Capítulo 1

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Me despierto porque el aire frío me roza la espalda desnuda, y digamos que no tengo buen despertar. Cierro con fuerza la palma de la mano malhumorada y la ventana se cierra con un estruendoso golpe. Oh mierda. Me doy cuenta de lo que acabo de hacer y abro los ojos de sopetón, compruebo aliviada que Jess no está en la habitación y suspiro tranquila. "Tengo que controlar estas rabietas" me digo. ¿Que clase de trola me hubiera inventado para justificar que he cerrado una ventana simplemente moviendo la palma de mi mano? Supongo que ya me las hubiera apañado, en cosas peores me he metido e historias imposibles me he inventado para arreglarlo. Me levanto para ir al baño cuando la puerta de la habitación se abre, pero no entra nadie. Voy hacia la puerta y me asomo al pasillo. Pero solo veo puertas y mas puertas cerradas en el eterno pasillo, nadie merodeando. Sin darle mas importancia cierro la puerta para ir a labarme la cara de una vez, cuando tropiezo con algo y caigo de bruces al suelo. "Empezamos bien el día " Me yergo y miro el suelo donde he tropezado pero no veo nada .
-¿Qué coño...?-
Algo se me tira encima y me tumba de espaldas sobre el suelo, voy a chillar pero entonces un pequeño zorro de suave pelo rojo se hace visible a mis ojos.
- ¡Joder, Junujam!-
Estoy a punto de soltar toda la rabia contenida que llevo acumulada desde que me he levantado, pero miro a ese pequeño zorro rojo con esa beta blanca en la frente que me mira meneando alegre su pomposa cola y lo único que logro hacer es cogerlo en brazos y acariciarlo.
- Zorro loco- digo poniendo los ojos en blanco-
Me levanto aun con él en brazos y me dirijo al baño. Lo dejo en la tapa del retrete y empiezo a labarme la cara y a asearme.
- ¿ Por qué viniste a mi cuarto? Mi compañera te podria haber visto,¿Dónde está Kimer?
Él mira hacia la ventana que yo había cerrado y lo veo fuera con cara de pocos amigos y un enorme chichón en medio de su frente
-Por suerte podrá tapárselo con el pelo- le digo riendo a Junujam.
Le abro la ventana desde el baño con un simple movimiento de mi mano y entra con un salto bastante ágil para el golpe que se había llevado.
-Me encanta lo bien que me das los buenos días- dice frotandose la frente.
-Sabes que no lo hice a drede- le digo acariciandole el pelo.
-Eso dijiste la ultima vez que me pegaste "sin querer" y se me quedó un bonito moratón en el mus...-
Rodé los ojos y le tapé la boca con la mano
-Anda calla-le dije sonriendo.
Volví al baño mientras él me devolvía la sonrisa. Terminé de prepararme mientras Kimer y Junujam jugaban a yo que se que, cada día era algo diferente.
Cuando al fin salimos de la habitación, Kimer tubo que meter al pequeño zorro en la mochila, pobrecillo.
Llegamos al gran salón que estaba en el edificio principal del internado. Sí, un precioso internado hipotéticamente hablando porque en realidad era una mierda, una gran y absoluta mierda, sus paredes de ladrillo negro con algún detalle gris que intentaba hacer de este un lugar mas "acojedor" te hacía pensar que estabas en una carcel, pero bueno, una se acostumbra.
Como siempre, llegamos los primeros, no porque quisiesemos tener los sitios mejor conservados del comedor, sino porque queriamos ir a nuestra pequeña mesa en un rincon bastante bien encajado, era lo que se llamaría "el lugar perfecto" tenía la banca para sentarse al lado de un enorme ventanal de vidrio por el que se veia todo el bosque y las grandes montañas del norte.
Nos sentamos y en unos 7 minutos todo estaba lleno, vi entrar a Jess y la saludé a lo que ella me correspondió, si la gente viera a Jess pensaría que es la típica niñata con el ego por las nubes y una pasta que te cagas pero no, Jess es guapa, que digo, increible, cuerpo de infarto, y su belleza es inigualable, pero es maja, o eso creemos Kimer y yo.
-Fani, te pierdes en el culo de Jess, levanta un poco los ojos-
-¡TIO! DEJA DE DECIR GILIPOLLECES- dije poniendome roja de rabia.
-Algún dia admitirás lo mucho que te gusta que lleve esa faldita corta-
-¡Kimer ya!- le chillo perdiendo los nervios. Soy consciente de que algunos alumnos se han girado y nos están mirando,cosa que me enfada aún más. Me levanto para ir a las mesas donde está la comida,cojo una bandeja y me pongo dos tostadas,una taza de leche y un zumo de naranja. Vuelvo a la mesa ya un poco más relajada, pero no le miro.
Él coge una tostada y el zumo de naranja y me doy cuenta que aun estando enfadada he cogido el desayuno de los dos,como todos los días. Le miro,el está mirando el infinito distraidamente,pero yo sé que sabe que le miro, conmigo no puede disimular. Me como la tostada mientras lo observo,le da el sol de pleno y eso hace que se vea más bonito su pelo rubio y resalten sus ojos verdes. Porque son verdes,no azules. Pienso cuánto tiempo llevo cruzándome esos ojos verdes a lo largo de mi vida,y me doy cuenta de que probablemente es una de las primeras imagenes que tengo en mi memoria desde que puedo recordar.
Una niña con voz de pito y repelentemente pija abre la ventana y una suave brisa entra,lo que hace que a Kimer se le mueva el pelo y vea su frente inchada y colorada. Suspiro.
-Lo siento- digo muy bajito.
Él me mira y frunce el ceño.
-¿Qué sientes?
-Esto- le digo hechandole el pelo hacia atrás con cuidado de no tocarle la frente- lo tienes bastante inchado.
Me mira con una mirada fraternal y una sonrisa daleada y me dice:
-Creia que estabas enfadada conmigo-
-Cállate- vale,mi momento tierno acabó, sigo molesta Pero no me enfadaré con el por eso, no con él.
-Chicos tenemos que hablar del exámen - Brais se ha acercado a nuestra mesa y nos mira serio con las manos apoyadas en ella. Los alumnos de la mesa de al lado se callan y nos miran."Marujos". Quieren saber si el profesor de história nos a cateado, pues se van a quedar con las ganas.
-Vosotros volved a lo vuestro- les dice.
Acto seguido ellos se giran cuchicheando y vuelven a sus asuntos.
Brais se sienta y después de hechar un vistazo para ver si alguien nos está escuchando,se acerca para susurrarnos:
-He encontrado otro cristal-
Kimer y yo nos miramos sorprendidos.
-¿Otro, esta semana?- le pregunta.
Brais asiente pensativo.
-Está en el museo de momias, a una hora en autobús de aquí-
-Eso es mucho, no podemos ir y volver y que nadie se de cuenta de que no estamos. Es muy evidente- le digo.
-Yo podria...-empieza Kimer antes de que le corte.
-No, no podrias.-él mira fijamente la pajita del zumo que esta doblando con los dedos, sin decir nada.
-Fani tiene razón, seria una teletransportación muy arriesgada,y sois dos, acabarias agotado.- hace una pausa- Por eso he organizado una excursión, iremos esta tarde, sí ya se que no hay tiempo para prepararlo todo pero ya lo ha aprobado la directora, os escabullereis en el museo con mucho, mucho disimulo, e iréis a buscarlo. No podeis permitir que se den cuenta de que no estais con los demás, no puedo cubriros tanto.-
Kimer y yo asentimos. Brais se levanta y nos guiña un ojo.
-No quiero que se vuelva a repetir,e sas notas son vengonzosas-dice en alto.
Los de la mesa de al lado se vuelven a girar y oigo cuchichear "Lo veis,¿qué os dije yo?" Los miro con cara de pocos amigos y rápidamente vuelven a lo que estaban haciendo.
Cojo la otra tostada porque veo que Kimer no se la va a comer y empiezo a quedarme embobada mirando el zumo de naranja cuando me pregunta:
-Fani, ¿crees que es buena idea?
-¿El qué?- le dije sin dejar de mirar el zumo.
-Lo de la excursión, ya sabes lo que pasó la última vez que salimos a este tipo de sitios y luego desapareciamos...-
Levanté la vista para mirarle y estaba apunto de decir algo pero llegué a la conclusión de que Kimer tenia razón, casi nos llevamos un buen castigo. Bueno, preferí no pensar en eso, cogí la bandeja y la llevé al estante de las bandejas, volví viendo como todo el mundo me miraba y cuchicheaban de mi, pasé de ellos y seguí hasta la puerta, silvé a Kimer para que se moviese, él me miró y me dedicó una preciosa sonrisa, cogió su mochila con cuidado para no hacer daño a Junujam y nos fuimos hacia el despacho de Brais.

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