1. No contestes el teléfono.
2. Cierra tus puertas por la noche.
3. No confíes en nadie.
Estos son los punteros estándar de películas de terror. Pero con una secuela vienen nuevas reglas. La pregunta es, ¿juegas con ellos?
Nara Vasilakis ha seguid...
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Dentro de una casa gótica grande y antigua a solo dos puertas de Chi Omega, la música sonaba en el interior.
Una de las grandes salas estaba llena con quince o veinte personas, todas gritando y vitoreando con entusiasmo mientras observaban a cuatro chicas sentadas de rodillas con las manos detrás de la espalda frente a una mesa de café.
Estaban devorando platos de macarrones con queso cubiertos con crema batida, engulléndola y haciendo un desastre en el proceso.
Una de esas chicas eras tú, y terminaste tu plato primero.
"Parece que tenemos un ganador", Murphy hizo sonar el silbato.
Enderezaste tu postura, los macarrones y la crema batida se untaron por toda tu cara.
Claro, te veías desagradable como el infierno, pero ganaste.
"Nara se salta la siguiente ronda".
Hallie te miró con la cara llena de mugre. "Perra".
Las dos se echaron a reír antes de que alguien les pasara una toalla. Poniéndote de pie, te limpiaste la cara con él antes de mirar al otro lado de la habitación cuando tu novio entró por la puerta principal.
Se apresura hacia ti mientras le haces un guiño con los dedos en un pequeño movimiento.
"¿Dónde estabas? Te perdiste mi momento brillante", sonreíste con orgullo.
Pero antes de que pudiera murmurar una palabra, uno de los chicos de la fraternidad apareció en la habitación. "Chicos, afuera. Algo está pasando en el Chi Omega. La policía está en todas partes".
La gente comenzó a ponerse de pie y moverse hacia las ventanas y puertas delanteras mientras compartías una mirada con Derek.
Todo el mundo salió volando por la puerta principal y entró en el patio mientras varios coches de policía pasaban a toda velocidad con sirenas a todo volumen.
Dos puertas más abajo se encontraba la casa de Chi Omega, repleta de policías, ambulancias y reporteros por igual y había cinta policial por todas partes.
Seguiste de pie en el porche, observando cómo la calle se convertía en un circo, el alboroto coincidía con los rápidos latidos de tu corazón.
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El Capitán Tyler y el Sheriff estaban de pie junto al vidrio casi destruido de lo que solía ser una puerta. Había tanta sangre, pero no se encontró ningún cuerpo.
"¿Has revisado el–"
"Ático, garaje, sótano. Nada", le llenó el Sheriff, con voz grave y la mandíbula apretada.
"Busca por el vecindario".
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Derek y tú permanecisteis en el porche, sus brazos envueltos de forma segura a tu alrededor.
