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Jisoo se sentía realmente decepcionada, no creía que esto le estaba realmente pasando, no lo creía. Tuvo una semana horrible y pensaba que hoy iba a ser el día que mejoraría todo; pero terminó siendo parte del combo.

Lo había esperado muchísimo. Mínimo 3 horas, ella siempre considerando que él calculó mal y tardaría más de lo esperado. Se sentía tan ridícula

lloraría, sentía las lágrimas venir. Seguro Haein se estaba riendo de ella en su casa, bueno, al menos descarta que algo le haya pasado.

Suspiré y miré la taza de café llena que había pedido para él, porque creyó que llegaría.

No podía tomarla, estaba fría... no creía que le estaba pasando esto. ¿Qué había hecho mal?

Su cabeza estaba tan llena de pensamientos qué no noto que ya casi no había clientes.

Lisa sentía sus mejillas arder, no sabia como hablarle a aquella chica si bien sabía que su trabajo implicaría decirle a la gente que ya iban a cerrar, nunca pensó que sería una situación como esta. La carita de aquella chica reflejaba una mezcla de decepción y tristeza. Le hubiese gustado verla sonriendo o riéndose, no así.

Lisa se acercó lentamente a aquel chico.

—uhh —tragó —Estamos por cerrar. —dijo en un tono suave no quería hacerla sentir más mal de lo que se le veía.

Quizás se preocupaba mucho por la desconocida; Lisa tiene un corazón de oro.

-Disculpa, ya me iba. -miró a la taza de café sin tomar —, ¿cuanto es?

le entregó la cuenta y esperó mientras la chica se levantaba y sacaba su billetera de su bolsillo.

Y Lisa se armó de valor. odiaba las injusticias y la gente triste, y si podía hacer algo para ayudarlo, lo haría sin dudar.

—¿Estás bien? - ahora realmente sentía sus mejillas arder.

La chica la miró y tenía sus lindos ojos cristalizados. Lisa temió. No debió haberle preguntado.

-si te digo que si, te miento - soltó una risa sin ganas, obviamente falsa. Aparentemente la chica no pensaba mirarla a los ojos, lo entendía.

Así era Jisoo, tan transparente. Ella no puede esconder sus emociones y menos cuando algo le

dolía mucho. Se sentía ridícula ¿cómo pudo caer así? Haein le había tendido una horrible trampa, a Kim Jisoo, la chica con los sentimientos más puros.

Lisa trataba descifrar las emociones de la chica pelinegra que tenía en frente, la analizó y se decidió en seguirle la conversación

—¿Qué pasó? ¿Querés contarme?— tragó y espero a la respuesta de la chica. Temía haberse pasado; porque ella era una simple empleada y ella sólo una cliente.

La chica la miró a los ojos, y en menos de un segundo se arrojó a sus brazos.

Jisoo necesitaba dejar de pensar, necesitaba contención. Ya no importaba si era una extraña.

Lisa asombrada correspondió el abrazo y la apretó un poco más para que sepa que la acción no

la incomodaba. Estuvieron así por lo menos dos minutos, que a Jisoo le curó muchísimo; se notaba

que de parte de la otra chica, todo era sincero.

Ni siquiera sabían sus nombres y estaban abrazadas.

Lisa se separó y acunó el rostro de la pelinegra y le limpió las lágrimas; la contraria sorbió su nariz. Era tan linda. pudo verla de cerca, podía ver en su rostro una constelación; le encantaría poder darle besitos y decirle que todo iba a estar bien, no pudo evitar sonreír.

No iba a mentir, a Jisoo le pareció la chica más linda que había visto. No podía creer que esto estaba realmente pasando, le daba vergüenza; si los miraban desde fuera de su burbuja parecían unas novias muy enamoradas.

— Perdón, me siento tan ridícula - se separó y miró el nombre que tenía escrito en su uniforme, —L-Lalisa Manobal? — Estaba tan avergonzada, ahora analizando la situación le daba muchísima vergüenza. Abrazó a la empleada de la nueva cafetería de la ciudad. Increíble Jisoo.

— Ese es mi nombre —soltó una risita. Quería que la chica se ría también, entonces procedió a abrazarla otra vez y una vez teniéndola acurrucada en su pecho preguntó — ¿Cuál es el tuyo? —

—Kim Jisoo — escuchó lo que dijo, pero fingió no hacerlo.

—¿Cómo? No te escuché. —

Jisoo intentó separarse, creyendo entender el plan de la más alta. Lisa aflojó los brazos y Jisoo salió de su refugio riéndose. Eso quería ver, la sonrisa de la más baja. Era tan bonita.

—Kim Jisoo

— Qué nombre más lindo. — soltó una risita y preguntó — Entonces Jisoo ¿Quieres contarme lo que pasó?

Jisoo asintió sonriendo porque realmente le gustaba cómo sonaba su nombre en la voz de Lisa.

—Pero necesito que me hagas un favor...

—¿cuál? — le daba miedo qué le pediría, realmente no la conocía

—¿Me esperarías? Debo sacarme el uniforme y levantar las sillas... — hizo una carita de perrito tan tierna que Jisoo la miró embobada. Aún no caía

que esto le estaba pasando... — ¿Lo harías?... Jisoo asintió y salió del local.




COFFEE | LisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora