El escape fallido

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Era una fría noche, en una isla no tan lejana de las costas de Chile y la isla de Pascua, había una tormenta en el océano, rayos y lluvia caían, debajo de la fría lluvia se encontraba corriendo un pequeño ser creado biológicamente dentro de un laboratorio, una combinación de un pequeño Chihuahua de pelaje blanco y de una criatura antigua que se creía extinta por 1500 años, el Huachimingo, en sus brazos iba cargando a un pequeño bebé que no paraba de llorar, pero que de igual forma, había sido creado en un laboratorio, pero este era diferente, en mayoría, tenía la apariencia de un chimpancé multicolor sin nariz, con unos cabellos blancos  y una cola de reptil. Pero esa diferencia no quitaba el hecho de que ambos tan solo eran productos de la creación de una psicópata, con ansias de vengarse por su derrota en el pasado cuando era más joven, junto a su escuadrón de fieles muñecas, estaban en búsqueda de estos que habían escapado de aquel zoológico al cual tenían que llamar hogar.

–ya no llores pequeño, ya casi llegamos al bote para poder llevarte a casa –  hablo una de las creaciones de mayor edad para poder tranquilizar al más pequeño y no ser encontrados tan rápido, estaba a pocos pasos de llegar, sentía un pequeño alivio en su pecho, no le importaba si a él le pasará algo, no quería que ese pequeño le pasará algo en manos de esa loca desquiciada, no quería que fuera utilizado como un arma, pero sin darse cuenta, este comenzó a disminuir su velocidad, estaba tan alegre de por fin escapar que no escucho unos pequeños pasos que se aproximaban a él, de la nada, un par de muñecas aparecieron de ambos lados impidiéndole que se acerque al bote...

–no ... no no no, ¡NO! ¡por favor!, ¡déjenme pasar!, ¡Él no se merece esto! – mencionó la creación, que con lágrimas en sus ojos, perdiendo su esperanza de poder escapar junto a su pequeño hermanito al cual pegaba al pequeño a su pecho para que no se le sea arrebatado, estaba temblando, tenía miedo, sabía de qué eran capaces esas muñecas, ya sabía que su dueña les había dado órdenes específicas, unas no muy buenas, pero en cambio las muñecas no le hicieron caso a sus súplicas, sabían qué pasaría si lo dejaban libre con el pequeño, así que se acercaban lentamente a este para que retrocediera en sus pasos mientras más y más muñecas lo rodeaban, hasta que una voz femenina se hizo resaltar entre el montón.

–Chihuamingo, ¿Cómo pudiste? – era una jovencita que era cubierta por una capucha que, al momento de ser removida, se mostraba su rostro, tenía una mirada tranquila que resultaba inquietante, un ojo de color rosa que solo mostraba aún aura de decepción y odio, en el otro lado donde tendría que ir uno, solo había una cuenca bacía, era aterrador e incómodo ver esa parte de su rostro, pero al igual que su ojo, tenía una cabellera corta de un color rosado que se estaba mojada por la lluvia, realmente estaba molesta. –Te di comida, te di un hogar, te di vida, ¡¿Y así es cómo me pagas?! – reclamó la joven, en ese momento quería descargar toda su rabia y estrés en su creación de alguna u otra forma.

–Cachirula, por favor, no hagas esto, ¡es un niño! – Hablo Chihuamingo, se le notaba un miedo al momento de hablar con su creadora, jamás la había visto tan enojada, no sabía de qué podría ser capaz a este punto. –por favor, déjalo ir, no lo involucres en esta venganza – suplicaba el ser, esperando un poco de misericordia por parte de su creadora, aunque sea un poco.

–No puedo dejar que este se pequeñito se vaya aun, es importante, así que van a regresar al zoológico y van a seguir con el maldito plan – hablo Cachirula firmemente, pero se puso a analizar sus palabras, por un momento se quedó callada, estaba pe...

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–No puedo dejar que este se pequeñito se vaya aun, es importante, así que van a regresar al zoológico y van a seguir con el maldito plan – hablo Cachirula firmemente, pero se puso a analizar sus palabras, por un momento se quedó callada, estaba pensando en algo... algo no muy bueno.

–no, tengo algo mejor para ti Chihuamingo – después de decir eso, le arrebatado al pequeño infante de los brazos, Chihuamingo trato de recuperarlo, pero fue detenido por las muñecas, inmovilizando, solo viendo con terror a su creadora.

– ¡Cachirula! Por favor, te lo ruego, ¡no me hagas nada! – suplico esté esperando clemencia de parte de su creadora, con un miedo de que podría hacerle ahora por haberle desobedecido.

–no serás ejecutado, eso no te enseñará a serme leal, pero si serás gravemente castigado por casi arruinar mis planes – hablo de una forma firme pero amenazante, hizo un leve movimiento en indicación para las muñecas para que se llevarán a Chihuamingo, este mientras iba siendo llevado en contra de voluntad solo gritaba repetidamente el nombre de su creadora, está solo lo miraba de una forma tranquila que intimidaba por su poca expresión, para luego voltea a ver al pequeño y lo cubrire de la lluvia, así ya por fin, calmando su llanto. No tan lejos iba llegando otra joven de cabello castaño y más joven que la peli rosa, llevaba en mano un paraguas.

–tardaste mucho, Estrella – habló Cachirula un poco más calmada e indiferente, mientras era tapada de la lluvia gracias a su fiel asistente.

–lo siento mucho Cachirula, no volverá a pasar, lo prometo- hablo Estrella mientras iba avanzando a lado se jefa, mientras caminaban, no pudo evitar ver al pequeño

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–lo siento mucho Cachirula, no volverá a pasar, lo prometo- hablo Estrella mientras iba avanzando a lado se jefa, mientras caminaban, no pudo evitar ver al pequeño. – y ¿cómo se llama? - pregunto muy curiosa. 

Cachirula, con un poco de sorpresa en su rostro, volteo a ver al pequeño, mientras que este le daba una cálida sonrisa llena de amor y alegría a su creadora. –aún no tiene nombre, pero lo tendrá pronto, por el momento, será conocido como mi hijo... el hijo de Cachirula. –

Y así fue el comienzo de la vida de este pequeño al cual, al transcurrir el tiempo se le fue llamado Cédric, Cédric Cachirulo, no tuvo una infancia normal, ni siquiera tuvo una infancia, creció con un odio a personas sin ni siquiera haber interactuando con estás, que solo tenía conocimiento de estás por palabras de su creadora, tuvo que ser perfecto en cada aspecto de su vida para recibir la aprobación de su creadora a la cual debería llamar madre, los castigos no se hacían esperar, eran castigos crueles, lo podrían encerrar en una habitación obscura por varios días solo por no obedecer las órdenes, hasta ser impactado con un rayo por parte de la gema por no terminar sus deberes, fue engañado toda su vida por la persona que más ''quería'', más al cómo era el mundo fuera de la isla, creció con una fobia al océano, rayos y a la lluvia, pero nada de eso se compara a los experimentos a los que fue sometido, el tan solo fue una rata de laboratorio dentro de una jaula de oro, pero siempre creyó que todo eso era por su bienestar, que las cosas iban a mejorar cuando el plan termine, y no se equivocó, después de 15 años de tortura, esa miseria acabaría por fin...

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