¿Algo está mal?

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Narras tú

–No podré ir, lo siento– escuché un suspiro de Camila al otro lado del teléfono.

Pero _____, no hemos salido las cinco– reí.

–La próxima semana...es que hoy estrenaremos una habitación y tengo la leve sospecha de que luego de hacerlo ni siquiera podré respirar sin sentir dolor de ese rico luego de que te partieron en dos– escuché su risa.

¿Quieres que te reserve un lugar en el hospital?– sonreí y seguimos hablando un poco más.

Cuando terminó la llamada me levanté y bostecé mientras estiraba mis músculos. Me puse una camiseta ancha y bajé a la primera planta.

–¡Melissa!– reí despacio y me acerqué a la cocina esperando verlas desnudas y a Melissa dentro de Katie –¡Vas a quemar todo y llevamos un día!– se rieron y Katie apagó la cocina.

–En mi defensa...la casa tiene seguro– se rieron mientras se miraban y vi que habían unos paños quemados en el lavaplatos.

–Tu defensa no me importa, ahora la casa huele a quemado– la rubia hizo un puchero.

–No te enojes...– puso su mano sobre la entrepierna de Katie.

–Debes hacer algo para que no me enoje susurró la empresaria y Melissa se arrodilló frente a ella mientras le bajaba el bóxer –Si me la chupas y llega a encantarme algo parecido a lo que me encantan las mamadas que hace _____, no me enojo– Melissa rió.

–Me pides demasiado, _____ está a otro niv...– Katie se metió en su boca inesperadamente y Melissa comenzó a moverse.

Sentí la humedad en mi entrepierna mientras veía la escena. La saliva de Melissa descendía por su cuello mientras Katie gemía a la vez que entraba y salía de su boca.

–Yo también quiero un oral– ambas me miraron y Katie sonrió.

–Buenos días– le sonreí y me acerqué. Melissa me hizo una seña de saludo sin dejar de recibir el pene de Katie y al llegar a su lado me quité las bragas.

Melissa sacó el grueso miembro de Katie de su boca y se metió entre mis piernas para pasar su lengua por mis ya húmedos pliegues.

–Creo que yo lo hago más rico– la rubia me tomó del trasero y luego llevó una mano a mi vagina para introducir dos dedos y con su otra mano masturbar a Katie.

Un poco rato después Katie se corrió en su boca y Melissa siguió conmigo hasta que me corrí también. Ella se levantó y nos miró con un puchero.

–Yo también quiero correrme– Katie miró la erección de Melissa y rió.

–Mastúrbate– se iba a ir y tomé su brazo, ella suspiró y me miró –No tengo ganas de chupársela– la besé.

–Pero ella lo hizo y muy rico– asintió –Hagámoslo ambas– suspiró mientras se arrodillaba.




———




–¡Mira!– Melissa sacó unos pequeños paquetes de la caja que había pedido en el sex shop –Son condones que brillan en la oscuridad– reí.

–Van a parecer sables láser– dijo Katie y la miré.

–Uuuh, deberíamos hacer una pelea– reí y las besé.

–¿Van a hacer una pelea con sus penes como espadas?– Katie negó.

–Sables láser– me corrigió y reí.

–Luego de que terminen sus planes de guerra me avisan– me senté en el sofá y Katie tomó la caja.

–Nos vemos en veinte minutos– ambas se fueron y reí.

Perfecta para nosotras - Katie McGrath, Melissa Benoist y tú (Ellas G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora