Capítulo 1 -Las Gemas de la Creación

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Las Gemas de la Creación. Cuatro artefactos divinos resultados del resíduo de la creación del universo por parte de los Dioses griegos.

Estas albergan un poder inimaginable y debido a eso es que son resguardadas por los mismos Dioses en sus respectivas zonas.

Estas son:

-La Gema Amarilla de Zeus en el Olímpo.

-La Gema Azul de Poseidón en el océano.

-La Gema Roja de Hades en el Inframundo.

-La Gema Marrón de Deméter en la Tierra.

Todo se mantuvo en paz hasta que llegó algo inesperado. Un algo que cobraba vida. Era un ser, un ser de inconmensurable poder que despertaba de su largo letargo en las sombras del espacio. Este ser cósmico de más alta antigüedad que la creación en si misma resurgía de las cenizas para recuperar lo que le pertenecía.

La criatura era sumamente poderosa aún sin tener ni un tercio de poder del que tenía en su momento más álgido. Era un ser que estaba por encima de todo y por debajo a la vez. Un ser, el cual no se podía tomar a broma.

Esta entidad cósmica buscaba venganza. Venganza por quitarle lo que era suyo. Todo el universo le pertenecía según su criterio y esos Dioses habían construido sus cimientos sobre él.

Quería recuperar el territorio pero era totalmente consciente que pese a poder acabar él solo con seis Dioses fácilmente, entre todos podrían con él ya que no tenía ni una fracción de su poder. Para recuperarlo sabía que debía conseguir esas dichosas Gemas y absorberlas para volver a ser lo que era, pero no sería fácil sin llamar la atención.

Este tuvo un plan. Consiguió llamar la atención de Hermes, Dios de los ladrones y mensajero divino. Utilizó un arte de control mental arcaico para manipular su mente y conseguir que con su astucia y velocidad alcanzara a robar con relativa facilidad las Gemas de la Creación. Pese a surtir con efecto su plan, Hermes que batallaba consigo mismo durante toda la travesía logró deshacerse del control mental y antes de entregarle las Gemas este las esparció de nuevo por todos lados. Dos gemas por la Tierra, una en el Mar Mediterráneo y otra en el Inframundo.

Hermes fue a avisar rápidamente a los demás Dioses de la existencia del ser cósmico, pero este se ocultó con astucia en un mundo creado por él y para él. Ningún Dios tenía el conocimiento de donde podría ubicarse la entidad, pero estaban alerta.

El ser por debajo de todo no tenía prisa, así que se resguardó allí, pendiente de todo hasta poder hacer su siguiente movimiento.

Mientras tanto en la Tierra, en un pueblo de Noruega, se encuentran dos hermanos, Iván y Yaxche de nueve y once años respectivamente. Estos estaban jugando hasta que de pronto...

Emma: ¡A comeeer!

Iván: ¡Jope mamá!

Isak: Vamos niños dejad de jugar ya, que lleváis toda la mañana y tenéis que estar reventados.

Yaxche: Valeeee, ya vamos.

Emma: Venga, turnaos y daos un baño.

Yaxche: Vale, yo primero.

Mientras Yaxche se preparaba el baño y Emma hacía la comida, tocaron a la puerta. Isak dejó los cubiertos encima de la mesa y extrañado fue a abrirla, pues vivían bastante apartados de todo el mundo y nadie solía pasar por ahí.

Isak: ¿Hola? ¡!...

Eran cuatro delincuentes que buscaban un sitio apartado para convertirlo en su almacén de drogas personal, y la casa de los protagonistas era la indicada. El delincuente que llamó a la puerta le metió una puñalada al padre de la família al momento de recibirles.

Las Gemas Del OlímpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora