentitud por las heridas que a pesar de que no sangraban, eran dolorosas.

Caminó por las escaleras y fuera de su oficina donde los esperaban los foráneos se encontraban Edd, Davos y la mujer roja, Melisandre.

- ¿Qué harás con ellos? - le preguntó Davos.

- Saber quienes son y ver qué es lo que quieren - respondió Jon con obviedad y los tres lo miran.

- Creo que deberíamos de ser precavidos con ellos, el hombre se parece mucho a Rhaegar Targaryen - dice Davos y frunce el ceño.

- El hombre lleva más de veinte años muerto - replica Jon.

- Si bien no es él, tiene sangre de ellos en sus venas - replica Edd y todos le ponen atención - el niño es una copia exacta de él hombre - añade.

- Hay algo raro en ellos - revela Melisandre - se sienten poderosos, diferente a cualquier persona de aquí.

- Jon, debemos de ser cuidadosos, según los guardias que estaban ahí, nadie entró al castillo, otros dicen que de la nada aparecieron tirados en el piso. - dice Davos - no creo que sean ordinarios y si el hombre es un Targaryen, se sabe que hay magia en su sangre.

- Lo tendré en cuenta - los calma él y avanza para entrar al lugar.

Al entrar nota que los dos adultos están sentados con las mismas ropas extrañas, la mujer viste pantalones de una tela extraña, el hombre por igual pero ambos se veían en ropa ligera, el niño que se encontraba cerca del fuego tirado en una manta de piel de oso, rodando en ella divertido, pero lo desconcertó lo cálida que estaba la habitación, más de lo normal.