Capítulo 3

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Es él.

Cuando lo conocí...

La sensación y el miedo de ingresar a un nuevo trabajo se me olvidaron cuando lo vi. Su perfume, su elegancia, lo caballero, su manera de expresarse y todo de él me habían debajo impactada. Su voz, sin duda estar a su lado me ponía nerviosa, pero el trabajo, era el trabajo. Aunque su mirada, sí, su mirada me transmitía confianza y cuando rozó mi mano, sentí paz. Sentí algo inexplicable con palabras. Jamás había experimentado lo que con él en ese momento sentí.

Internamente me exigí a mi misma no permitir sentir algo por ese hombre, porque, era mi jefe. Además no era un secreto que a mí en el amor no me iba tan bien.

Me alejé y tuve que poner distancia, para que no llegara a más. Tampoco quería salir lastimada, pero no voy a negar que la conexión que hacían nuestros ojos, era excepcional.

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Un día me encontró llorando. Ya estaba cansada, me sentía muy frustrada y el no tener el apoyo de alguien, me hacía sentir más sola. Cuando se acercó, me habló y me estrechó contra su pecho, hizo que se olvidara la distancia, hizo que se borraran todos mis miedos, y la platica en aquella cafetería hizo que de él me enamorara un poco más.

En la noche fuimos a cenar a un restaurante que recién inauguraban, cerca de la oficina.

Pedimos vino, y algo ligero para comer. Cuando llegó el postre, estábamos pasados de tragos, en aquel restaurante se escuchaban solo nuestras risas, las cuales inundaban todo el lugar. Ya estaban por cerrar, pagamos la cuenta y salimos a caminar, viendo esa linda luna tan brillante.

— ... Tu novia debe ser muy afortunada, al tener un hombre como tú, digo, por lo que dices debes cocinar muy bien.

— Sí, sé defenderme en la cocina, pero en algo te equivocas. —Alzaba una ceja con expresión divertida—.

— ¿En qué?, señor San Román.

— No tengo novia.

— Pensé que sí. —La curiosidad me mataba, pero al escuchar que no tenía novia, fue como un alivio para mí—.

— Pues no, señorita, te equivocas. ¿Y tú sabes cocinar?

— Más o menos. Tengo que admitir que soy muy floja para las cosas del hogar. Soy mujer de puro trabajar, ya ve.

— Sí, eso lo sé. —Me regalaba una sonrisa torcida, pero a su vez, muy dulce—.

Me sentía muy bien a su lado.

— María, ¡qué bonito nombre!

— Es un nombre común, no tiene gracia alguna. —Reí—.

— ¿Cómo que no? Por supuesto que la tiene. Toda tú eres muy bonita. —Nos detuvimos y nos miramos fijamente—.

— El alcohol te puso un poco mal. —Miraba sus labios—.

— Los dos nos pasamos de tragos, pero créeme que todo lo que te estoy diciendo es real. —Acercaba su rostro cada vez más—.

— Esteban, no podemos. —Dije sutilmente—.

— Sí, si podemos, y si nos gustamos, entonces continuemos.

Fue ahí donde me besó, y lo besé.

Ahora que lo recuerdo, veinte años después, sé por qué lo amo. Y sí, es él, lo mejor que me ha pasado en la vida.

Mi eterno amor, se llama Esteban.



Hola chic@s. Vendrán nuevas cosas, esperamos que les guste esta nueva, pero corta historia. Gracias por leernos ♡.
_Mariaaar

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2022 ⏰

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